Crítica de Paddington: Aventura en la selva – ¿La peor de la saga?

El ABC del cine familiar

Paddington me pareció, desde su primera película, la clara demostración de cómo debería ser siempre el cine familiar. Uno que divierta con un tipo de humor que pueda hacer gracia a todo tipo de público, al mismo tiempo que habla de valores muy importantes como la familia y la tolerancia. Todo sustentado por un protagonista con una chispa natural excelsa que acaba siendo el pilar de toda la trilogía. Una que, en mi opinión, va de más a menos según se suceden sus películas.

La primera es la gran novedad, por lo que todos los chistes se sienten frescos, al mismo tiempo que la relación entre los Brown y Paddington es el tema más importante de la película. Además, Nicole Kidman como villana, me sigue pareciendo la mejor que ha tenido la saga. Tenía una magia especial que poco a poco ha ido perdiendo. Quizás el hecho de ir virando cada vez más a la aventura con momentos de acción le haya hecho perder esa emotividad y sentimiento que tanto atrapaba de la primera.

Aun así, me sigue pareciendo una saga a la que siempre apetece volver, pues su protagonista sigue siendo maravilloso, haciéndote pasar un buen rato. Es por esto que entré en esta tercera parte con ganas, aunque con menos expectativas, pues sabía que aquel primer flechazo con el oso creado por el escritor británico Michael Bond en 1958 (toma dato), no se volvería a repetir. A esta sensación personal, se le suma el hecho del cambio de director. En las dos anteriores, Paul King fue el encargado de dotar de vida a Paddington, mientras que en esta tercera parte, es Dougal Wilson quien coge el relevo. Conocido más por videoclips musicales que por películas.

El otro cambio notable lo tenemos en el casting de la Sra. Brown. Sally Hawkins fue diagnosticada de lupus en 2018, enfermedad que le dificulta mucho viajar. Es este el motivo por el que ha sido sustituida por otra gran actriz, Emily Mortimer. No digo que esté mal en la película, aunque sí que se echa en falta a Sally, pues es el personaje que más conectó con Paddington en películas anteriores y aquí no se siente esa complicidad en ningún momento. Ni siquiera la he visto con el propio Sr. Brown, por lo que es algo que me ha acabado lastrando durante toda la película.

En cuanto a recaudación, lleva más de 151 millones de dólares en la taquilla global en casi dos semanas. Es por esto que no se prevé que llegue a los números de los anteriores, que superaron los 600 entre las dos. Aun así, no son para nada malos números, por lo que su cuarta parte, ya en desarrollo, no corre riesgo.

* A partir de este punto, habrá SPOILERS de Paddington: Aventura en la selva, si queréis una opinión sin spoilers, id directamente a la conclusión.

Paddington en una aventura al más puro estilo Indiana Jones

Estaba claro desde el principio que, en algún momento, Paddington debería volver a Perú. Fue su lugar de nacimiento y donde habitan otros de su especie, por lo que tras dos películas ambientadas en Londres, era el momento de viajar casi 10 mil kilómetros. La excusa para este viajecito, es la desaparición de su tía Lucy por la Amazonia peruana. Paddington es avisado por La Reverenda Madre, interpretada por una Olivia Colman que acaba siendo de lo mejor de la película. La familia Brown se pone de acuerdo para acompañar a Paddington, pues la entrada en la adolescencia de Judy y Jonathan les está distanciando últimamente. Además, el Sr. Brown quiere demostrar a los de su trabajo que él puede cometer riesgos.

Una vez allí, comenzarán a buscar a Lucy gracias a un mapa que tenía en su habitación. Este les envía a Rumi Rock, un lugar ubicado en la profundidad de la jungla. Además, se llevan el colgante de Lucy, el cual terminará siendo importante. La trama es sencilla y todo sucede muy rápido, el objetivo es poner a los protagonistas cuanto antes en medio de la aventura. Una aventura que comenzará en el momento en el que conocen a Hunter Cabot (Antonio Banderas) y a su hija Gina. Conociendo a Banderas, podíamos intuir que acabaría siendo un villano, pues aún recuerdo su aparición en Uncharted.

Siento que está algo pasado de rosca, aunque el papel invita a ello. El trasfondo del personaje es bastante gracioso, pues todos sus antepasados sufrieron la maldición de El Dorado. Una que le hace avaricioso de forma extrema por encontrar el oro de aquella ciudad perdida. El motivo de aceptar el viaje con Paddington y su familia, es el colgante que lleva Paddington. Uno muy conectado con El Dorado, algo que no hace gracia a su hija Gina, pues conoce su locura. Una que le lleva a traicionar a su propia hija, dejándola fuera del viaje. En este momento, la familia Brown y Paddington acabarán separados por un accidente de barco provocado por el lunático de Cabot.

Como aventura, es divertida, sobre todo si te gustaron películas como Jungle Cruise, Uncharted o Indiana Jones y el Dial del destino, como algunas de las más recientes. Sin embargo, creo que a Paddington le sentaba mejor el ambiente de Londres y las relaciones personales que ahí se daban. El problema lo veo en la relación de la propia familia Brown, pues están bastante desdibujados respecto a las anteriores películas. No solo por el cambio actoral de la Sra. Brown, sino por el crecimiento de los hijos, que no logran ser lo graciosos que eran. Aun así, el Sr. Brown sigue siendo el mejor personaje tras Paddington, pues sabe ser un héroe y al mismo tiempo no tiene sentido del ridículo.

La poca sorpresa de una villana divertidísima

Contar con Olivia Colman en una película de este estilo es un lujo que muy pocos pueden tener. Desde la primera llamada a Paddington, uno puede empezar a sospechar de las intenciones ocultas de La Reverenda Madre. Los villanos en la sombra es un recurso narrativo muy trillado y si lo muestras de forma tan clara, la sorpresa se puede ir al traste con facilidad. Aun así, su personaje me parece lo mejor de la película. Se hace pasar por monja desde el principio, aunque se le nota una actitud extraña en muchas ocasiones. De hecho, creo que es intencionado que sea tan torpe fingiendo, lo que le hace un personaje más gracioso aún.

Su primer gran momento viene al interpretar la canción “Let’s Prepare for Paddington”, uno lleno de buen rollo, en gran parte por su exagerada interpretación llena de alegría. Y es que esta escena define a la perfección su personaje, uno que vive todo de forma más intensa de la cuenta, con intención de fingir lo que no es.

A este personaje se le une otro que está casi al mismo nivel de locura, la Sra. Bird. Es la abuela de la familia y vive con ellos desde la primera película. En anteriores películas ya vimos como se las gasta: entretuvo a un guardia de seguridad emborrachándose con él, predice el mal tiempo cuando le duelen las rodillas y se enfada a la mínima que le faltas al respeto. Es un personaje muy divertido que en esta película se siente un poco opacada por La Reverenda Madre.

La Sra. Bird descubre que La Reverenda Madre tiene una sala oculta con la que controla la posición de Paddington gracias al collar que le regaló. Juntas, se dirigen en el avión «Miracle» hacia la posición de Paddington, aunque por el camino recogen a los Brown que estaban en un callejón sin salida. Todo mientras Cabot y Paddington pelean entre ellos al descubrir la ubicación de El Dorado. Una que hace claras referencias tanto a Indiana Jones cuando les persigue una roca gigante, como a Mary Poppins cuando Paddington utiliza el Paraguas para planear. Una mezcla entre el cine de aventuras y el británico que tanto define la saga.

En el avión, me gustaría destacar dos momentos: Jonathan inventando un artilugio en cuestión de segundos que les ayuda a enderezar el vuelo y el Sr. Brown supera su miedo a las tarántulas púrpuras, dándose el lujo de sacarse una foto con ella para demostrar a sus compañeros los riesgos que sí toma. El del primero es prácticamente lo único que hace en toda la película, y del segundo me hizo bastante gracia, como casi todo lo que hace Hugh Bonneville en esta franquicia.

La sorpresa final la tenemos cuando La Reverenda Madre revela su verdadera identidad: Clarissa Cabot. Es, ni más ni menos, que la prima perdida de Hunter Cabot, que también estaba en busca de El Dorado. Todo fue su plan desde el principio, incluyendo el extravío de la tía Lucy para que Paddington la llevara hasta la ciudad perdida. Un giro que se veía a kilómetros de distancia, aunque el parentesco con Hunter sí que no lo vi venir.

El amplio significado de la familia

«El combate» final es bastante precipitado, pues apenas vemos a Clarissa actuar como villana. Hunter acaba incapacitándola, ignorando así a las visiones de su cabeza. Todo sucede muy rápido, quizás algo más de dramatismo le hubiese venido bien, aunque encaja bastante con el tipo de humor de la franquicia. Al final lo importante es lo que está dentro de El Dorado. Los Brown y Paddington consiguen entrar gracias al brazalete.

Lo que se encuentran allí es el paraíso de los osos peruanos. Un enorme recinto en el que habitan decenas de osos de la misma raza que Paddington. Allí, se encuentra su tía Lucy, feliz como ella sola. Es aquí cuando se abre un dilema para Paddington: quedarse aquí con su familia de sangre, o volver a su nuevo hogar con la familia que ha hecho por el camino. Es muy bonito el momento en el que los Brown se piensan que se va a quedar y este, convencido de su decisión, opta por volver con ellos. Al final, ha creado un hogar nuevo y, más allá de su tía, el resto de osos son desconocidos para él. Eligiese lo que eligiese iba a ser acertado, aunque esta decisión dará pie a que tengamos una cuarta película más pronto que tarde.

El final acaba siendo feliz, como no podía ser de otra manera. Muy buen punto que Clarissa acabe en una residencia de osos polares en el Polo Norte, no se me ocurre mejor castigo para ella. Además, Hunter hace las paces con su hija, dejando atrás su obsesión por el oro. Para acabar, una familia entera de osos peruanos visita a Paddington en Londres. Todos ellos acaban teniendo nombres de calles londinenses e intuyo que tendrán bastante relevancia en la futura cuarta parte.

La escena postcréditos nos trae de vuelta al villano de la segunda película, Phoenix Buchanan, interpretado por el actor con la sonrisa más tensa que hay en el mundo, Hugh Grant. Algo que demostró con creces en Heretic. Paddington y sus amigos osos le visitan en la prisión, a lo que él les habla de su plan de escapar y crear una obra llamada «Ricitos de oro y los tres osos» con todos los osos de El Dorado. ¿Volverá a ser el villano de la próxima película o, por el contrario, todo quedará en un simple cameo?

Conclusión

Paddington: Aventura en la selva es una entretenida película de aventuras que bebe mucho de franquicias como Indiana Jones. Los Brown se trasladan esta vez a la Amazonia peruana, dejando atrás un Londres que brillaba en sus dos entregas anteriores. Esto tiene su punto positivo y negativo, pues, por un lado, tenemos más acción y un ritmo más alto, pero no aporta nada que no hayamos visto antes en películas del tipo Jungle Cruise o Uncharted.

Los preciosos paisajes donde ha sido rodada y el buen CGI que tiene, hacen de la experiencia visual una que merece la pena ver en pantalla grande. En cuanto a la música, me quedo con la canción “Let’s Prepare for Paddington” interpretada por una Olivia Colman que se ha convertido en el personaje más divertido de la película. Antonio Banderas, por otro lado, se siente algo pasado de rosca, haciéndose más pesado según avanza la trama. También siento que se ha perdido la buena química que había entre los Brown, a los que no les ha sentado bien el cambio de actriz en Mary Brown.

Con todo, dentro del cine familiar sigue siendo de lo mejor que te puedes encontrar hoy en día. Sus buenos puntos de humor, sobre todo gracias a un protagonista encantador y carismático al que siempre apetece ver y el potente mensaje sobre la familia, le hacen tener un hueco donde quizás otras grandes de la animación no están sabiendo encontrar. Una franquicia cuyos mejores días ya pueden haber quedado atrás, pero que sigue mostrando destellos de una inventiva y alegría que cruzan fronteras.