Gato enfadado, araña hasta con el rabo
Hay un poso especial en aquellos juegos que son completados en una sola sesión a los mandos. Hoy en día son muy pocos los que te permiten hacer esto, pues hay que irse al terreno indie, y tampoco abundan. Es normal buscar una duración aceptable para sentir que has gastado bien el dinero, pero a veces te apetece una aventura corta, que vaya al grano y te entretenga durante una tarde. Este es el caso de Stars in the Trash, un precioso plataformas 2D que he logrado terminar en poco más de una hora. Es poco tiempo, lo sé, de hecho dura menos que una película de animación infantil de hora y media. Sin embargo, no he sentido que le falte nada para sentirse una de las experiencias más agradables que he tenido últimamente a los mandos.
Empecemos por el principio, Stars in the Trash está desarrollado por Valhalla Cats, un pequeño estudio español con sede en Murcia y fundado en 2013. Es su segundo juego tras The Purring Quest, otro plataformas en 2D protagonizado por un gato que deja ver la gran evolución que ha tenido el estudio en estos 9 años desde que se estrenase, en 2015. No es casualidad que sus dos proyectos tengan felinos recorriendo las calles, pues son un grupo de personas muy comprometidas con los animalitos perdidos, habiendo donado más de 10.000 € a distintos refugios animales de todo el mundo.

Parece estar de moda el utilizar a un minino como sujeto de pruebas a nuestros mandos. En los últimos años, hemos tenido juegos como Stray, Little Kitty Big City o Cat Quest III, todos ellos con un apartado artístico visual y una jugabilidad diferente, lo que nos da una idea de las posibilidades del videojuego como medio. No es lo mismo visitar el mundo Cyberpunk de Stray con gráficos realistas, que la bonita ciudad de Little Kitty Big City al mismo tiempo que molestamos a todos los humanos que la habitan, o ser un guerrero gato que salve el mundo en Cat Quest III. Pues bien, Stars in the Trash tiene también su propia personalidad y las sensaciones que deja no tienen nada que ver con los atrás mencionados.
Lo primero que llama la atención es su apartado visual. Es precioso, sobre todo por unos fondos llenos de detalles y color. Esto es gracias a que todo el juego está dibujado a mano, como podemos ver en este video. Es como si jugáramos con una película de animación interactiva. Es un mundo que se siente vivo, gracias también al buen trabajo en las animaciones de los personajes. Al estar dibujado frame a frame, la sensación de fluidez es deliciosa, sobre todo en las numerosas y cortitas cinemáticas que están repartidas por toda la aventura. A esto se le suma una banda sonora igual de bonita, con mucho piano, y que funciona como narradora del juego, pues acompaña cada escena para dar contexto a lo que siente nuestro protagonista, Moka, en cada momento.

La premisa de la aventura es sencilla: Moka decide que está cansado de estar encerrado siempre en casa y decide salir a la calle en busca de un poco de diversión. Habrá multitud de lugares y gentes que le gustarán, sin embargo, hay un malvado perrero que le hará la vida imposible gracias a su ejército de ratas sobornadas con sirope. Moka conocerá amigos por el camino, varios de ellos abandonados en la calle, y tendrá momentos muy cómicos y algunos tremendamente tristes. Es como un corto alargado que me ha recordado en algunas situaciones a Tom y Jerry, siendo el perrero Tom y nosotros Jerry. No desvelaré más de la trama, pues tiene algún momento que es mejor conocer por vosotros mismos.
A nivel jugable estamos ante un plataformas que recuerda a aquellos clásicos de NES. Tenemos salto, voltereta y zarpazo. Los saltos no tienen complicación alguna y sirven más para hacer puzzles o explorar pequeñas tareas secundarias que como reto en sí. El combate también es muy sencillo aunque funcional. Apenas hay enemigos, por lo que me parece estar bien medido. Lo que más destaca es la variedad de situaciones jugables, pues tendremos fases de escalada, puzzles, persecución, etc. Esto, dentro de lo poco que dura, hace que el ritmo no baje en ningún momento y te inste a acabártelo de una sentada. Quizás hay alguna hitbox que falla más de la cuenta y no sea del todo satisfactorio siempre, pero por lo general se disfruta jugándolo, mucho más que Rugrats Adventures in Gameland, por ejemplo, que tenía un gameplay parecido, pero se hacía tedioso en varios niveles por su imprecisión.

Dentro del juego hay algunos “coleccionables” aunque solo están registrados dentro del sistema de logros de Steam, plataforma en el que lo he jugado. Por ejemplo: puedes romper unas pelotitas rojas, comerte unas flores o activar los Maneki-neko. Me habría gustado que estuviera implementado dentro del propio juego, ya que esto hace que la rejugabilidad venga ligada a los logros y si lo jugáis en una plataforma como Nintendo Switch, no sabréis si habéis encontrado todo lo secundario.
En conclusión, Stars in the Trash es una divertida, bonita y variada aventura de poco más de una hora que no te arrepentirás de jugar. Su apartado visual es precioso y la trama que cuenta es sencilla, pero esconde sorpresas suficientes como para tener identidad propia. Jugablemente, es variado y, aunque tenga sus fallitos en el control, no se hace pesado en ningún momento. Si os gustan los animales y buscáis una aventura sin relleno, Stars in the Trash te dará justo lo que promete, ni más ni menos.
Lo Mejor:
- ✅ Una delicia artística dibujada a mano en su totalidad.
- ✅ La historia, emotiva y llena de corazón.
- ✅ Variedad de situaciones jugables que hacen que la hora y media que dura pase volando.
Lo Peor:
- ❌ Alguna imprecisión en el control.
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