Crítica de Cat Quest III

Un estudio en constante evolución

La saga Cat Quest lleva desde 2017 recorriendo las aguas de la escena indie. Con un estilo muy marcado, han logrado ir mejorando entrega a entrega hasta sacarle todo el jugo que podían. The Gentlebros, el nombre del estudio que se atrevió a crear un RPG gatuno, comenzó solo con cuatro personas. Desde 2022 han conseguido crecer gracias al éxito de sus dos primeros títulos.

En este artículo cuentan que en 2021, uno de los integrantes decidió dejar el estudio por motivos personales, una situación que afectó mucho al resto, ya que veían que iban por buen rumbo y al ser un 25% del total, su marcha se iría a notar mucho. Sin embargo, en vez de derrumbarse, apostaron más fuerte aún por el proyecto, yéndose a una nueva oficina y contratando nuevo talento que diera un salto de calidad. Y así ha sido, ya que como he puesto en el subtítulo, es su mejor juego con cierta diferencia.

El primer Cat Quest recuerdo jugarlo en Nintendo Switch hará ya más de 6 años. Me pareció una aventura sencillita, pero divertida, donde manejábamos a un gato que tenía como objetivo recorrer el territorio de Felinia para rescatar a su hermana secuestrada. Era un juego cortito, algo que se agradece, ya que la mecánica de combate acaba siendo repetitiva, por lo que una duración más contenida hizo que la experiencia general fuera muy satisfactoria. Un soplo de aire fresco dentro de la escena indie, donde abundaban en exceso los metroidvania. Una puerta ideal para entrar al género de acción RPG para los más pequeños.

Luego vino su secuela, una que buscaba claramente ser un más y mejor. Un mundo abierto más amplio, misiones secundarias a rabiar, nuevas armas, hechizos y enemigos y cuevas por todos lados. El gran punto a favor fue la incursión del cooperativo, algo que hizo volver a la saga para jugarlo en pareja. Sin embargo, ese más de todo acabó entorpeciendo la experiencia. Una duración más alta que su predecesor pero con poca inspiración en su diseño de misiones. Haciendo que el bucle jugable se hiciese repetitivo y perdiéramos interés a las 3 o 4 horas de juego.

En este caso había dos reinos, Felingard donde habitaban los gatos, y el imperio Lupus, donde se encontraban los perros. La historia tiene algún que otro momento interesante, como el uso de líneas temporales paralelas para dar sentido al origen de los protagonistas. Aquí el segundo jugador está muy metido en la trama, haciéndole partícipe y no ignorándole como ocurre en la tercera entrega.

La miaujor entrega de la saga

Es ahora, 5 años después de Cat Quest II y con un estudio renovado, donde se demuestra que todo lo que han aprendido de sus anteriores experiencias les ha venido fenomenal. Cat Quest III comienza con una pequeña cinemática animada en 2D, donde vemos un barco destruido por el Rey Pirata. De él naufraga un pequeño bebé gato con una marca de una estrella en la cabeza. Capitán Capi, un cogote espiritual flotante, se lo encuentra y lo cría durante los próximos 15 años.

Una vez pasado este tiempo, comienza el juego, teniendo como objetivo principal encontrar el tesoro de la Estrella Polar. Algo en lo que ayuda ser un buscante, reflejado en el tatuaje antes comentado. La trama principal no es ni mucho menos lo más importante, aunque tiene algún que otro momento interesante, ya que no se trata de la clásica historia del elegido, aunque así parezca al principio.

La primera impresión que te llevas es muy buena gracias a un apartado visual delicioso. Los anteriores ya eran bonitos, pero aquí se le ha dado mucho más empaque al estilo 2.5 D. En uno de los aspectos donde más se nota es en el agua, dejando de ser plana a tener varias texturas distintas que dan la sensación de ser cristalina. Con una paleta de colores que reluce por todo el mar del Cat-ribe, y una profundidad en los escenarios que hacen que realizar cualquier actividad sea un placer para los sentidos. Y es así también gracias a una muy buena banda sonora piratesca que ambienta perfectamente la aventura.

La principal novedad de Cat Quest III es la posibilidad de surcar todos los mares en barco. Lo podremos sacar en cualquiera de las anclas repartidas por todo el Cat-ribe y en él nos podremos subir ambos integrantes si jugamos en cooperativo local, o un solo. Cuenta con sus propias habilidades activas y pasivas, pudiendo subir su propio nivel para derrotar los jefes más poderosos del océano. Es muy útil para recorrer el mundo abierto en poco tiempo, dando una libertad y una sensación de estar todo el rato haciendo cosas útiles que se agradece mucho. El control es bueno, y aunque los combates no sean simples, salvo algún jefe secreto donde hemos sudado la gota gorda, es divertido.

Con el barco en funcionamiento, hay que hablar un poco del sistema de combate. Quizás de los apartados que menos ha cambiado, aunque está más refinado y se siente mejor a los mandos. Podemos equipar hasta 4 habilidades, siendo estas de distintos elementos como fuego, hielo o relámpago, siendo más o menos efectivas contra según qué enemigos. El combate depende mucho también de las armas que utilicemos. Desde las típicas espadas, pasando por escudos, hachas o garras que recuerdan a Lobezno. También las hay a distancia, como escopetas, pistolas o varas mágicas. Todo esto, sumado a una gran cantidad de sombreros, armaduras y amuletos, permiten personalizar la build del personaje totalmente y crear nuestro gato definitivo. Todos estos objetos y hechizos se pueden mejorar en las distintas tiendas de la ciudad principal, convirtiéndose en uno de los grandes atractivos de explorar cada rincón, ya que necesitarás monedas y cristales mágicos.

Los enfrentamientos contra enemigos normales no suelen costar mucho, sobre todo si están a tu nivel. Otra situación son los jefes finales, que aguantan bastante y tendrás que ir bien equipado antes de acometer su lucha. Los de la historia principal no nos han supuesto reto alguno, debido a que hacíamos todo tipo de secundarias e íbamos muy poderosos. Sin embargo, hay otros ocultos que sí han costado un buen número de reintentos. Nosotros nos propusimos acabar con todos, tras lo cual, una recompensa te espera en la taberna.

Otra de las grandes mejoras está en las misiones y actividades secundarias. Esta vez hay muchas menos que en Cat Quest II, pero más variadas y divertidas. Desde encontrar peces legendarios para pescarlos, hasta una pequeña aventura gráfica donde tomar decisiones sobre el pasado amoroso de Raterto. Todo esto combinado con mazmorras opcionales que mejoran lo visto anteriormente, ofreciendo algunas una nueva perspectiva en 2D. Ninguna es compleja, pero al menos suele haber algún puzzle con mayor o menor interés y una trama intrínseca en ellas. Además, aparte de las recompensas típicas de subida de nivel u obtención de recursos, en su mayoría te llevas pequeñas dosis de humor, muchas de ellas bien tiradas. Esto hace que si lo juegas con un amigo, ten por seguro de que miaublaréis gatuno durante toda la partida. Nos ha pasado.

Conclusión

The Gentlebros continúa con la fórmula que tanto éxito les ha dado pero llevándola un poquito más lejos, centrándose en la calidad por encima de la cantidad. Es un juego sencillo y fácil, perfecto para alternar con otras aventuras más intensas. En cooperativo se disfruta el doble, está muy bien implementado en lo jugable, aunque en la trama se presupone que solo eres uno y queda bastante ignorado el segundo jugador. La exploración está muy bien medida, gracias a un mundo abierto denso y no muy extenso. Las misiones secundarias se entrelazan a la perfección, estás todo el tiempo haciendo actividades de aquí para allá, convirtiéndolo en una experiencia muy amena y dinámica.

La gran novedad del barco brilla más en la movilidad que te aporta por todo el mar, que en un combate quizás más simple de la cuenta. Aun así, que puedas mejorarlo y personalizar las habilidades a tu gusto, se agradece bastante para romper la monotonía. Con un apartado visual miauravilloso, Cat Quest III es de los indies más bonitos que he jugado este año y que más he disfrutado en pareja. Con todo lo que ha mejorado respecto a su secuela, no me importaría ver cómo sigue evolucionando un estudio que no solo lo hace sacando mejores juegos, sino también creciendo como empresa. Aunque quizás es una fórmula que no de más de sí y sería muy buen momento para surcar los mares de una nueva fórmula.