Crónicas de Navidad o The Christmas Chronicles, en su título original, es una película de Netflix que se estrenó en el año 2018. Como su propio nombre indica, es de temática navideña y también tiene bastantes toques humorísticos, catalogándose como comedia. Cuenta con una segunda parte titulada Crónicas de Navidad 2 (¿Para qué complicarse la vida?) y podría haber una tercera entrega en desarrollo, aunque esto último no ha sido confirmado por Netflix.
Está orientada para un público infantil y para ser vista como película familiar. Aunque, yo supero con creces la veintena y la he disfrutado como si tuviera diez años y aún creyese en la Navidad del mismo modo en que solía hacerlo. Una cualidad muy positiva que tienen las películas de Navidad es que no se encasillan en un punto demográfico. Pueden ser consumidas por un adulto, un niño o un anciano y provocar una reacción similar en los tres.
Las películas de Navidad son mi placer culpable. Creo que, hasta la fecha, no he encontrado alguna que no me gustase. Puede que todas sean rematadamente malas y que su originalidad se remonte a cero. Pero, existe algo mágico y especial en esta época del año y en el espíritu de la Navidad, que ablanda los corazones y calienta los hogares más que el fuego de la chimenea. Toda peli navideña que se precie, sobre todo las americanas, reutiliza el mismo argumento. Una familia que ha perdido a un ser querido y que lleva sin celebrar las fiestas mucho tiempo, una mujer fría y de carácter corporativo que se ve obligada a retornar a su pueblo natal o alguien que ya no cree en el amor y se da una nueva oportunidad. La gasolina de esas historias es el espíritu navideño.
Lo más bonito de consumir ese tipo de cine es conocer a personajes que han perdido la esperanza por completo y la recuperan gracias al espíritu de la Navidad. Son unas fechas tan señaladas, que harían que el mismísimo diablo pidiese perdón y diese las gracias. Las películas solo se encargan de plasmarlo y de trasladarlo al corazón de aquellos que llevamos tanto tiempo creyendo en un sueño, que, a veces, empezamos a dudar de que sea real.
El comienzo
El núcleo de la película gira en torno a los problemas de una familia de clase media. Solían ser una familia feliz, unida y armoniosa. Sin embargo, el padre, bombero de profesión, falleció al adentrarse en un edificio en llamas para rescatar a unos desconocidos. Dejó atrás a dos hijos pequeños y a una esposa devastada. Una de sus tradiciones familiares era grabar las Navidades de cada año con una vieja videocámara. Así, empieza Crónicas de Navidad. Ambos padres filman cada hermoso momento para la posteridad. Hasta que, quien sostiene la cámara no es el cabeza de familia, sino la pequeña Kate Pierce (Darby Camp).
A Kate le encanta grabar la nieve, los adornos navideños, las bolas del árbol y las galletas con formas festivas que hornea con su madre. Su hermano mayor, Teddy (Judah Lewis), es más rebelde e independiente. Los adultos y profesores lo justificarían con la vieja cantaleta de que está entrando en una edad complicada. Si bien es cierto que Teddy se precipita con velocidad creciente hacia la mayoría de edad, existen determinados comportamientos que no son justificables. Nos venden que Teddy va de duro, pero que atesora un corazoncito puro y sensible. Lo vemos en momentos puntuales como cuando Kate está ilusionada por la visita de Santa Claus y Teddy se contiene para no decirle la verdad sobre el grandullón y no estropear la ilusión de su hermana.

Pero, a gran escala, siento cero empatía por Teddy. Se quedó traumatizado tras la muerte de su padre, ya que pensó que él había escogido salvar a unos extraños antes que permanecer junto a su familia. Ambos estaban muy unidos y Teddy admiraba profundamente a su padre. Su mayor deseo es volver a ver a su padre y recibir unas palabras de aliento y orgullo suyas. Aun así, no me parece que las irresponsabilidades que comete puedan encasillarse bajo el pretexto de ser adolescente, sobre todo en lo referente a Kate.
El día previo a Nochebuena, la madre de ambos, Claire (Kimberly Williams), tiene que trabajar. Claire es enfermera. Kate y Teddy se quedan solos en casa y él, siendo el hermano mayor, debe hacerse cargo de ella. Sin embargo, le parece una buena idea marcharse con sus amigos y dejar a la niña sola. Kate, que tiene más sangre de Sherlock Holmes que la mismísima Miss Marple, sale detrás de él con su videocámara. Graba a Teddy y a su grupo robando un coche y huyendo en él. Cuando él vuelve a casa, le amenaza con delatarle y enseñarle la grabación a su madre. Se pelean y acaban destrozando el árbol de Navidad y todas las decoraciones del salón. Claire llega de finalizar la jornada laboral y se encuentra con el desastre. Se nota que su paciencia está alcanzado el límite de su capacidad.
La víspera de Navidad, Kate y su madre están cocinando galletas. Cuando, Claire, recibe una llamada del hospital y debe marcharse a toda prisa para cubrir un turno de noche. Teddy y Kate se quedan solos en casa otra vez. Kate se queda muy triste, porque quería celebrar la Navidad con su madre. Mientras que, Teddy, se pone en modo pasivo-agresivo y reacciona con indiferencia a todo. La pequeña se entretiene mirando vídeos de Navidades pasadas. De repente, en una escena se ve un inconfundible brazo enfundado en una manga roja. Kate contiene un grito de la emoción y corre en busca de su hermano.
El nudo
Kate le propone a Teddy que preparen una trampa para Papá Noel, con el objetivo de grabarle (esta vez, de cuerpo entero). Teddy se muestra reacio, pero acaba cediendo. Juntos orquestan un plan para que, cuando Santa venga a depositar los regalos bajo el árbol, se despierten y le vean de carne y hueso. Se quedan dormidos entre una maraña de palomitas, refrescos, bolsas de aperitivos y adornos de Navidad. Los cascabeles de una de las trampas se accionan y se levantan como un resorte.
Descubren a Santa Claus, transformado en un destello rojo y verde, saltando de casa en casa para entregar los presentes y deciden colarse en su trineo. Trepan a la parte trasera y se agazapan tras el asiento. Un Santa Claus, menos barrigón y anciano que su imagen del anuncio de Coca-Cola, interpretado por Kurt Russell, hace que los renos levanten el vuelo. Empieza a manipular un extraño orbe verde que parece una bola del mundo en miniatura. Los niños están ateridos de frío, ya que el trineo ha subido y subido por encima de las nubes. Pero, aun así, no dejan de grabar con la videocámara todo lo que ven.

Cuando Santa se da cuenta de que tiene polizones a bordo del trineo, pierde el control de los mandos. Se acaban estrellando contra una calle nevada. Los renos se dispersan por un lado, el saco de los regalos por otro y nuestros dos protagonistas se encuentran con el dilema de haber fastidiado la Navidad. Papá Noel se preocupa, porque no sabe si le dará tiempo a arreglar el trineo, buscar sus monturas y recuperar su famoso saco. Y, lo que es peor, se ha quedado sin magia, ya que también se le ha extraviado el gorro.
Aquí inicia el viaje de Kate, Teddy y Santa para reparar la Navidad. Se embarcan en una aventura que incluirá delincuencia, musicales, peleas en bares, encarcelamientos y policías desconfiados. El objetivo final de ese paseo navideño por distintas ciudades de Estados Unidos es que Teddy recupere la esperanza y la fe en la Navidad, que Kate deje de ser la hermana pringada y muermo y que la relación con su hermano mejore, y que ambos superen la pérdida de su padre.
Finalmente, logran capturar a los renos y localizan los regalos extraviados. Kate se mete dentro del saco sin fondo para buscar a los elfos. Necesitan que aquellas criaturas tan diminutas y repletas de recursos arreglen el trineo. Con todo en su sitio ya solo queda una cuestión; repartir el resto de regalos a tiempo.
El desenlace
Santa no parece muy seguro de distribuir en el plazo de unas horas la exorbitante cantidad de regalos que faltan por entregar. Sin embargo, Kate y Teddy le animan y se ofrecen a ayudarle. Los tres forman una especie de cadena humana y unen sus esfuerzos para que ningún niño se quede sin regalos de Navidad. Reparten toda la mercancía en tiempo récord y Papá Noel les lleva a casa en su trineo. Claire se los encuentra justo así; abrazados en medio de la calle y se sorprende, porque no está acostumbrada a que sus hijos se lleven bien o se den muestras de afecto.

Kate se da cuenta de que la cinta de la videocámara no está. Con lo cual, toda su película de la excursión con Santa, los renos y la Navidad mágica se ha esfumado. Teddy recibe un regalo muy especial. En su última carta pidió volver a ver a su padre. Un deseo imposible, ya que Santa Claus será todo lo mago que tú quieras, pero no puede resucitar a los muertos. En su defecto, le envía una bola de Navidad que refleja el rostro de su padre cada vez que Teddy se mira en ella. Por fin puede escuchar las palabras que tanto tiempo llevaba anhelando; “Estoy orgulloso de ti”.
En la escena de cierre, aparece Santa con Mamá Noel (que será relevante en la segunda parte) y la invita a ver una película diferente. Consiste en la cinta de casete que la pequeña Kate había grabado con toda su ilusión.
Conclusión
No es muy difícil recomendar esta película. Si quieres pasar un buen rato o acurrucarte en el sofá con una manta y un chocolate caliente, mientras te vas poniendo en plan navideño, es una buena forma de iniciarse. Cuando llega noviembre, siempre me gusta hacer maratones de películas navideñas. Aunque, soy la típica persona que podría verse Pesadilla antes de Navidad de Tim Burton en agosto y cantar el comercial villancico de Mariah Carey. Por eso, es raro que yo me queje de alguna película con temática de Navidad. Aun así, no estoy ciega. Sé distinguir las partes malas o más verdes y sé ignorarlas si quiero.
Si nos ponemos en plan Anton Ego (crítico culinario de Ratatouille) y decimos ser objetivos, el primer aspecto malo de la película es su trama. La historia es cliché, predecible y está muy vista. Como he dicho al principio, existen 500.000 películas navideñas que son un calco la una de la otra. El punto es que, si disfrutas las pelis de Navidad, te va a gustar igualmente. Es como al que le gusta el Sci-fi. No le oirás decir que todas los productos de ese género son iguales. Sabrá que existen similitudes, como todo en la vida, pero no será un problema para él.
Para mí, no es un inconveniente que la trama sea reciclada, los personajes huecos y el final predecible, porque he disfrutado la película. Durante esa hora y media, he olvidado mis problemas y preocupaciones y me he trasladado a una ciudad nevada en la época más mágica del año. He visto la ilusión en la cara de los personajes y las excéntricas decoraciones que se empeñan en colocar los americanos y he deseado estar allí. En pocas palabras, echadle un vistazo a la película en Netflix que, si como yo, amáis la Navidad, Crónicas de Navidad no os decepcionará.