La siguiente crítica contiene spoilers sobre el desarrollo y el final de la novela gráfica.
¿Qué es el nirvana?
El Nirvana está aquí es una novela gráfica que cuenta la historia de Dennis y Tâm, dos hermanos vietnamitas que viven en Alemania, y que conocen a una misteriosa chica en un mercado. Su autor es Mikael Ross, que ya ha escrito otras novelas gráficas como El joven Ludwig y Aprendiendo a caer. Este cómic se mete de lleno en la comunidad vietnamita de Berlín y nos hace convivir con ella, aprender de ella y formar parte de ella durante una cantidad limitada de tiempo.
El cómic empieza con una viñeta de un bailarín de aire ondeando al viento, que me recuerda al inicio de la película de ¡Nop! de Jordan Peele con los muñecos en el desierto, y con un poema precioso de una famosa poetisa vietnamita: Hồ Xuân Hương, que dice así;
El despertar de la primavera llega delicado,
Liviano, sin una gota de polvo mundano.
Tres veces, como una ola, repica el eco de una campana.
En charcos mohínos se refleja el cielo del revés.
El vasto mar del amor nunca se vacía.
Y las fuentes de la gracia fluyen sin esfuerzo por todas partes.
¿Dónde está el Nirvana?
El Nirvana está aquí. Nueve de cada diez veces.
Un encuentro sospechoso
Dos hermanos de origen vietnamita están en el mercado polaco haciendo la compra. Dennis, de cabello largo y lacio y vestimenta heavy, es el hermano mayor. Está mirando camisetas en un puesto y, como suele pasar cuando buscas ropa, la que le gusta es la más cara. Tâm, de ojos rasgados, cabello oscuro y recogido en coleta, es la pequeña. A Tâm le ha dado por los patines y, aunque no sabe moverse con ellos, no se los quita. Es una chica tan tozuda como valiente.
Dennis responde una llamada de su padre que, como buen estereotipo asiático, le interroga sobre las ofertas y le riñe por no haber regateado en el precio de una macheta fabricada en Alemania. Me recuerda un poco a Misae, la madre de Shin Chan, que siempre andaba obsesionada con el precio de la carne en oferta. Tâm se suelta del brazo de su hermano y pierde el control de los patines, dándose de bruces contra el parachoques de una furgoneta.
Dennis insiste en que se marchen a casa, pero Tâm quiere dejar una nota con su dirección y sus datos de contacto para que arreglen los trámites del seguro, ya que ha dejado un arañazo en la parte delantera del coche. En el interior del vehículo hay una persona. Una extraña mujer que también habla vietnamita y les pide que le entreguen la nota a través del techo solar. Se empeña en comprarles la macheta y les ofrece 50. Sin embargo, cuando les tiende el dinero, son 50 eslotis (moneda oficial de Polonia) y no 50 euros.

James Bond es alemán y tiene doce años
Después, conocemos a Alex y Jutta. Alex es un niño aficionado de James Bond, del mundillo de la actuación y del espionaje. Vive solo con su madre, que es enfermera y trabaja demasiado. Jutta es una vieja gloria de la gran pantalla. Aunque, en el momento presente, es una anciana que reside en el emplazamiento de un jardín (llamado huerto) público y que consume más vodka que agua. Jutta es amiga de Alex y le imparte clases de actuación.
Alex se ha comprado un dron para espiar a un hombre llamado Boris. Boris es un matón con la clásica apariencia de mafioso, que maneja una red de trata de blancas. Pero, también es el padre de Alex. Un padre, que le abandono cuando era pequeño y jamás se hizo cargo de él. Aun así, Alex siente curiosidad por él. Utiliza el dron para seguirle y ve a Boris arrojando dos bolsas por la ventanilla de su furgo.
Más adelante, Alex, acude al puente para aventurarse entre la maleza y recuperar los objetos descartados por Boris. Recoge una bolsa de la cadena de supermercados Aldi (cosa que me causó bastante gracia, ya que en España existe Aldi). Alex retorna con bastante dificultad al huerto de Jutta, debido a que padece asma y tiene la enervante manía de dejarse el inhalador en casa. Dentro de la bolsa hay una fotografía de una pareja y la nota que Tâm le entregó a la misteriosa chica del mercado polaco. A Alex le resulta familiar el nombre de Tâm Nguyen, ya que van al mismo colegio.
Al día siguiente, decide hablar con ella y devolverle la mochila, pensando que es suya. Sin embargo, Tâm lo niega y pide ver los contenidos de la mochila. Reconoce el parecido entre la mujer de la imagen y la chica del aparcamiento y su propia caligrafía en la nota que garabateó el día del mercado. Juntos se dirigen a la zona en que Boris se deshizo de las cosas para buscar la otra bolsa. Recogen una bolsa de “Burger Pump” (evidente parodia de Burger King) de la que se caen un chuchillo ensangrentado y un dedo amputado. Tâm reconoce el arma como la macheta que Dennis le vendió a la muchacha del mercado.
Dennis le traduce a su hermana el poema que reposa en el reverso de la fotografía familiar. En el margen inferior derecho, hay una serie de letras sin congruencia alguna.Tâm decide diseñar un cartel para llamar la atención de la chica y fijar un punto de encuentro para devolverle su mochila. Tâm forra de carteles las calles, farolas, señales de tráfico y postes eléctricos. Es ayudada por las Roller Girlz, un grupo de niñitas cuya personalidad se reduce a rondar por ahí con patines en línea. Contra todo pronóstico, la extraña chica acude a la cita y se encuentra con Tâm en una tarde lluviosa en el banco de la carita en el 176 de la Vulkanstrasse.
Hoa Hoa Hoa Season
La chica del aparcamiento se presenta como Hoa Binh y, al igual que los Nguyen, es de Vietnam. Es una muchacha alta, de cabello lacio y sedoso y ojos rasgados. Las intenciones de Tâm son ayudar a Hoa Binh, ya que intuye (y, además, es evidente) que Hoa tiene graves problemas. La invita a refugiarse en su apartamento, aprovechando que sus padres están en el trabajo, para que se cure la herida de la mano y descanse. Tâm conduce a Hoa Binh a la azotea de su edificio con un par de mantas y la deja pasar la noche allí. Puede parecer poca cosa, pero ya es más de lo que cualquier niña de doce años puede hacer en un caso similar.
La historia de Hoa Binh es trágica. Su padre, que fue quien le dedicó el poema del Nirvana a su madre, murió de cáncer de hueso y su madre está enferma. Hoa confió en quien no debía para cruzar el charco y venir a Europa. Se suponía que su destino era Londres, pero terminó atrapada en una red de trata de blancas. Intentó escaparse en múltiples ocasiones. Sin embargo, no era fácil zafarse de Boris. Solo tuvo éxito cuando Dennis y Tâm le vendieron la macheta. A pesar de poder acabar con su captor de una vez por todas aquel día, decidió no hacerlo porque no quería convertirse en el mismo tipo de persona que él.
Hoa Binh no quiere ir al hospital ni alertar a las autoridades, porque está en Alemania sin papeles. Tampoco quiere ser deportada a Vietnam, ya que el motivo de su viaje era buscar un mejor futuro y enviar dinero a su familia. Con lo cual, lo más próximo a una mano amiga y confidente es Tâm. Pero, Boris no se rinde fácilmente y localiza el apartamento de los Nguyen. Ambas escapan por los pelos y se dirigen al huerto de Jutta. Tâm esconde a Hoa Binh allí a la espera de que se le ocurra algo mejor.
Ya de noche, Hoa, se encuentra con la señora Jutta borracha como una cuba y tirada en el césped. La ayuda a levantarse, limpiarse y meterse en la cama. A cambio, Jutta, la acoge. No parece pensar que Hoa Binh es una intrusa que se ha colado en su jardín. Acepta su presencia como quien asume que mañana va a hacer mal tiempo y prepara el paraguas de antemano.

Al día siguiente, Alex va a dar patadas a la puerta de Jutta y a recriminarle entre lágrimas que solo pasaba tiempo con ella por lástima y porque es una vieja alcohólica. Hoa le ahuyenta arrojándole piedras y gritando en vietnamita. Resulta que Jutta y Alex tuvieron un encontronazo. Alex le puso un GPS en el carrito de la compra para probar si funcionaba o no y pilló a su profe de interpretación discutiendo con un guardia de seguridad y sacándose varias botellas de la gabardina con expresión avergonzada. A Jutta no se le ocurre otra cosa que espetarle al niño que nunca llegará a ser actor.
Lo último que necesita un crío que no tiene referente paterno ni muchos amigos y que vive con una madre soltera es que la única persona con la que ha desarrollado una relación de confianza le diga que no vale para nada. Jutta reaccionó mal en el momento y se arrepintió después. Cerca del final del cómic le pedirá perdón al chico, pero a Alex le costará perdonarla y volver a confiar en ella. Si Hoa Binh no era del agrado de Alex cuando Tâm le habló de ella, después de ese momento menos aún. De hecho, la motivación de Alex es averiguar por qué su padre le abandonó y quién es. No le importa lo que pase con Hoa Binh, si es deportada o va la cárcel, porque es un niño que necesita respuestas.
Me gusta mucho como está retratado el personaje de Alex y como, cuando al final te revelan que Boris es su padre, se comprenden sus reacciones y comportamientos. Alex no es un mal niño, al contrario. Pero, necesita conocer a su padre desesperadamente y entender por qué se fue. Me emociona el grado de dependencia y vulnerabilidad por ausencia paternal que padece el niño. Al punto de que le da igual que su padre sea un mafioso, asesino, prófugo o ladrón. Solo quiere que esté bien. En las decisiones egoístas de un niño que ha crecido sin padre, podemos ver el corazón de oro que tiene este chiquillo, que se ha ganado el puesto de mi personaje favorito.
Dennis Nguyen, alias satánico.
Dennis es el hermano mayor de Tâm. Es un fan arraigado del Heavy Metal, como podemos ver por su atuendo, su cabello y las canciones que canta a pleno pulmón. Tiene la mala suerte de que Marina, la macarra del barrio, se siente atraída por él. Marina está un poco mal de la cabeza. Lleva media cabeza rapada y la cara plagada de piercings. Es un personaje de extremos, que demuestra su afecto de forma muy exagerada y cuando se siente rechazada responde con violencia.
Tal y como le ocurre a Dennis cuando expresa que prefiere que se mantengan como amigos, porque cree que no pegan ni con cola. Marina se le ha declarado previamente y Dennis se ha sentido más fuera de lugar que un Peaky Blinder en Barbie (aunque el “Barbenheimer” fue uno de los eventos más grandiosos del 2023). Entonces, a Marina le ha parecido buena idea arrearle una buena ostia y meter a Dennis dentro de un contenedor de basura. Aunque parezca que Marina es una bully, una matona sin sentimientos, tiene su corazoncito y Dennis le ha herido el orgullo y la sensibilidad.
Al final Dennis acaba sucumbiendo a los encantos de Marina o es seducido por la perspectiva de ser rescatado como una damisela en apuros y se pasean por ahí llamándose “bebé” (inserte un charco de vómito) el uno al otro. Marina salva a Dennis de ser estrangulado por Boris, ya que el mafioso está buscando a Hoa Binh y sabe que la familia Nguyen la está escondiendo. Marina deja a Boris prácticamente en coma del golpe que le da con el casco de la moto y huye con Dennis.

Nadie sabe leer la mano
Tâm, aunque tiene unos cuantos años menos, se está enamorando de Hoa Binh. Para Tâm, Hoa es ese nirvana del que habla el poema. Han conectado a niveles en los que Tâm Nguyen, que comparte ciertas características del carácter huraño de Marina, no había conectado con nadie. Entonces, Tâm, se confunde y besa en los labios a Hoa Binh. Sus sentimientos no son reciprocados y Hoa se disculpa. Tâm lo entiende y lo acepta, más preocupada de que ese impulso afecte a su amistad que de ser rechazada.
Hoa Binh le habla de Linh, una amiga suya que vive en Berlín, y de sus intenciones de ir a visitarla. Tâm se sorprende de que Hoa tuviera conocidos en Alemania y de que no lo hubiera mencionado antes. Se quedan dormidas bajo el cielo estrellado del jardín de Jutta y, cuando Tâm se despierta, Hoa Binh ha desaparecido. Lo único que deja tras de sí es una nota de despedida para Tâm, agradeciéndole todo lo que ha hecho por ella.
Tâm se queda planchada por la partida de Hoa y no renuncia a buscarla. Persiste hasta que, un día, contemplando la fotografía de los padres de Hoa y los extraños caracteres, cae en la cuenta de que están ordenados de forma dispareja. De manera que, si juntas el final con el principio y el medio con el resultado, obtienes una dirección; Linh, Rhinstr 63, Lichtenberg. Tâm Nguyen no tiene nada que perder, así que va al distrito en busca de su amiga.
Acaba en un desguace de coches. Hay unos tipos de aspecto rudo y violento. Uno de ellos tiene un perro bastante fiero que amenaza con soltar. Tâm escucha una conversación que no debería haber oído y comprende que aquellos dos hombres están buscando a Boris. Les revela que se encuentra en el hospital para que la dejen marcharse sin ser devorada por el perro.
Los traficantes van a por Boris, pero él es más rápido y ya ha salido del hospital. Mientras que, Tâm, va a pedir ayuda a Alex para rescatar a Hoa Binh. Por un lado, Boris, se enfrenta a los matones y acaba siendo asesinado. No puedo decir que se mereciese un final mejor. Alex y Tâm consiguen colarse en el edificio principal del desguace y entrar en la habitación donde tienen a Hoa.
Tâm, por fin, descubre la verdad. Linh no existe. Hoa Binh no tiene ninguna amiga en Berlín ni en Alemania. Linh es la tapadera de una red de tráfico humano. Hoa se ha entregado, porque está cansada de huir y quiere ayudar a su familia. Será trasladada a Bélgica y después de vuelta a Inglaterra. Tâm le pide que no se vaya, pero su amiga le dice que necesita hacerlo por su familia.
Alex y Tâm lloran juntos sus respectivas pérdidas. A él le han quitado al padre que conoció durante dos días y que tanto había esperado. Ella ha tenido que despedirse de su primer amor y buena amiga. El final es un poco triste. No por las partes de Alex y Tâm, ya que a ellos se les cerrarán las heridas con el tiempo, sino por el trágico destino de Hoa Binh. Es cierto que me gusta como acaba, porque lo veo un final realista y no coloreado de algodones de azúcar y arcoíris como la mitad de historias con finales felices.
Conclusión
Esta novela gráfica me ha gustado bastante por varios puntos que trataré a continuación. Se me ha hecho corta. Acostumbrada como estoy a los libros y a los tomos de más de quinientas páginas, este cómic me lo devoré en dos horas. Y, para cualquier persona que se plantee leerlo, he de decir que son dos horas muy bien invertidas.

El primer punto a su favor es la riqueza y la diversidad de personajes y como todo está diseñado para que conecte desde el principio. Por ejemplo, Alex investiga a un desconocido que, posteriormente, se nos revela que es su padre. Jutta se nos presenta como una anciana amigable y conforme con su vida y resulta ser una mujer con problemas con el alcohol y una montaña de sueños truncados. Hoa Binh, Tâm y Dennis son de Vietnam y eso hace que, en gran parte del cómic, nos sumerjamos en la comunidad vietnamita de Berlín. Es un apartado que me agrada, ya que nos permite aprender más sobre sus costumbres, idioma e interminable arsenal de proverbios (el equivalente al refranero español).
El segundo punto es que la historia está narrada desde la paciencia. No se apresura en ningún momento. Te desvela los datos importantes en el momento adecuado. Los diálogos se sienten muy naturales. Es como sí, de alguna manera, te imaginases que ese personaje diría justo eso sin tan siquiera conocerle. No son frases incómodas o textos forzados. Las palabras fluyen y no dejan lugar para conversaciones vacías en ningún bocadillo.
Por último, el arte. Las viñetas son preciosas. Aunque, creo que jamás se me ocurriría decir que los diseños de un cómic son feos, ya que yo no soy capaz ni de dibujar una persona sin que parezca un monigote. Sin embargo, en este caso destacan por estar muy bien ambientadas, en diversos escenarios y con personajes que lucen reales y no como portadas de revista. La novela es entera en blanco y negro, salvo por una o dos páginas concretas. Lo cual no es muy relevante, ya que los colores se los pones tú en tu cabeza.
Los únicos puntos negativos que puedo sacar de la historia son por preferencias personales mías. Primero, que la historia se me antoja escasa. Todo lo ocurrido entre Tâm, Hoa, Dennis y Alex acontece en el intervalo de muy poco tiempo. La relación entre Tâm y Hoa Binh se desarrolla muy deprisa y la confusión de Tâm al malinterpretar los sentimientos de Hoa también se disuelve muy rápido. En resumen, me faltan páginas.
Segundo, el tema del color. Esto sí que es una manía mía. Este cómic es tipo manga y sus viñetas están en blanco y negro. Me hubiera gustado más si las páginas, o al menos no solo dos de trescientas, hubiesen tenido algún colorido. El Nirvana está aquí no gana ni pierde por el color, porque te hace ver lo que quiere sea blanco, negro, azul o morado. Aun así y a pesar de que muchos discreparán, me siento en la obligación de mencionarlo.
El cómic me costó un total de 25.00€. Considerando que es de tapa blanda y que no tiene color alguno, no me parece caro. Creo que es un precio más que justo por las 341 páginas que tiene, las ilustraciones y el trabajo del artista. Mis felicitaciones para el autor y estaré atenta para leer sus futuras obras que, espero, no se me vayan mucho de precio. Siempre hay que apoyar este tipo de trabajo y a esos artistas que buscan abrirse un hueco en un mundo sobrepoblado de contenido y arte calcado.
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