Tiburón para muy tiburoneros
*Contiene Spoilers
Las películas de tiburones se han convertido en un género en sí mismo. Desde Pasto de tiburones, en 1932, de Howard Hawks, pasando por Tiburón, de Steven Spielberg, en 1975, hasta la actualidad, donde nos encontramos abominaciones como Sharknado o tiburones más a lo grande en Megalodón. A día de hoy ponerte una cinta de este tipo, solo puede tener un objetivo; echarte unas risas en compañía mientras coméis y bebéis.
Ojeando hace unos meses los tráileres de las próximas producciones de Netflix, una de ellas despertó mi curiosidad por encima del resto. Por todos es sabido que la producción que tiene esta compañía es un desenfreno, cada semana hay decenas de series y películas nuevas, de las cuales muy poquitas se acaban salvando. Sin embargo, aquel tráiler de una invasión de tiburones en el río Sena, el cual visité hace poco, me llamó lo suficiente la atención para apuntármela y verla en una noche tonta de verano.
En las profundidades del Sena es una película francesa dirigida por Xavier Gens. La verdad es que no es un director que haya destacado por hacer grandes películas. La más conocida puede ser Hitman en 2017, adaptación del videojuego del mismo nombre. Con esas, las expectativas de la película eran bajas, aunque siempre se guarda un resquicio de esperanza.

La película comienza con un grupo de científicos que investigan el mar, uno lleno de contaminación por basura, para tratar la evolución marina. Una tragedia deja a Sophia, la científica líder, en luto durante tres años. Es ahí donde una activista llamada Mika descubre que un tiburón se ha colado en el río Sena. La película tarda en arrancar, busca desarrollar una trama que no lo necesita y a unos personajes que nos dan igual a todos. De hecho, estás deseando que varios de ellos mueran de la forma más cruel y divertida.
Hay dos personajes por encima del resto que estás anhelando que sean devorados por nuestro tiburón. El primero es Mika, la cual busca llevar al tiburón de vuelta al mar sin asesinarle. Esto hace que sabotee a la policía marina en diferentes ocasiones, provocando la primera masacre de la película, después de la del prólogo. En una reunión de todos los defensores del planeta en las catacumbas de París para liberar al tiburón, descubren que ha tenido una cría. Es aquí donde las discrepancias de este grupo y la policía alteran a los tiburones y crean una agónica cacería. Extremidades devoradas, cuerpos partidos por la mitad y decenas de muertes provocadas por empujones de gente que corre por su vida.
Es difícil ver un mensaje animalista aquí, parece casi más una crítica al extremismo al que llegan algunos grupos, que para defender una idea, tienen que pasar por encima de otros que no tienen la culpa de nada. El otro personaje odioso es la alcaldesa Angéle. La organización de un triatlón que congregará a miles de personas en el Sena y que le ha costado varios millones de euros, impide dejar vacío el Sena mientras se trata el tema del tiburón. El cual se descubre que es una especie nueva capaz de autorreproducirse en cantidades masivas.
Con esto, tenemos las catacumbas de París llenas de tiburones y a una alcaldesa que hará lo imposible para continuar su triatlón a pesar de las constantes advertencias de Sophia y Adil, el policía que la está ayudando a intentar eliminar los tiburones. Estos dos tienen una especie de relación amorosa que poco aporta a la trama, aparte de la escasa química que tienen entre ellos.

Es aquí donde llegamos al culmen de la cinta. Comienza el triatlón y Sophia, Adil y su grupo intentan matar a todos los tiburones con unas bombas estratégicamente colocadas. El plan sale mal y el tiburón, que ahora es enorme, sale de su refugio para cargar contra todo lo que se le ponga delante. Con unos movimientos inverosímiles, esquiva todas las balas que el ejército lanza sobre él, las cuales provocan que los obuses enterrados en el Sena de la Segunda Guerra Mundial exploten. Esto hace saltar por los aires la ciudad y la deja infestada de tiburones por toda ella.
Me parece un buen final para una película de esta clase. Buena dosis de acción, muertes estrambóticas y un panorama apocalíptico donde una nueva especie manda en París. La cuestión es si merece la pena tragarse la hora y media anterior de personajes insulsos y falta de gracia.
La película tiene exceso de drama y carencia de humor. Con un tema tan loco como es que un tiburón se autorreproduzca y adapte a un río, siendo este marino, no puedes tratar de darle una seriedad que, en el fondo, no tiene en absoluto. Técnicamente, no está mal realizada, sí que es verdad que tiene algunas escenas que cantan más a la luz del día, pero al menos la mayoría son así. No se realizan a oscuras para ahorrar en ese sentido. Los tiburones están bien recreados y los desmembramientos se ven realistas y sangrientos.
En conclusión, la película te da, en algunos momentos, lo que vienes a buscar. Sin embargo, vas a tener que tragar por otras partes que se te pueden hacer bola y aguantar a unos personajes a los que solo querrás que les llegue el fin. Aun así, yo me he divertido viéndola y para mi sí ha merecido la pena, aunque solo sea por ver París siendo conquistada por tiburones.