Rompiendo la barrera del frikismo
No sé muy bien qué acabo de ver. Puedo afirmar, con rotundidad, que Boboda es la película más extraña y desconcertante que he visto en mi vida. Son 77 minutos de puro delirio donde cualquier cosa puede ocurrir. Tras verla he estado 30 minutos mirando al techo, replanteándome mi vida y qué decisiones he hecho en ella para acabar aquí. Como consejo, recomiendo verla igual de puesto que los protagonistas para estar en sintonía con su aura de frikismo llevado a una escala fuera de este universo.
Pero empecemos por el principio, ¿qué es Boboda? Es una comedia que se ha estrenado recientemente en plataformas digitales, tales como Prime Video o Filmin. Adapta una obra teatral del mismo nombre, lo cual se nota bastante en el conjunto de la película, recordándome muchas veces a ese tipo de actuación en directo. La dirige Guillermo Gil, además de guionizarla y protagonizarla. Deja algo para los demás, leñe. Está realizada sin ningún tipo de subvenciones, por lo que el presupuesto no debe de ser mayor al que tienen algunos sketches de Youtube. Esto es importante, ya que me gusta que logren salir a la luz este tipo de proyectos en plataformas tan relevantes, sacados adelante gracias a la ilusión y el trabajo.

La “trama”, por llamarla de algún modo, comienza con José, uno de los asistentes a la boda que se encierra en un baño averiado para drogarse a espaldas de su mujer. Es en ese momento cuando entra David, el novio que está a punto de casarse. Este entra nerviosísimo porque tiene un problema, está locamente enamorado de la abuela de su futura mujer y es incapaz de confesarlo. A partir de este momento, ocurren una sucesión de eventos cada vez más locos y surrealistas, entrando en una espiral abominable para cualquier persona con más de 2 de IQ.
Se suceden constantemente eventos que nada tienen que ver con el anterior y acabas perdiendo el hilo de la historia. Si esa era su intención, han logrado su cometido. Pero, si la idea era hacer una película coherente, con buen ritmo y fácil de captar, las palabras se quedaron en el tintero. Pienso que Boboda podría haber tenido más éxito si se hubiese estrenado en formato de cortos. Como obra de teatro, parece entretenida. Pero, como película, es desastrosa.
El argumento se puede seguir más o menos. Aun así, cuenta con muchas escenas innecesarias, personajes absurdos y sin motivación alguna y paranoias que no van a ningún lado. La película empieza bien. Sin embargo, conforme avanza, te das cuenta de que parece una manta compuesta por distintos trozos de prendas desechadas. Con esto quiero decir que, juntar un montón de elementos, meterlos en un caldero y remover, no te asegura que la mezcla vaya a ser apta para el consumo humano.
Me ha recordado en ocasiones a la franquicia de Scary Movie, donde la última escena tiene menos sentido que la anterior y así sucesivamente. Ahora bien, la he visto en pareja y hemos tenido momentos de bastante risa. Situaciones como meterse una raya con la tarjeta sanitaria de Madrid, o convertir la película en un comic en el que el superhéroe se llama Cocaman, hace gracia y dan ganas de saber con qué fumada te sorprenderán en la siguiente escena.
El 90% de la película está rodada en el mismo escenario, el baño. Esto me ha recordado a la mítica serie Camera Café, donde personajes entran y salen de manera aleatoria. De hecho, el cura de la boda está interpretado por Alex O’Dogherty, quien tenía un papel recurrente en aquella serie. Como ya he dicho antes, este es uno de los motivos que me hacen recordar al teatro, con un escenario estático, aunque vayan cambiando varios elementos dentro del mismo.

En los actores veo algo de irregularidad en sus actuaciones. Hay algunos que, sinceramente, están muy por debajo del nivel normal hasta para una parodia. Sin embargo, Guillermo Gil creo que lleva bien el peso protagonista, dando buenos toques de humor y locura. Jesús Nunes también hace buen papel, sobre todo porque resulta tremendamente repelente, algo buscado al tener un personaje gerontofílico y muy salido. Con todo, a medida que aparecen personajes secundarios el nivel baja, tanto por ellos como por unos chistes con cada vez menos gracia (el Cartel de Carabanchel acabó conmigo).
Es más confusa de lo que debería, enredando y enredando sin llegar a fluir como debería. Esto provoca un claro de más a menos, teniendo algún punto meta interesante, pero que acaba por no llegar a ningún sitio. En lo visual tenemos obviamente efectos cutrillos, aunque le acaban viniendo bien al tono general de la obra, promoviendo más aún el surrealismo de su guion. La calidad de sonido deja bastante que desear. En varios momentos el audio va desincronizado con la imagen y, en otros, cuesta entender lo que están diciendo los personajes. Ahora bien, no se le puede negar algo y es que es original. Es un producto del que no encontrarás otro igual, siendo difícil de imaginar como ha tenido luz verde tal demencia. Y eso me gusta. Riesgo, desenfreno e ilusión por hacer algo distinto y rompedor.
No vamos a ser nosotros quien pongamos zancadillas a pequeños proyectos de nuestro país, uno al que le cuesta ayudar en el arte (y en todo, en general). Por eso le dedicamos un pequeño espacio a Boboda, una película que no te dejará indiferente. Ya sea para bien o para mal, te dará un buen viaje por la absurdez, el desvarío y las chifladuras de su trama, llevados a niveles que una mente normal como la tuya nunca va a alcanzar a comprender.