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Portada de Final Fantasy XVI

Crítica de Final Fantasy XVI (PC)

Un deber pendiente con la saga

Final Fantasy es una franquicia a la que he llegado algo tarde. Aunque no es algo que ocurra solo con ella, sino con todas las que pertenecen al género JRPG. No llegué a probar ninguno de la época de Playstation 1, 2 o incluso 3. Mi única incursión fue con Kingdom Hearts, mi saga favorita y era algo diferente a todos ellos, pues es un Action JRPG. Quizás fue por esto que los Final Fantasy modernos me empezaron a interesar, pues cambiaron todos el rumbo para parecerse más a KH que a un FF clásico. Aun así, a día de hoy soy amante de los JRPG por turnos, me encantaron Octopath Traveler, Dragon Quest XI, Persona 3 y 5 o Like a Dragon: Infinite Wealth.

El primer Final Fantasy que jugué fue el XV, tras varios años de su salida, en su versión Royal. La verdad es que me encantó, me vi hasta la película precuela Kingslave y me metí en su universo hasta exprimirlo al 100%, sacándole el platino. Entiendo las críticas que tuvo en su inicio, pues sin sus DLCs y algún parche que arreglaba la zona final, habría sido bastante peor experiencia. Pero a día de hoy, con todo completo, me parece un gran videojuego. Posteriormente, salió Final Fantasy Remake, otro videojuego que me fascinó de principio a fin, consiguiendo una vez más el platino. Soy la prueba de que se puede disfrutar el Remake sin haber jugado el original, y no poco.

También he jugado a algún spin-off: World of Final Fantasy lo dejé a medias, aunque no me estaba disgustando; Crisis Core – Final Fantasy VII: Reunion que sí complete y fue un gran añadido al Remake; Stranger of Paradise: Final Fantasy Origin, que aunque tuvo sus malas críticas, yo acabe disfrutándolo gracias a un sistema de combate y unos jefes finales muy buenos y, por último, tengo en Nintendo Switch el Theatrhythm Final Bar Line, un juego musical de la saga al que siempre apetece echar alguna partida corta. Se puede decir que desde el 2015, no me pierdo ninguna entrega de la franquicia, son casi 10 años, que son los mismos que llevo jugando a videojuegos de manera más activa.

Cuando se anunció el XVI con aquellos épicos tráileres se me pusieron los dientes largos, una pena que hubiese que esperar más de un año para verlo en PC. Lo mismo puedo decir a día de hoy del Rebirth, juego que sigo esperando que salga de la exclusividad que espero que sea en pocos meses. Tras estar varias semanas jugándolo, con sus dos expansiones incluidas, es el momento de hablar de un videojuego con el que he tenido mis más y mis menos, pero que me ha acabado dejando una sensación mucho más positiva que negativa. Este análisis se escribe tras haberlo completado en cerca de 70 horas con sus dos DLC y todas las misiones secundarias.

Valisthea, un mundo vivo

Las primeras 15-20 horas de Final Fantasy XVI son impecables. Empezando por el prólogo, uno en el que te presentan a Clive Rosfield, uno de los mejores protagonistas que he controlado nunca en un videojuego y a toda su familia. Clive es el guardián de su hermano Joshua, quien es el dominante del Fénix. Los humanos que son dominantes tienen la capacidad de invocar a un Eikon, poderosos monstruos heredados de la saga Final Fantasy, como lo pueden ser Ifrit, quien acaba perteneciéndole a Clive, Shiva, Odín, Bahamut, etc. Tras una tragedia, Clive iniciará una aventura con el objetivo de destruir todos los Cristales Madre de éter de los reinos, pues son el origen de la magia, pero al mismo tiempo provocan que el mundo se marchite poco a poco.

No haré destripes de la trama en sí, aunque vamos a tratar ciertos temas por encima. Como he dicho, toda la primera parte es la mejor del juego. Espectaculares combates entre Eikons, que te insuflan de adrenalina como pocas veces he tenido con un mando en la mano. Acompañadas de una banda sonora épica que sube y sube hasta llegar a ciertos clímax para el recuerdo. Apenas hay contenido secundario en esta parte, la cantidad de cinemáticas es muy abundante y la trama es seria, política y cruda. El mundo del juego está escrito con mucho mimo al detalle, quedando claras las relaciones entre los reinos, quienes los gobiernan y qué tipo de mandato albergan. Puro Juego de Tronos de las primeras temporadas, con sus traiciones, alianzas y grandes batallas.

Los personajes que representan la historia también están a un altísimo nivel. Clive lleva el peso protagonista a las mil maravillas, es noble, valiente y tiene un liderazgo innato que irá desarrollando a medida que avanza en su misión. Es un héroe capaz de entrar en complejos dilemas morales y salir airoso de ellos. Además, su actor de doblaje en inglés, Ben Starr, está fantástico dándolo todo en los momentos más emotivos y épicos, llegando a romperse varias veces en la historia. Otro de los que más destaco es Cid. El líder de la revolución contra el poder a la que se unirá Clive. De él aprende mucho Clive, sobre todo en temas de liderazgo. Con una historia por detrás muy rica, Cid se alza como uno de los grandes personajes del juego, dejando una marca imborrable en aquellos que le siguen.

Cid en Final Fantasy XVI
Cid es de los mejores personajes del juego, si no el mejor.

En el bando enemigo destacaría a dos. Por un lado, Benedikta, una mujer inteligente que ha sufrido mucho y guarda mucho rencor en su interior. Con muchas aristas y un interesante pasado con Cid, se muestra como la gran amenaza de esta primera parte gracias a ser la dominante del Eikon de viento, Garuda. También me ha gustado Dion Lesage, príncipe heredero de Sanbreque y dominante de Bahamut, quien tiene una de las tramas más potentes de todo el juego.

También existen numerosos secundarios más que aportan su granito de arena a la trama como Torgal, el fiel perro de Clive desde pequeñito y que tendrá su utilidad en el combate; Jill, la dominante de Shiva y amiga de la infancia de Clive quien le acompañará en su aventura, algo más plana que otros personajes, pero importante para el desarrollo de Clive; Joshua, de quien no diré detalles para no caer en destripes innecesarios; y los numerosos mercaderes y gentes que nos ayudarán en la aventura, como el herrero Blackthorne, Martha, la dueña de una gran posada o Charon, la mercader de la guarida donde se esconden los miembros de la revuelta.

Numerosos personajes que dan forma a lo que me parece la mejor faceta de todo el juego: hacer de Valisthea un mundo vivo, rico y creíble. Además, para ayudar a que no te pierdas con tantos sucesos y personajes, el juego te ofrece una gran enciclopedia que te explica hasta el más mínimo detalle. Localizaciones, enemigos, aliados, situación política actual de todos los reinos o relaciones entre personajes. Incluso en medio de una cinemática puedes pausar y ver pequeños recuadros de texto que te explican, muy resumido, lo que estás viendo.

Juego de contrastes

Aunque Final Fantasy XVI sea considerado un JRPG de acción, apenas tiene elementos RPG. El combate se sustenta en las habilidades de los Eikons que Clive va obteniendo a medida que avanza en el juego, dotándole de una gran cantidad de combinaciones posibles. Aunque cada Eikon sea de un elemento distinto, no existe el daño elemental, por lo que podrás acabar con enemigos como los bomb con ataques de fuego, por ejemplo. Algo bastante antinatural de primeras a lo que te acabas acostumbrando, ya que el sistema de combate está diseñado de tal forma que impide añadir esta función. Sin embargo, tampoco llega a ser un Hack and Slash, pues no tiene combos para enlazar ataques sin parar ni llega a ser tan preciso como el género requiere.

Es por eso que me ha parecido estar en tierra de nadie. Tenemos ataque ligero, fuerte y la capacidad de lanzar piro a distancia. Además, cada Eikon tiene tres habilidades equipables al mismo tiempo, pudiendo llevar tres Eikons distintos al mismo tiempo. Puedes completar el juego con los primeros que te dan y sus habilidades iniciales, pues además de ser un juego con una dificultad baja, estas habilidades funcionan bastante bien entre ellas. Pero si no quieres que el combate se te acabe haciendo repetitivo, te recomiendo probar todos los Eikons para variar un poco. Torgal también tendrá sus propias habilidades que tendremos que activar nosotros mismos; sin embargo, apenas se nota y su presencia es testimonial. Lo mismo puedo decir del resto de acompañantes del grupo, no se les puede equipar ni ordenar nada, actuando por sí mismos sin que apenas notes su presencia.

Ifrit Vs. Garuda en Final Fantasy XVI
Los combates contra Eikons son tan épicos a los mandos como parecen.

Los enemigos normales no suponen ningún problema, pudiendo acabar con ellos a espadazo limpio si queremos. Un poco más complicados son los élite, con más vida, pero con una barra de postura que les aturdirá si se la bajamos, aumentando también nuestro daño. Una barra que también está en los épicos jefes finales, los protagonistas de los mejores momentos a los mandos del juego. No defraudan, tanto cuando controlamos a Ifrit, como cuando llevamos a Clive. No hay palabras para describir esos momentos, pues alcanzan un grado de epicidad que se sale de cualquier escala existente. Algo que acaba siendo un arma de doble filo por el contraste que provoca con los momentos valle.

Como ya he dicho, el ritmo inicial es muy bueno, manteniendo interés en la trama, con personajes carismáticos, enemigos temibles, un combate divertido y jefes finales espectaculares. Sin embargo, cerca de la mitad del juego, las misiones principales se convertirán en secundarias con demasiada asiduidad. Y es que la estructura acaba siendo igual en todos los capítulos. Llegas a un pueblo, haces misiones de recadero y se te abren otras tantas opcionales, vas a por el jefe, acabas con él y repites el bucle. Además, la historia cambia de foco, centrándose en un villano con poca presencia y dejando atrás casi toda la política. Una decisión que resta al producto final, aunque no todo lo que viene en esta segunda parte es negativo.

Artística y visualmente es una maravilla, sobre todo en estos grandes escenarios.

La recta final y el propio final, vuelven a subir el nivel, acabando por todo lo alto y haciendo que merezca la pena haberlo completado. El combate se te podrá hacer repetitivo, la historia perderá fuerza, pero ganará en trascendencia y todos los personajes evolucionarán hasta tal punto de cogerles cariño. Varios elementos en constante batalla que pueden crear una gran división de opiniones en torno al juego. Para mí, lo positivo acaba venciendo, aunque las largas partes poco inspiradas acaban lastrando un poco el resultado final.

Buen contenido secundario demasiado escondido

Final Fantasy XVI está plagado de misiones secundarias, 76 en total. Entre ellas, la gran mayoría son de recadero, aunque aportan trasfondo al mundo y sus gentes. Hay varias que merecen bastante la pena, siguiendo grandes cadenas de misiones con tramas interesantes. Lo malo es que hay que rebuscar para encontrarlas y, en ocasiones, es necesario pasar por otras más anodinas antes de desbloquearlas. Esto provoca que, si las vas haciendo según aparecen, se te junten con principales parecidas a estas, entrando en una repetitividad demasiado acusada.

Las recompensas varían mucho. Unas apenas te darán algunos guiles y algún objeto consumible, otras piezas de equipo (anillos, amuletos, brazaletes, collares o espadas) y las más interesantes serán mejoras permanentes, como mayor capacidad para pociones. Para completarlas habrá que ir a distintas zonas de los mapas semiabiertos que tenemos por todo Velisthea. No merecen la pena ser explorados si no es con misión mediante, ya que no conseguirás nada de valor en ellos. Lo máximo que hallarás es algún cofre con un par de guiles.

Las cacerías están divididas en rangos, siendo el S el más desafiante.

El contenido secundario que sí que merece la pena en su totalidad son las cacerías. En un tablón dentro de la guarida están los carteles de varios monstruos únicos. Estos tendrán una pista de su ubicación, aunque no te la marcarán en el mapa, sino que tendrás que encontrarlos por ti mismo. Te ofrecen buenas recompensas y retantes combates, siendo alguno de ellos de los mejores de todo el juego. Todo este contenido secundario irá sumando puntos en el Rincón del Mecenas, que te recompensará por ellos.

Además, está en Monolito de Areté desde el cual poder rejugar cualquier misión que hayamos completado. Esto es algo que deberían tener todos los juegos, pues hay veces que quieres repetir un momento álgido y la única forma es completando el juego de nuevo. Por encima, se le añade una puntuación que tendremos que superar para obtener el mayor rango en cada fase. Por los distintos mapas están repartidas las ordalías, pruebas contrarreloj con tres fases cada una con oleadas de enemigos. Son alicientes para seguir alargando las horas para explotar al máximo el sistema de combate.

Lo mejor para el final en los DLC

Existen dos DLC en Final Fantasy XVI: Echoes of the Fallen y The Rising Tide. Ambos tienen una característica similar: lo mejor se encuentra en el combate final. Antes de hablar un poco más en profundidad de ambos, diré que merecen la pena si te gustó el juego base. Añaden horas de juego que no desentonan con la aventura principal, aunque he de decir que el segundo es bastante más completo que el primero, de ahí que valga el doble. Ambos son desbloqueables justo antes de la misión final del juego, y es recomendable jugarlos antes de hacerla por motivos argumentales.

En Echoes of the Fallen tendremos que entrar en una gran mazmorra para descubrir el origen de unos misteriosos cristales oscuros. La historia acaba siendo lo de menos en este DLC, pues lo verdaderamente importante son los combates. En las tres horas de máximo que te puede durar, combatirás con hordas y hordas de enemigos que aportan muy poco a lo que has jugado antes. La mazmorra sigue tan poco inspirada como las del juego base, careciendo de puzzles o caminos secundarios. Lo mejor es el enfrentamiento contra Omega, el que me ha parecido el combate más difícil de todo el juego. He llegado a morir varias veces por unos ataques en área devastadores. Es épico y justifica por sí solo la compleción del DLC.

Combate contra Omega
El combate contra Omega es desafiante y espectacular.

Además, el nivel de Clive cambiará el límite de 50 por 55 en el modo normal y de 100 a 105 en modo Final Fantasy. También hay nuevos objetos de equipo repartidos por la mazmorra, incluida una poderosa espada por derrotar a Omega. No suma nada realmente nuevo, ni argumental ni jugablemente, pero si quieres más combates épicos, el DLC es recomendable.

The Rising Tide tiene bastante más miga. Para empezar, nos desplazaremos a una gran zona totalmente nueva, una que es la más bonita de todo Final Fantasy XVI. El objetivo será encontrar el Eikon perdido, Leviatán. La historia de este Eikon es intrigante y querrás avanzar para desvelar todos sus misterios. Hay nuevos personajes secundarios que aportan a la trama y todo el trasfondo de esta región está muy bien orquestado. Se va cociendo a fuego lento para acabar con un clímax único en todo el juego. El combate contra Leviatán está en el top 3 de mejores jefes finales de todo el juego. Es un espectáculo que supera incluso a lo que hicieron en Final Fantasy XV.

Ifrit vs. Leviatán
El enfrentamiento contra Leviatán supera en épica a varios de la trama principal.

Además, nos dan su Eikon, uno que me ha encantado en lo personal. Su característica principal es el ataque a distancia con una especie de escopeta de agua. Consta de varios ataques en área y me ha parecido muy poderoso. Numerosas misiones secundarias nos aparecerán durante esta aventura, siendo muy pocas las que merecen la pena. Hay una en concreto de una cacería que sí me ha parecido tener nivel, el resto están entre las “malas” del juego base. El nivel de Clive podrá llegar al 60 en modo normal y a 110 en modo Final Fantasy y hay nuevas piezas de equipo.

Si esto fuera poco, hay un nuevo modo de juego llamado Portal de Kairós. Se trata de una especie de Rogue Lite en el que iremos superando fases con enemigos, siendo recompensados con mejoras de atributos y ventajas temporales. Son 20 círculos los que hay que superar, comenzando desde el principio si caemos. La recompensa final nos ayudará a fabricar la mejor espada del juego, Pecado Original. Es un modo que recuerda en cierta forma a lo que hicieron con el DLC Valhalla en God of War: Ragnarok, aunque menos inspirado y más pequeño.

Conclusión

Final Fantasy XVI es un gran videojuego con muchos más claros que oscuros. Es tremendo en el visual, con un diseño artístico precioso que brilla en las zonas más abiertas. El rendimiento en PC no acaba de ser del todo perfecto, pues tiene pequeños tirones en ciudades y alguna que otra gran área. Tiene bastantes opciones gráficas, destacando el AMD FS3 con generación de fotogramas o el DLSS con la misma función para gráficas de la serie 4000. Las cinemáticas están capadas a 30 FPS, algo salvable con un mod, pero que debería no ser así de base. No es mal port, aunque le vendría bien algún parche más.

El combate es espectacular, aunque peca de poca profundidad, algo que se acusa a la larga, sobre todo con los enemigos más básicos. Los jefes finales te harán levitar gracias a una banda sonora apabullante y un gusto por la grandilocuencia pocas veces visto. La historia es adulta, con numerosos personajes bien escritos y relaciones políticas que acaban diluyéndose por villano demasiado típico y manido. El contenido secundario es muy abundante y cuesta encontrar las misiones buenas, aunque las hay y merecen la pena. La dificultad es asequible, en el modo historia tendremos objetos que facilitan mucho las cosas y en el modo acción apenas morirás en el transcurso de la aventura.

Ambos DLC aportan épicos combates, aunque la diferencia entre ambos es bastante notoria. The Rising Tide aporta suficiente contenido para valer lo que cuesta, con una nueva zona, Eikon, misiones secundarias y hasta un modo Rogue Lite. Echoes of the Fallen, por otro lado, es una gran mazmorra en la que solo es rescatable el combate final.

Final Fantasy XVI cumple con las altas expectativas que teníamos puestas en el equipo de Naoki Yoshida tras su gran trabajo en Final Fantasy XIV. Una entrega numerada que supera a su predecesora, con tono oscuro y adulto que le ha sentado genial. Square Enix no falla con sus grandes franquicias, una compañía denostada recientemente por la cantidad ingente de juegos que saca al mercado, pero que cuando tiene que dar la talla, lo hace.

Lo Mejor:

  • ✅ Una historia adulta, compleja y adictiva.
  • ✅ Personajes muy bien desarrollados, tanto villanos como héroes.
  • ✅ Los espectaculares jefes finales y los combates entre Eikons.
  • ✅ The Rising Tide es muy buen DLC.
  • ✅ La Banda sonora.

Lo Peor:

  • ❌ Rendimiento en PC no del todo fluido.
  • ❌ Diseño de mapa muy soso y escasez de exploración.
  • ❌ Las buenas secundarias se ocultan tras una gran cantidad de misiones de recadero.

Autor

  • Avatar de Jaime - Sora de Kingdom Hearts

    Comencé con una Game Boy Color y el Tetris, desde entonces no he soltado los mandos. Desde Crash Bandicoot a Elden Ring, cada día con más juegos completados que el anterior. Amante de Perdidos, Juego de Tronos y Como Conocí a Vuestra Madre. Metido en el mundo superheroico con El Caballero Oscuro y Vengadores: Infinity War como mis favoritas. También está en mi top: La vida es bella, Toy Story 3, La La Land y Mad Max: Fury Road.

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