Crítica de LEGO Horizon Adventures

Rompiendo el molde

LEGO lleva haciendo videojuegos de grandes licencias desde aquel LEGO Star Wars: The Video Game en 2005. Poco a poco, la franquicia ha ido evolucionando, al principio los niveles eran más acotados y constaban de algún enfrentamiento y puzzle, narrando la película con la típica mímica LEGO. Más tarde crearon escenarios de mundo abierto, como aquel de LEGO City Undercover, con misiones secundarias y múltiples vehículos que utilizar. También introdujeron las voces, aumentando más en la inmersión y siempre con un gran doblaje al castellano. Pero si algo han mantenido todos estos juegos, aparte de poder utilizar muchísimos personajes, un combate simple y varios puzzles utilizando la construcción como base, es que fueron desarrollados por Traveller’s Tales.

Cuando se anunció LEGO Horizon Adventures, por un lado, sentí gran alegría, ya que me gustan bastante este tipo de juegos, sobre todo gracias a su vertiente cooperativa. Sin embargo, basarse en una licencia que no creo que da para tanto como para explotarla como lo están haciendo, con dos entregas con DLCs, la tercera y una serie en camino, y ahora con este spin-off, aparte de estar desarrollado esta vez por Guerrilla Games y Studio Gobo. Aun así, el tráiler de presentación me encantó, se veía distinto a las anteriores entregas de LEGO, pero pensé que le sentaría bien, puesto que es una fórmula que necesitaba un cambio.

Además, el lanzamiento viene con cierto morbo, pues está distribuido por Sony, ya que es propietaria de la licencia Horizon y sale para plataformas como PC y Nintendo Switch de lanzamiento. Para mí siempre es una noticia positiva que existan menos exclusividades y más gente pueda jugar a los videojuegos, que para eso están.

La reseña está escrita tras haber completado el juego en PC con todo al máximo y en cooperativo. Dicho esto, comencemos a despiezar el juego.

Una gran primera impresión…

La primera vez que te pones a los mandos de LEGO Horizon Adventures es todo lo que pensabas que sería. Tiene un apartado visual delicioso, es colorido a rabiar y las piezas se sienten más vivas que nunca. Es el juego de LEGO que mejor se ve, aunque a nivel de escala sorprenda más el último LEGO Star Wars: The Skywalker Saga. Parecen pequeños dioramas en los que tú mismo estás jugando con los muñecos. La iluminación es fantástica y los escenarios están plagados de detalles. Estoy muy a favor de los juegos coloridos que de un solo vistazo te provocan cierta sensación de felicidad. Este lo consigue constantemente. Me parece el mejor apartado del juego, además, el rendimiento es bastante bueno, manteniéndose siempre por encima de los 60 FPS con una RTX 3060 y un Ryzen 5 3600.

Además de en lo visual, también cumple con creces en su apartado sonoro. Mantiene un gran doblaje al castellano en el que sigue destacando Michelle Jenner como Aloy, al igual que en los juegos principales de la saga. No solo tiene grandes voces, sino que atesora un gran sentido del humor durante toda la aventura, algo clásico en los juegos LEGO. Son dos apartados en los que no suelen fallar tanto Sony, como LEGO, por lo que el producto final tiene un espectacular acabado en este aspecto.

Pero un juego no es solo lo que se ve y se escucha, para eso están las películas. Una vez a los mandos, las sensaciones no pueden ser mejores. Esta vez tenemos una cámara isométrica, algo a lo que no estamos habituados en los juegos de LEGO. De primeras podremos controlar a Aloy en el prólogo, sin la posibilidad de jugar en cooperativo hasta completarlo. Aquí aprenderemos todo lo que podremos hacer durante la aventura. El movimiento es ágil, aunque solo podremos dar un salto simple. No hay volteretas y ningún otro tipo de desplazamiento rápido. Podremos disparar el arco, tensándolo tanto como queramos para hacer más o menos daño, contra máquinas y sectarios.

Existe el uso del sigilo, pero me parece tan mal implementado que no lo hemos utilizado nunca. Hay hierbas en las que si te metes, no te verán, pero a la que dispares, todos los enemigos de la zona sabrán tu posición y te atacarán como perros a un buen filete. Al igual que en la saga Horizon, las máquinas tendrán varias partes que podremos romper. Para saber donde se encuentran, tendremos el foco, un sensor que podemos activar cuando queramos y que revelará aquellas partes débiles que nos permitirán acabar antes con estos monstruos robóticos.

Durante el camino podremos encontrar nuevas armas, aunque son de usos limitados y una vez se agotan las pierdes. Por ejemplo, utilizar un arco ígneo que quema a los enemigos, uno de hielo que los congela o uno que dispara varias flechas dispersas. Le da algo de variedad al combate, ya que estás siempre probando uno distinto. También existen los artilugios, objetos que dan distintas habilidades en combate. Entre ellos, existen las botas explosivas, que ofrecen un doble salto y daño de fuego a lo que hay debajo de ti, el separaladrillos, que ofrece el mismo placer que partir una mesa en la espalda de alguien, haciendo gran daño en área. Los hay incluso más cómicos, como un carrito de perritos calientes explosivos.

Además de combatir y ver divertidas cinemáticas donde nos contarán, muy por encima, la historia de Horizon Zero Dawn, tendremos nuestra base, Corazón de Madre. Aquí podremos construir edificios de todo tipo: una sastrería para cambiar entre diversos y graciosos trajes, un gallinero, juegos de feria, etc. La verdad es que esta zona, la cual se puede ir ampliando gracias a ladrillos dorados obtenidos en misiones secundarias y principales, no acaba funcionando del todo bien. Todos los edificios son estéticos y no puedes colocarlos donde quieras, pues han de estar en unas zonas preestablecidas. Es un añadido que se agradece, pero no es un gran aliciente para completar el juego al 100%.

Todos estos elementos, la primera vez que los ves y pruebas, son divertidos. Una verdadera lástima que el juego no evolucione como nos hubiese gustado.

… y poco más

Porque sí, tras rascar un poco en el videojuego en sí, te das cuenta de las grandes carencias que tiene. La más notable y que más hastío produce es el repetitivo diseño de niveles. La estructura es siempre la misma, arenas de combate con varias máquinas y sectarios con algún elemento en el escenario como barriles, fuego, hielo, etc. y entre ellas, pequeñas fases de exploración demasiado livianas. Apenas puedes encontrar algún cofre o estructura que construir que te aportará piezas, la moneda del juego. Las fases de exploración se sienten siempre iguales, no invitan a ser exploradas pues ni siquiera hay coleccionables ni puzzles de ningún tipo. Parecen puestas porque algo había que meter entre batallas, pero no están nada inspiradas.

Las fases más complejas y con algo de plataformeo son los calderos. Aquí sí que parece que se busca hacer algo distinto, con varios saltos entre plataformas móviles y activación de interruptores con barriles eléctricos. Sin embargo, caen en lo mismo de siempre, una escasez de ideas que hacen que visto un caldero, vistos todos. Es una pena, porque con un buen diseño de niveles, la percepción general sería completamente distinta.

Al final, el juego se sustenta en su combate. Para ello, hay cinco niveles de dificultad. Si estáis acostumbrados a juegos de acción, recomiendo subir al menos al nivel 4, pues nosotros lo hemos completado en el medio y ha sido bastante paseo, aunque alguna que otra vez hayamos muerto. Los jefes finales son divertidos, habrá que estar atento de esquivar sus grandes ataques en área y apuntar a sus zonas débiles. Una pena que no haya una gran variedad.

El contenido secundario es escaso. Lo que más destacan son las cacerías, misiones secundarias centradas en el combate contra una poderosa máquina en concreto. Algunas de ellas se completan en un minuto y otras habrá que hacer un caldero completo antes de llegar a ella. Aportan alguna hora más de juego, aunque no es muy distinto a lo que vemos en la misión principal. Estas misiones nos darán ladrillos rojos en vez de dorados, útiles para obtener nuevos trajes y edificios en Corazón de Madre.

Al final, el combate también acaba volviéndose repetitivo. Tendremos hasta cinco personajes controlables: Aloy, Rost (en las primeras misiones), Teersa, Varl y Erend. Todos ellos tienen armas diferentes: Aloy usará su clásico arco, Teersa lanzará animales, verduras y frutas explosivas, Varl tendrá su lanza que atraviesa a enemigos y Erend es el único que ataca cuerpo a cuerpo gracias a su gran martillo. Cada uno tendrá también sus propias armas especiales, por lo que al menos hay algo de variedad. Sin embargo, no es suficiente para dar frescura a un sistema demasiado simple. Eso sí, me parece mejor combate que la mayoría de Legos que se han hecho, el problema es que este juego se sustenta demasiado en el mismo, siendo prácticamente lo único que hacemos durante las 5-7 horas que dura.

Conclusión

LEGO Horizon Adventures es un juego al que le tenía muchas ganas desde su anuncio, pero que ha acabado siendo una decepción. Aunque en cooperativo ha acabado siendo entretenido, la falta de ideas en su diseño de niveles y variedad de situaciones, lastran a un producto que parce más un prototipo que un juego completo. Visualmente, es precioso y agradable de jugar, el humor clásico de LEGO está muy bien metido para contar, muy por encima, la historia de Horizon Zero Dawn. El doblaje al castellano es una maravilla, el mejor apartado, junto al diseño artístico, del juego.

Puede ser un buen punto desde el que partir para hacer una segunda parte mucho mejor, ya sea ambientada en este o en otro universo. Se agradece el intento de cambiar una fórmula algo gastada como es la de los juegos de LEGO, aunque le hace falta mucho aún para tener la calidad de un LEGO Star Wars: The Skywalker Saga. La base es buena, solo falta que las piezas que se agreguen estén cargadas de mucha más vida y creatividad, la que debería ser la base para todo juego que tenga la palabra LEGO delante del nombre.