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Portada de Joker Folie a Deux

Crítica de Joker Folie à Deux

*Contiene Spoilers de Joker y Joker: Folie à Deux.

Para empezar, me encanta el título de la película. Me parece muy acertado para un largometraje de dos locos enamorándose, ensalzando su locura y regodeándose en sus propios delirios. Tengo entendido que la película no le ha gustado a todo el mundo y que no ha sido bien recibida en general. Quiero comenzar la crítica expresando que, aunque he visto algunas carencias y comprendo por qué no es plato de buen gusto para la mayoría, a mí, en particular, sí que me ha gustado.

Cuando una película se convierte en una saga y cuenta con parte dos, parte tres y parte cuatrocientos mil doscientos treinta y nueve, es inevitable no compararla con su antecesora. Sin embargo, contrastar Joker Folie à Deux con la entrega de 2019, es un craso error. Es evidente que la segunda parte no superará jamás a la primera.

En primer lugar, la película del Joker contó con el impacto y la sorpresa. La segunda tenía que hacer justicia a la primera parte y se quedó muy corta al intentarlo. Hay que analizar individualmente cada una y no sacar conclusiones precipitadas. Cinco años atrás, Joker nos presentó una ciudad dividida y hostil hacia los enfermos mentales o aquellos que poseen una discapacidad.

Hay mucha controversia en el aire, porque Joker Folie à Deux es un musical. A mucha gente no le ha gustado que, la película que esperaban ver, se convirtiera en una canción cada diez minutos. En lo personal, me han gustado las canciones y la música. Y eso que no soy fanática o literata de los musicales. En esta peli, considero que tiene sentido, ya que se trata de la fantasía del Joker y Harley. Ahí se pueden implementar perfectamente escenas musicales.

¿Quién es Arthur Fleck?

Para entender al cien por cien a este personaje, tenéis que ver si o si la primera película. Arthur es un cómico fracasado, con un gusto particular por los chistes malos. Solo se hace gracia a sí mismo y, en parte, es porque padece una enfermedad que le provoca una risa descontrolada en las situaciones más absurdas y menos adecuadas. Arthur es un hombre del que han abusado y se han aprovechado durante toda su vida, en especial su madre.

Fue adoptado de pequeño. No sabemos nada de sus padres biológicos. Penny Fleck y su novio del momento, acogieron a Arthur y le dieron su apellido. Se dedicaron a maltratarle y abusar de él durante toda su infancia. En la primera película, su madre le dice que su verdadero padre es Thomas Wayne. Arthur acude a la Mansión Wayne a hablar con él y se encuentra con Bruce Wayne, el hijo de Thomas y futuro Batman, y con Alfred, el mayordomo, quien le echa de malos modos. Finalmente, Arthur da con Thomas y le pide cuentas sobre su paternidad, pero Thomas niega ser su padre y le explica que Penny Fleck está perturbada y obsesionada con él. Arthur investiga el expediente de su madre y se da cuenta de que Wayne le había dicho la verdad.

Tras este descubrimiento, el odio que siente por su madre pasa a mayores. Está muy dolido con ella, porque, cuando era pequeño, Penny le manipuló como quiso y permitió que su expareja le golpease y maltratase a su antojo. El culmen llega cuando la madre de Arthur es hospitalizada, ya que está enferma, y su hijo o el Joker, que sale a flote en ese momento, la asfixia con una almohada. Aquí, Arthur, está rompiendo la última cadena que le ataba a la cordura y desprendiéndose de la única persona que podía ejercer control sobre él.

A lo largo de la primera entrega, podemos ver la caída de Arthur a los infiernos de la locura. Arthur no enloquece por voluntad propia. Lleva enfermo desde que era un crío. Pero, en un ambiente controlado y tomándose la medicación prescrita, puede hacer vida normal. De hecho, es lo que se dedica a hacer durante el principio de la peli. La forma más apropiada de resumir la película sería; como el sistema falló a Arthur Fleck.

Arthur en Arkham.
Arthur en Arkham, un lugar del que es muy complicado salir. Imagen sacada de aquí.

El sueño de Arthur es ser un cómico reconocido mundialmente y hacer reír a la gente. Su ídolo, a quien visualiza también como a una figura paterna, es Murray Franklin. Murray es un comediante con un programa en la tele abierta, que Arthur y su madre no se pierden ni un solo día. Sin embargo, la profesión de Arthur se encuentra lejos de ser ni rematadamente parecida a la de Murray. Trabaja como payaso para una empresa que organiza fiestas y que hace publicidad. Lo más cerca que Arthur se queda de dedicarse a la comedia es disfrazándose de payaso.

Las intenciones de Arthur no eran hacer daño. Pero, tras el incidente en el metro, su perspectiva cambia. Había tres tipos acosando a una mujer. Arthur comenzó a reírse descontroladamente y atrajo su atención hacia sí. Los tipejos se rieron de él y le vapulearon. Algo se quebró en la psique de Arthur en aquel momento y salió como una bala de cañón detrás de aquellos tres idiotas. Con su cara pintada de blanco y su apariencia payasesca, los asesinó a sangre fría. Esto se convirtió en una noticia candente y empezaron a surgir muchos grupos de admiradores, endiosando las hazañas del payaso.

La figura del Joker se vuelve tan popular en Gotham, que las calles se llenan de payasos de todos los colores y el propio Murray Franklin invita a Arthur a su programa. Arthur se encuentra en las nubes. Se pone sus mejores galas, su maquillaje y entra en escena como una de esas reconocidas estrellas del panorama hollywoodiense. Arthur hace gala de su repertorio de humor negro y cuenta varios chistes de carácter cruel y mórbido. A la par, confiesa, en mi opinión, sin darse mucha cuenta de lo que dice, haber asesinado a los tres hombres del metro. Murray, en lugar de poner fin a la emisión, retener a Arthur y avisar a las autoridades, decide que; ¡la función debe continuar! (aquí, suena en mi cabeza The Show Must Go On de Queen).

Evidentemente, Franklin quiere aprovecharse del personaje del Joker para lograr una gran audiencia. No creo que le importen las víctimas mortales ni la salud mental de Arthur. Lo único que le interesa es el éxito de su programa. Humilla y ridiculiza a Arthur, además de presionarle para obtener alguna clase de confesión, explicación o motivo sobre por qué el Joker asesinó a aquellos tres hombres. Arthur, perdiendo la paciencia y los estribos, expresa como a la sociedad y a los tipos como Thomas Wayne no les importan las personas como él. El directo concluye con el Joker sacándose una pistola del bolsillo de la chaqueta y descerrajándole un tiro en la frente a Murray Franklin, mientras le grita que “tiene lo que se merece”.

El Joker 2

La película empieza con Arthur Fleck encerrado en la prisión-asilo mental de Arkham, esperando a que se celebre su juicio por los cargos de asesinar a Murray en un directo televisivo y de disparar a tres hombres en el metro. Arthur se ha convertido en un esqueleto andante, en una espiral de huesos y costillas punzantes. Cabe destacar que, el actor que interpreta a Arthur, Joaquin Phoenix, bajó de peso a unos extremos peligrosos para darle más autenticidad al papel.

La institución está llena de todo tipo de enfermos mentales. Arthur es una personalidad remarcable entre ellos. A mí parecer, los policías oscilan entre un aprecio genuino por él y el entretenimiento en vivo que proporciona un payaso. Al final, se burlan de él como todos. Les divierte que Arthur sea famoso en el exterior y que se le suban los humos y empiece a comportarse como una celebridad. Le piden que les cuente chistes una y otra vez y, a pesar de ser malos y retorcidos, los encuentran divertidos.

La rutina de Arthur consiste en vaciar la palangana con sus necesidades, desayunar, ingerir sus pastillas y pasar el tiempo en el patio con los otros reclusos. Se reúne ocasionalmente con su abogada, Maryanne Stewart, que está convencida de que Arthur presenta un cuadro de personalidad múltiple y de que el Joker es una cara que surge cuando Arthur se ve amenazado o violentado. Maryanne cree que Arthur es inocente y que fue el Joker quien asesinó a esas cuatro personas. A Arthur parece que le da igual todo; estar encerrado, el resultado del juicio y lo que los demás puedan pensar de él. El punto álgido de su día es cuando consigue que alguno de los guardas le ofrezca un cigarro.

El Arthur de Joker Folie à Deux está a cientos de miles de kilómetros del Arthur Fleck que conocimos en la primera película. En la previa, Arthur tenía vuelta de hoja. Pero, en esta, me recuerda a uno de esos enfermos que se pasan horas mirando embelesados a un punto fijo. Este Arthur disfruta contando chistes macabros de “toc, toc, ¿quién es?”, pero, si nosotros hiciéramos toc toc en su cabeza, resonaría el sonido de su propia voz en alguna de sus entrevistas o de sus más ingeniosas bromas. Tal es el nivel de egocentrismo de este Arthur Fleck, absorbido por el Joker.

Cada lunático con su lunática

Uno de los policías, que parece encontrar a Arthur o muy divertido o rematadamente tonto, le permite asistir a unas lecciones de música bajo su supervisión. Allí, conoce a Lee Quinzel (Harley Quinn de toda la vida), interpretada por Lady Gaga. Lee es otra paciente en Arkham, pero no en la parte que es como un reclusorio, sino en el manicomio. Lee se presenta como la mujer perfecta para Arthur. Le explica que ambos crecieron en el mismo barrio, que su padre abusaba de ella y que murió en un accidente de tráfico. Confiesa que la encerraron después de prender fuego a la casa de sus padres, tildándose de pirómana. Por último, expresa su admiración y obsesión por el Joker. De todas las cosas que le ha contado a Arthur, esta es la única útil.

Lee y Arthur empiezan a verse más a menudo. Se pasan las clases de canto charlando, riéndose de bromas privadas y tarareando sus propias melodías. Encajan de una forma especial. Para Lee, parece ser amor a primera vista y, para Arthur, claro que lo es. Arthur está completamente solo desde que mató a su madre. Por más que aquella señora le maltratase psicológica y verbalmente, era su única familia, su única compañía. Al arrebatarle la vida, Arthur se quedó a solas con el Joker. Cuando conoce a Lee, se encuentra en un estado muy vulnerable y necesitado de un amigo y confidente para mitigar esa soledad. Lee se aprovecha de ello.

Arthur sonríe, sacando el Joker que tiene dentro.
Una escena que resume todo. Arthur está encerrado y serio, pero Lee le pinta una sonrisa, haciéndole sacar el Joker que tiene dentro. Su objetivo durante toda la película. Imagen sacada de aquí.

En una de las sesiones de canto, reproducen una película y Lee toma la distracción general como ventaja e inicia un incendio. Cuando el humo y el calor de las llamas empiezan a notarse, los presos y los pacientes salen en estampida. Se genera un caos que les sirve de tapadera. Así que, Arthur y Lee, corren hacia el patio. No tienen ningún plan de huida en mente. Simplemente, cantan y bailan bajo la luz de la luna, profesándose su amor. Se ocultan de las luces y de los guardias, pero acaban atrapándoles.

A Arthur le ponen en confinamiento solitario y le dejan delirando con Lee y la música de sus canciones. Mientras que, a Lee, le dan el alta de Arkham y la mandan de vuelta a casa. Lee visita a Arthur para contarle las noticias y mantienen relaciones sexuales en su celda. Ella promete visitarle y asistir a su juicio y se marcha.

Folie à Deux

El título de la película no viene regalado. Está muy bien escogido. De Arthur sabemos que está enfermo, pero de Lee no estamos tan seguros. Conocemos la historia de la Harley Quinn de los cómics, que nada tiene que ver con el pasado de Lee Quinzel. Esa Harley era una psiquiatra de Arkham que se enamoró de uno de sus pacientes, el Joker, y acabó enloqueciendo también. Lee no padece el mismo tipo de locura que Arthur. Sin embargo, lo que tiene en común con Harley Quinn, es que se enamora de los delirios de grandeza del Joker.

Arthur queda obnubilado por Lee. El enamoramiento le nubla el juicio y la escasa capacidad para razonar. Lee le ha estado convenciendo de que, en el exterior, todo el mundo apoya y quiere al Joker. Le ha hablado de la película que hicieron, basada en en Joker de Arthur, y que, supuestamente, ha visto más de veinte veces. Ella le manipula para que deje de tomarse la medicación y adopte la personalidad del Joker. Le hace creer que le acepta tal y como es, mientras que trata de reconducirle para que se comporte como el payaso asesino y no como Arthur Fleck.

La historia de romance entre Arthur y Lee empieza a correr por los medios como la pólvora, a ocupar la primera plana en periódicos y a discutirse en debates televisivos. Tanto es así, que Arthur recibe una invitación para realizar una entrevista con Paddy Meyers. Maryanne le aconseja que no lo haga por el bien de mantener su imagen limpia. Es la única que tiene una intención sincera y real de ayudar a Arthur y se da cuenta de que el Joker está tomando el control. Pero, Arthur, cegado como está por Lee, no la obedece. Realiza la entrevista y no queda en muy buen lugar. Se pone a cantar una canción para Lee y, más tarde, se ve a sí mismo en el televisor de la sala de Arkham.

La locura continúa hasta el punto clave de la película, que llevamos esperando desde el primer minuto; el juicio de Arthur Fleck.

El juicio

El juicio de Arthur provoca mucha conmoción mediática, afluencia de personas intentando entrar en la sala y es la noticia del momento. Para mí, el juicio solo sirve para probarnos que Maryanne tenía razón. Arthur sufre de personalidad múltiple. El primer día es Arthur Fleck quien cruza la puerta con su abogada y se sienta en el banquillo, pero, conforme Harvey Dent va exponiendo los traumas, vejaciones y abusos que ha sufrido el acusado, vemos como Arthur se va inclinando cada vez más hacia la locura. Empieza haciendo payasadas, dibujitos en su libreta, mímica y gestos graciosos para burlarse del juicio en general y protestando con su abogada porque no le está defendiendo como él cree pertinente.

Al principio, podría haber tenido alguna posibilidad, no de resultar inocente, pero sí de ser absuelto como enfermo mental. Su abogada no buscaba que Arthur Fleck volviese a las calles. Eso no sería bueno para él, ni justo para sus víctimas y los familiares de estas. Ella quería que Arthur recibiese la ayuda necesaria para tratar su enfermedad y eso no ocurriría, ni en la cárcel, ni en Arkham. Pero, Arthur acaba con todas sus oportunidades de golpe al despedir a Maryanne en mitad de una sesión del juicio y optar por representarse a sí mismo. El Joker es de naturaleza narcisista y, en parte, ese es uno de los aspectos que el público adora de él. Queda reflejado a las mil maravillas en ese instante.

Lee asiste a todas las sesiones del juicio. Cuando Maryanne seguía siendo abogada de Arthur, nunca dejaba que Lee se sentase en primera fila y él emitía quejas constantes sobre ello. El nombre de Lee Quinzel no es extraño para Maryanne. Podemos suponer que la ha investigado. Le expone a Arthur todas las mentiras que Lee le ha contado. Resulta que no son del mismo barrio, Lee es del Upper East Side y es rica, su padre está vivo y es médico y Lee es una licenciada en psiquiatría, por lo que se sobreentiende que no está enferma, sino que comprende la mente humana a las mil maravillas. El motivo por el que ingresa a Arkham no es por prender fuego a la casa de sus padres. Entra al sanatorio por voluntad propia con el único objetivo de conocer al Joker.

Lee está obsesionada con el Joker, con esa rebelación contra el sistema, esa ruptura de normas y esa atención popular, como si fuese un Dios vestido de payaso. Sin embargo, no ocurre lo mismo con Arthur. A Lee, Arthur le da completamente igual. Le importa su pasado, porque es lo que le ha transformado en el Joker. Pero, no se interesa por la salud de Arthur, ni por su bienestar. Cuando Arthur la confronta con las verdades que le ha compartido su abogada, Lee lo acaba admitiendo todo. Aunque, añade dos mentiras más; dice estar embarazada y haberse mudado al apartamento de Arthur para poder formar una familia juntos.

A Arthur le duelen las mentiras de Lee, pero las perdona casi sin pensárselo, porque la quiere. Él se ha enamorado hasta el extremo de aceptar cualquier cosa con tal de estar con ella. La verdadera villana de la película es Lee Quinzel, que se aprovecha de Arthur, como han hecho todas las personas de su vida, le manipula para convertirle en la versión que ella desea y le juega muy sucio. El pobre Arthur, que nunca ha conocido un amor sincero e incondicional, cae rendido a sus pies como un pájaro herido y ella acaba rompiéndole las alas por completo.

La apariencia de Lee se va degenerando, hasta que acude al juicio disfrazada y maquillada a juego con el Joker. Arthur reproduce la misma parábola que Lee. En un comienzo, le quedaban algunas trazas de Arthur y algunos jirones de lucidez. Pero, conforme pasan los días, el Joker se come a Arthur Fleck. La ropa ya no es un escueto y tímido traje negro, sino una vestimenta roja y elegante de payaso. Y, al juez, no le queda otra opción que permitir que Arthur se presente con la cara pintada de blanco, diamantes verdes en los ojos y los labios de un rojo sangre, ya que cada quien puede asistir a un juicio vestido como quiera.

El Joker hace un trabajo paupérrimo en defender a Arthur. Se burla de los testigos y los intimida, como a su antiguo compañero de trabajo, Gary Puddles, a quien le perdonó la vida en la película anterior. Convierte los argumentos de su defensa en un chiste para el público, para la audiencia tras las cámaras y sus compañeros de Arkham. En varias ocasiones, el juez tiene que golpear con la maza e insistir en que aquello no es un circo.

En el alegato final, Arthur rompe con el Joker y vuelve en sí. Confiesa todos los crímenes y admite ser responsable de ellos. Además, habla de haber asfixiado a su madre con una almohada de hospital, crimen desconocido para todo el jurado y acusación. Lee abandona la sala antes de escuchar el veredicto al ver que Arthur ha renunciado al Joker. El jurado le declara culpable de los tres cargos que se le acusan.

Entonces, ocurre algo imprevisto. Se produce una explosión por un coche bomba, que abre un boquete enorme en la pared y causa heridos y muertos por doquier. Harvey Dent (el famoso villano Dos Caras), el fiscal del distrito, termina inconsciente y con parte del rostro destrozado. Arthur aprovecha la oportunidad y se escapa. En el exterior, le recoge un coche con otros tipos disfrazados de payaso. Confiesan ser los autores de la explosión y prometen llevar al Joker a un lugar seguro.

Arthur se agazapa en el asiento trasero y se oculta de la policía. Los ocupantes del vehículo se ríen, vitorean y hablan sobre las hazañas del Joker. Sin embargo, Arthur ya no lleva la mentalidad del Joker implementada. En cuanto el coche se para en un semáforo, Arthur abre la puerta, se baja y sale corriendo. Se pierde entre el tráfico, los viandantes y los sujetos disfrazados de payaso.

¿Final?

Se dirige al único lugar que considera seguro; su antiguo barrio. Va en busca de Lee, ya que piensa que ella ocupa el que solía ser su apartamento (otra mentira). Se encuentran en las míticas escaleras en las que el Joker bailó en la primera película. Arthur le propone huir y comenzar una nueva vida, pero Lee le rechaza. Tal y como hemos desgranado, Lee está obsesionada con el Joker, no con Arthur. Antes de marcharse y abandonar a Arthur para siempre, confiesa que lo del embarazo también era falso. Arthur acaba con el corazón roto y apresado de nuevo.

De vuelta en Arkham, ha causado revuelo y agitación entre sus compañeros. Mientras está sentado en la sala, le llaman porque tiene una visita. Ni Arthur ni nosotros sabremos jamás quién venía a verle, ya que otro paciente le sorprende en el pasillo y le apuñala repetidas veces en la boca del estómago. Arthur cae al suelo y se desangra, aparentemente muerto. El autor del crimen ríe desaforado y se corta parte de las mejillas, inmortalizando en su rostro la clásica sonrisa del Joker que siempre hemos conocido.

Mis impresiones: ¿controversia o propósito?

Esta crítica me ha sido un poco complicada de escribir por diversos motivos. Primero, entiendo el porqué a tanta gente le ha disgustado la película, aunque me parece excesivo y también pretencioso que muchos hayan abandonado la sala del cine antes de la primera media hora. Segundo, puedo ver los puntos defectuosos y mejorables que tiene. Gran parte de las malas reseñas que ha obtenido la cinta son merecidas. Aún así, a mí me ha gustado bastante. A continuación, voy a ahondar un poco en esas dos cuestiones.

Con respecto a la calidad de la película, tiene momentos en los que resulta monótona y se hace lenta. En mi opinión, es porque graban mucho sobre el mismo escenario y hay demasiadas canciones. El ochenta por ciento de Joker Folie à Deux se desarrolla entre los muros de Arkham. Aprecio que no se decantasen por una acción frenética y mal construida, por una huida del Joker y Lee, que, seguramente,era lo que muchos cinéfilos pensaban que iba a ocurrir.

El tema de la música, aunque es algo que ha molestado a casi todo el mundo, a mí me es indiferente. Es lógico que en un musical haya música. Además, la banda sonora es muy buena y las canciones bastante pegadizas. Lady Gaga podría convertir en oro cualquier melodía con esa voz tan increíble. No sé si Joaquin Phoenix va al karaoke en sus ratos libres o si su relación con la música se reduce a cantar en la ducha, pero, a mi parecer lo hizo muy bien.

Quiero hacer hincapié en este apartado, porque he leído diversas quejas sobre el modo de cantar de Joaquin. Lo cual me parece absurdo. Estoy cansada de las producciones de Hollywood en las que todos los protagonistas tienen una voz de cantante de orquesta y fingen que no es nada del otro mundo. En la vida real, hay mucha gente que canta bien, pero, la mayoría de los ciudadanos de a pie, tenemos suerte si no desafinamos y sonamos como si tuviéramos una flauta travesera atascada en la garganta. Independientemente de como cante, Joaquin Phoenix hace un papel brutal en Joker Folie à Deux.

La mítica escena de la escalera en la primera película aquí se reproduce a dúo. Imagen sacada de aquí.

Otro de los aspectos que me ha molestado bastante, no por la película sino por la reacción que ha generado en el público, es que las personas no han obtenido al Joker que esperaban. La gente se esperaba a un Joker psicópata, desenfrenado, burlón y enfermo. No querían a alguien que razonase y terminase haciéndose cargo de sus actos. Ansiaban ver a un bufón que pega tiros a diestro y siniestro y acaba convirtiéndose en el clásico enemigo de Batman.

En el desarrollo de la película vemos que las masas adoran al Joker. Cuenta con fanáticos obsesos. Sin ir más lejos, el ejemplo más claro es Lee Quinzel. Los canales de televisión hablan de él y siguen su caso como si fuese la vida, los amoríos y desfalcos de un famoso multimillonario. El Joker es un ícono, una celebridad. El Joker es la noticia del momento y a las personas les encanta glorificar todo aquello que desafía las normas y ofrece una distracción de sus miserables vidas. Sin embargo, ¿a quién le importa el aburrido y gris de Arthur Fleck?

Mi sorpresa fue que esa idea traspasó la gran pantalla y el público se inclinó del lado del Joker en la balanza. Para mí, no hay nada mejor que un villano bien construido, un villano con historia y motivos. Si vamos a convertir al Joker de Joaquin Phoenix en un villano, qué menos que cuente con un respaldo firme y unas motivaciones definidas. La mayoría parece discrepar conmigo. Tanto bolígrafo para tan poca tinta, ya que, no se puede tener a un Joker en condiciones, si no sabemos qué le hizo ser así en un primer lugar.

Admito que, en la primera película, yo también quería que Arthur se dejase pilotar por la locura. Pero, mis razones no eran que quería ver al Joker pegando tiros y carcajeándose por las esquinas. Yo quería que Arthur se defendiese, que hiciese justicia con esa sociedad que tanto le había fallado y que se valiese por sí mismo. Poco me importaban los enemigos de Batman y sus secuaces. Aunque se haga mención de Bruce Wayne y Thomas Wayne (padre de Bruce) no creo que tenga nada que ver con Arthur Fleck. Pienso que, tal vez, quisieron relacionarlo de algún modo, pero que lo aislaron porque no querían que la historia fuese por ese camino.

Sin embargo, en Joker Folie à Deux, desde el minuto uno, me encontré aguardando a que Arthur dejase de lado la cara del Joker y obedeciese al ángel de su hombro derecho. Me dolía valorar que Arthur acabase mal, ya que, con todo lo que había sufrido, no se merecía un final tan nefasto. Acabé sintiéndome satisfecha por como concluyó el juicio y dándome de bruces contra una pared por la supuesta muerte de Arthur al final.

No sé en que momento se me ocurrió pensar que Lee podría ser buena para Arthur. Tal vez, porque, al igual que él necesitaba desesperadamente apoyarse en alguien, yo me rehusaba a creer que la mala fortuna pudiera cebarse tanto con una misma persona. Aunque, lo de Lee fue instantáneo. Demostró al cabo de tres o cuatro escenas ser extremadamente tóxica para Arthur. Ya hemos hablado de ello. Pero, para matizar, a ella no le importaba lo que le sucediese a Arthur, solo quería que el Joker se obsesionase con ella, tanto como ella lo estaba con él. Y, lo consigue. Se lleva el amor de Arthur y del Joker, que solo se quiere a sí mismo.

Otra queja popular es esta. Normalmente, suele ser el Joker quien maneja a Harley a su antojo y juega con sus sentimientos y su cordura. Aquí, acontece a la inversa. Es Lee quien manipula, utiliza y engaña a Arthur para que se calce los zapatos del Joker. Una de las reseñas que escuché decía que no querían ver a un Joker débil. Aquello me encendió muchísimo.

Este Joker no es un personaje débil, sino enfermo. Por lo que yo entiendo, las dos películas describen a Arthur y al Joker como individuos separados, hablan de la enfermedad de cada uno y de cómo la sociedad reacciona a ello. Con lo cual, pese a la multitud de opiniones y a las ordas de haters de la película (creo que a los propios actores no les gustó la película), opino que Arthur enterrando al Joker y aceptando la responsabilidad de sus acciones es el mejor final para este personaje. No creo que Arthur Fleck sea una mala persona y, aunque sufra la personalidad del Joker, no me parece justo que, en este caso, la locura venza a la cordura.

Autor

  • Avatar de Marina - Wanheda de Los 100

    Mi abuelo me compartió el amor por la escritura. Sus manos ancianas me enseñaron que para escribir hacen falta dos cosas; corazón y verdad. Ya lo dijo Stephen King: "escribe sobre lo que sabes que es cierto". Así, aprendí que la inspiración es el mayor regalo y maldición de un escritor. Hay dos cosas que vería y leería en bucle para el resto de mi vida y son; Harry Potter y Los 100.

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