Crítica de Seafrog: Un carismático y adictivo plataformas de skate

El primer juego de un estudio ya ganador

Seafrog es el primer juego de Oh My Me Games, un estudio indie de pocas personas que han podido financiar su proyecto gracias a la Rogue Jam de 2022. Un evento que permitía a pequeños estudios mostrar sus juegos en un estado temprano y que, tras la decisión de un jurado con caras tan importantes como Reggie Fils-Aimé (expresidente y jefe de operaciones de Nintendo of America), uno de ellos se llevaría 500.000 dólares para su financiación.

De esta forma, Oh My Me Games encandiló a los jueces con un juego muy original, gracias a su mezcla entre piratas, skate y toques de metroidvania. Han estado trabajando en el anteriormente llamado Seadog y ahora Seafrog, desde el 2021. Un juego del que no tenía constancia hasta que contactaron con nosotros y que ha sido una de las grandes sorpresas dentro del indie en los últimos meses.

Y es que es una costumbre que todos hemos perdido ya, la de enfrentarte a un juego sin saber absolutamente nada de él, como lo hacíamos antaño al elegirlos solo por la portada. Es lo que me ha pasado con un Seafrog del que hay bastante que hablar, pues me ha tenido entretenido durante varios días reparando barcos, acabando con pollos rabiosos y grindando como si me fuese la vida en ello.

Un juego con carisma

La premisa y la historia en sí, podrían escribirse en un párrafo. Somos una rana a la que le acompaña un pirata digital (sí, está metido literalmente dentro de un USB), a la que parece que no le va nada bien la vida laboral en alta mar. Abandonados en una barca, acaban cayendo en un enorme pozo marino con cuatro grandes barcos abandonados. El objetivo es reparar el primero, que sirve como base, para aumentar el rango del cañón y poder salir de ahí antes de que el agua les aplaste.

Es una excusa perfecta para usar su llave inglesa, la cual no solo sirve para reparar fugas de agua, sino que es un skate. Sí, somos una rana mecánica que, por cierto, no habla. Su diseño encaja como un guante con el juego. Tiene cascos con un micrófono que nunca usará, una bufanda amarilla que le sirve de capa y una pequeña gorra azul. Lo mejor son sus expresiones faciales cada vez que hacemos cualquier movimiento, pues le da una vida y sensación de pulido muy buena.

A lo largo de la aventura, encontraremos algún NPC que hablará directamente con nuestro amigo digital. Son siempre conversaciones en tono de humor, muy divertidas, aunque se agradece que no se hagan pesadas, pues hay muy pocas. Ya que, el gran inconveniente de todo esto, es que el juego solo viene en inglés. Un aspecto que es negativo, aunque no me ha parecido nada complicado a mí, que no lo domino del todo. Quizás tengas que tirar de traductor para la descripción de algunos objetos o misiones, pero aviso de que hay poco texto.

En el apartado visual, me ha parecido un juego muy cuidado. Estamos ante un título en 2.5D muy colorido que tira en muchas ocasiones de la estética pixelada. Esto hace que todos los elementos son en 3D, el movimiento es en 2D y muchos elementos, tanto del escenario como de los propios personajes, tengan aspecto de píxel. Creo que el juego luce mucho más cuando lo jugamos, pues es intuitivo y te va ganando poco a poco. Quizás en una imagen en estático pierda bastante.

En cuanto a la música, cumple con lo que se le pide. Hay momentos en los que es calmada, fomentando más la exploración e incluso algunos puzles. Y después están las más cañeras, que te hacen bailar en la silla mientras haces todo tipo de piruetas. En general, me ha gustado, incluso se me ha quedado rondando en la cabeza después de dejar la partida. No es memorable como podría ser la de Jet Set Radio, pero ambienta bien cada escenario.

Una mezcla de géneros tan divertida como adictiva

Seafrog no es un juego corriente más. Estamos ante un plataformas de skate en el que los trucos son lo de menos. Sí, abajo saldrán puntuaciones según lo que hagamos y cómo los enlacemos, aunque para lo “único” que sirven, que no es poco, es para llenar la barra de turbo. Nunca he sido fan de los juegos de skate, quizás mi saga favorita en este género sea OlliOlli World, de la que ya adelanto que no tiene mucho que ver. Aquí lo importante es el grindeo y plataformeo para llegar a sitios que parecían imposibles.

El control al principio se hace duro y tosco, pero rápidamente le vas cogiendo el tranquillo hasta que se convierte en tu nueva adicción. Es preciso, divertido y desafiante. Tendremos el botón de turbo, el de grindeo y un dash que se desbloquea a medida que avanzamos. Además, tenemos un sistema de chips, pudiendo utilizar 4 en total, y que sirven para mejorar temas como el turbo, el combustible o para darnos ciertas habilidades. Con estos botones, desplazarse por los escenarios es una delicia. Unos que son su gran punto fuerte, pues el diseño de niveles hace buena la experiencia.

Hay tres grandes barcos que explorar en total, cada uno dividido en varias salas de gran tamaño. Dentro de esas salas, hay otras más pequeñas a las que se accede a través de puertas. El objetivo para desbloquear las grandes puertas que dan a las siguientes salas, es reparar todas las tuberías rotas del escenario. No es el diseño típico de metroidvania, con un gran mapa interconectado, pero tampoco es el lineal de un Super Mario Bros. Es un híbrido que tiene su gran valor en que siempre hay algo que hacer en todo momento.

Hay objetos escondidos por todos lados: peces que esconden chips o combustible, la moneda del juego, habilidades permanentes, aumentos de espacio del chip, etc. Es muy gratificante explorar cada sección al 100%. Además, hay objetos que te sirven incluso para otros barcos. Es decir, tiene un componente backtracking que le hace ser casi un metroidvania. Ocurre lo propio con ciertas habilidades, por ejemplo, hay una con la que podemos grindar en paredes metálicas que te servirá para encontrar objetos en el primer barco que eran imposibles sin ella. De esta forma, estás saltando todo el rato entre barcos gracias a los teleports que hay repartidos por los escenarios.

Es un loop jugable muy bien pensado, que te hace memorizar los escenarios y saber donde está cada cosa en todo momento. Aun así, hay que explorar todo muy bien, pues te puedes quedar sin saber qué hacer como no encuentres un chip concreto.

Para acabar, los enemigos de son meramente circunstanciales. Hay ratas, pollos o fantasmas, pero ninguno causa demasiados problemas y se les vence atropellándoles. Otro tema son los jefes finales, hay tres en total, uno por barco y son los momentos más desafiantes del juego. Todos siguen un mismo patrón, esquivar todo lo que hay en el escenario mientras vamos a por ellos y les damos un golpe en el punto débil. Podrían haber estado más inspirados, pues son un poco anticlimáticos como final de mundo.

Todo este contenido me ha sorprendido por lo abundante que es. Lo he terminado con el 92% en 8 horas 43 minutos. Al principio, sabiendo que eran solo 3 barcos, pensé que no me llevaría más de 5 horas, pero vas jugando y jugando y no para de haber capas. Porque no se queda en lo que he dicho, hay más: zonas para hacer trucos y ganar recompensas por los puntos que obtengamos, otras centradas en pequeños desafíos de plataformas muy difíciles, misiones de encontrar ciertos objetos del escenario para sacarlas foto, etc. Es difícil aburrirse, pues no hay ningún momento valle y todo el contenido merece la pena.

Conclusión

Seafrog es uno de los indies que más me ha sorprendido recientemente. Quizás el factor de no saber absolutamente nada de él hasta que no lo tuve delante, es importante. Aun así, estamos ante un juego muy divertido y adictivo, con mucho más contenido del que parece a simple vista. Es un plataformas en 2.5D de skate en el que no importan tanto las formas como en otros juegos del género. Hacer trucos aquí es lo de menos, lo que importa es grindar para llegar a lugares inaccesibles y conseguir todo tipo de mejoras u objetos secundarios y principales.

Su aspecto visual es colorido y funciona mucho mejor cuando el juego está en movimiento. Es intuitivo, y sabes donde está cada elemento en todo momento. La historia no es su punto fuerte, aunque sí el carisma de los pocos personajes que aparecen. Lo malo es que solo está en inglés, uno muy sencillo de entender, pero que rechazará a muchos jugadores.

Su loop jugable es su gran punto a favor, pues recorrer sus escenarios es maravilloso gracias a un control muy pulido y un diseño de niveles realmente inspirado. No te aburrirás, pues en cada esquina hay alguna recompensa esperándote. Además, cuenta con un backtracking bien pensado que te hará jugar en los tres barcos al mismo tiempo, convirtiéndolo casi en un metroidvania. A medida que avanzamos, podremos personalizar nuestro personaje según el estilo de juego que queramos llevar. También lo podemos adaptar a la situación, pues no es lo mismo una fase en la que prima la velocidad, que un jefe final que te exige tener más corazones de vida.

En definitiva, un plataformas de acción frenético, con abundante contenido, lleno de carisma y muy original dentro del género. Es el primer juego de Oh My Me Games, un estudio que ya sorprendió al mismísimo Reggie Fils-Aimé en la Rogue Jam de 2022 y que lo acaba de hacer conmigo. Si estas dos eminencias de la industria no os convencen, yo ya no sé qué más hacer.

* Hemos recibido una clave de review para Steam por parte de Starfall PR a través de PressEngine.