Atención: el siguiente análisis contiene spoilers mayores sobre la primera y segunda temporada de PLL Original Sin y Summer School.
Si la primera temporada ya fue un auténtico despropósito y sinsentido a muchos niveles, en la Pequeñas Mentirosas: Campamento de verano, Roberto Aguirre-Sacasa ha vuelto a hacer de las suyas. La temporada anterior cerró con la revelación de que Archie Waters era A, su posterior detención y con las mentirosas reunidas en familia celebrando la Navidad. Todos parecen estar felices y comiendo perdices, pero Archie, siendo el Michael Myers que es, se escapa del hospital donde le tienen recluido. El misterio está servido. Ya tenemos cliffhanger para los dos años que tarde en rodarse y estrenarse la próxima temporada.
Mi sorpresa fue mayúscula cuando descubrí que, poco más allá del primer capítulo, arrestaban a Archie al depositar flores sobre la tumba de su hermana, Angela, y le sentenciaban con pena de muerte. Me impresionó para bien que no reutilizasen al mismo villano. Uno de los problemas de desvelar un misterio tan imprescindible para la trama, como es la identidad de A, tan temprano es que, si te propones ponerlo en juego de nuevo, se te tiene que ocurrir una idea muy buena o el resultado será penoso, vago y repetitivo.
En este caso, da igual que no antagonicen a Archie Waters otra vez, ya que el acosador o asesino de la segunda temporada es aún más patético. Habría preferido que Archie escapase milagrosamente de la custodia policial.
Roberto Aguirre-Sacasa, lo has vuelto a hacer
Este hombre, no contento con haber destrozado Riverdale, Chilling Adventures of Sabrina, Katy Keene y, ahora, Pretty Little Liars, ha vuelto a imitar con una exactitud digna de un Óscar todos los errores que derivaron en que sus series fueran canceladas o utilizadas como meme internacional.
No se le da mal el asunto del terror, el género slasher y la dosis de gore apta para todos los públicos. Todos sus trabajos cuentan con un toque o un guiño especial hacia clásicos del horror. Sin embargo, tiene una habilidad nula para crear personajes interesantes y desarrollarlos y una imaginación abotargada en lo que a hilar historias se refiere. La prueba está en PLL: Original Sin y en los personajes que se nos presentan. Protagonistas con cero originalidad y una personalidad ultradefinida que, en mi opinión, le resta cualquier atisbo de realismo.
La trama es de lo más absurdo e inverosímil que jamás hayan presenciado mis ojos. Para aquellos que vieron Riverdale en su día, esto es el hilo narrativo de La Granja y Las Hermanas de la Misericordia al cuadrado. Hasta Karen y Kelly recuerdan un poco a Betty y Polly, salvo por el detalle de que las hermanas Cooper no eran gemelas y de que Karen Beasley está muerta. Roberto parece estar obsesionado con las sectas, los asesinatos, el terror barato e incrustado o apalancado en basar sus tramas en la época del instituto. Ya hemos visto con su víctima preferida, Riverdale, la catástrofe que se desata cuando se inventa un salto temporal e intenta escribir a los mismos personajes adolescentes como adultos funcionales.
Le cuesta definir una etapa cronológica o escoger un año concreto. Tal vez, porque le gusta lo vintage o porque, como yo, es un amante de lo antiguo. Pienso que esas dos ideas son ciertas, pero que su problema no es ese. No se le da bien situar a personajes en una era y hacer que vayan acorde con el tiempo presente. Cuando lo hace, surgen aberraciones como Spooky Spaguetti o los cuadrados amorosos de Riverdale (Archie, Veronica, Jughead y Betty).
A menudo he pensado que, en la vida real, nadie habla así, ni actúa así. Ya sé que es ficción, pero los diálogos son tan malos que duele escucharlos. Un ejemplo es Veronica Lodge de Riverdale o Tabby Haworthe de PLL. Tabby utiliza un discurso en el que, el ochenta por ciento, son referencias a películas y, el veinte por ciento restante, palabras mundanas de conversación. Sus frases respaldan un mensaje positivo, pero tienen un trasfondo misándrico. Como mencioné en el análisis de PLL: Original Sin, la mayoría de los hombres que habitan en Millwood son tildados de cavernícolas, machistas y villanos. La intención feminista, progresista y de inclusividad de Tabby es buena. Sin embargo, ni todas las mujeres son santas, ni todos los hombres son demonios y viceversa. Eso es algo el lo que Roberto mete la pata.
Desmenuzando PLL: Summer School
En su mayor parte, la trama de Pequeñas Mentirosas: Campamento de Verano, es irrelevante y previsible. Hay un pequeño salto temporal entre el final de la primera y el comienzo de la segunda. La serie retoma el hilo a principios de verano. Las chicas han suspendido la mayoría de sus asignaturas como consecuencia de los acontecimientos del año anterior, por lo que se ven obligadas a asistir a la escuela de verano si no quieren repetir curso.
Al igual que sucedió en la serie madre de todo el universo de PLL, las cinco van a la consulta de una terapeuta que, casualmente, es la misma que trató a Emily, Spencer, Aria y Hanna; la Doctora Sullivan. De buenas a primeras, la reaparición de este personaje, se podría interpretar como un guiño simpático o una referencia para los fans más antiguos. Según mi criterio, es otra manera de subirse a una bola de demolición y de arrasar con todo (como hizo, en su día, nuestra querida Miley Cyrus con los estereotipos de Disney y Hannah Montana).
Sullivan sigue siendo una psicóloga amable, competente en su trabajo y con empatía por sus pacientes. En la serie original ayudó bastante a las mentirosas y no interpretó un papel con aires de villanía. Sin embargo, aquí la tiñen de sospechosa y destruyen su reputación, mostrando que está escribiendo un libro basándose en las experiencias de Imogen, Tabby, Noa, Mouse y Faran como inspiración. Resulta que, Sullivan, fue la terapeuta de Rose Waters en Radley. Rose le compartió el secreto de que tenía dos hijos, uno de ellos encerrado en una jaula. Tras ese descubrimiento, la doctora comenzó a sentir la presencia de un supuesto hombre del saco. Se convenció a sí misma de que ese monstruo había matado a su único hijo y aquello acabaría siendo también su sentencia de muerte.
Las alusiones a Pretty Little Liars me parecerían oportunas si estuvieran bien hechas y se respetase la serie original. En su lugar, nos encontramos con esta bazofia (por no utilizar una palabra peor). No veo la necesidad de traer de vuelta a un personaje para convertirlo en una mala persona, cuando esa no era su naturaleza original, o para matarlo en el último episodio sin razón aparente. Eso denota falta de imaginación y querer aferrarse al éxito de una serie que ya vivió su tiempo.
Tampoco comprendo que, al final de la primera temporada, Imogen anuncie que va a entregar en adopción a su hija a una pareja de Rosewood, que se llaman Aria y Ezra. Para los que estén un poco perdidos, Aria y Ezra son una pareja principal de Pequeñas mentirosas. Pero, en el primer capítulo de la segunda, vemos que la bebé de Imogen fue entregada a un matrimonio gay y que, la madre primeriza, ya no parece tan segura en su decisión de renunciar a la crianza de la niña.
Esto, lejos de ser un plot hole, si lo hubieran aprovechado bien, podría haber sido una trama interesante. Sabemos que, antes de que Davie se quitara la vida o fuera asesinada por A, estaban planeando criar a la niña juntas. Nos muestran que Imogen está un poco obsesionada con la familia que ha adoptado a su hija, que les realiza muchas visitas no previstas y aporta obsequios para la pequeña, incomodando a los padres de la niña. Se preocupa por ella al saber que Rose La Sangrienta anda suelta, pero no refleja intenciones reales de querer ser su madre.
Prosiguiendo con la historia, las cinco acuden juntas a la consulta de Sullivan y a la escuela de verano. Mientras tanto, en la red surge una especie de creepypasta, relatos sobre avistamientos de Bloody Rose. Se comenta que Rose La Sangrienta es la madre de Angela y Archie Waters y que ha venido a clamar venganza por sus hijos. Al principio, es un rumor que corre de boca en boca y de pantalla en pantalla como la pólvora, hasta que las chicas averiguan que es real.
Imogen
El desarrollo de Imogen en esta temporada no es muy distinto al de la anterior. La única diferencia es que en esta ya no es la chica de dieciséis años embarazada. En su defecto, ha pasado a obsesionarse con el fallecimiento de su madre y con su bebé. Da la impresión de que se arrepiente de su decisión de entregársela a otra familia o de que se siente demasiado sola sin Davie.
En la temporada anterior, descubrimos que, Davie y las madres de las otras cuatro mentirosas, eran unas bullies en el instituto que le hicieron la vida imposible a Angela Waters. Davie era la peor de todas. Parece que, según contó el padre de Imogen, en algún punto de su vida comenzó a sufrir episodios periódicos de depresión y adicción a determinadas sustancias. La llegada de Imogen fue lo que la sacó del agujero. El nacimiento de su nieta sería su redención definitiva y «A» no podía permitirlo. Ya que Davie está muerta, Bloody Rose se empeña en castigar a Imogen por los pecados de su madre.
La parte más destacable de Imogen es que se empecina con proteger a su hija y entrometerse constantemente en su nueva familia, al punto en que le ponen un límite a sus visitas. Siente la necesidad de cambiar de piel y de fingir ser otra persona para que dejen de mirarla como a una sobreviviente de la masacre de Millwood. Se enlista bajo un nombre falso en un trabajo en una cafetería en medio de la nada.
Acaba decidiendo que no puede ocultar quién es y cambiando de empleo. Empieza a trabajar en una heladería, proporcionando su nombre real, con un compañero que es el vivo prejuicio y definición de un fuckboy. Imogen cae en las redes de Johnny y bebe los vientos por él. Johnny le dice que no está buscando una relación estable y que solo quiere divertirse. Sin embargo, Imogen, no es capaz de aceptar esa respuesta y le revolotea hasta que consigue su atención. Al final, Johnny, parece interesarse por ella también.
Cerca del último episodio, las chicas empiezan a sospechar de todo el mundo. Especialmente, de sus novios. Piensan que, alguno de ellos, se esconde tras el disfraz de Rose La Sangrienta. Imogen descubre una pila de cadáveres en la cámara frigorífica de la heladería y su primera conclusión es que Johnny es un asesino en serie o Bloody Rose. Así que le golpea con un objeto contundente y le encierra en el congelador. Con lo cual, creo que no veremos a Johnny en la tercera tempoarada (si es que la hay) y quedará como un amor de verano de Imogen.
Noa
Decir que la línea argumental de Noa es irrelevante y no aporta nada a la trama general, es como afirmar que el sol desprende luz y calor. Su plot es una ramificación de la historia principal, ya que es independiente de los conflictos de las demás mentirosas. Ya en la primera temporada, Noa, no tenía razones reales para arremeter contra Karen Beasley. Sus únicos motivos para ser acosada por «A» eran su servicio a la comunidad, el encubrimiento de las adicciones de su madre y que, esta, tuvo un papel en el suicidio de Angela.
En la segunda temporada, Noa está viviendo en casa de su novio, Shawn, temporalmente, porque su madre ha ingresado en rehabilitación. La madre de Shawn no trata a Noa todo lo bien que debería, así que ella se siente incómoda y se inventa que su madre va a salir del centro. Se vuelve sola a su casa, engañando tanto a su madre como a su novio.
Aparece un nuevo personaje al que, personalmente, odié bastante. Jen fue compañera de Noa en el reformatorio y retorna para ponerlo todo patas arriba. Desde el primer momento en que estas dos comparten pantalla es evidente que existe una tensión entre ellas. Jen empieza a juntarse con Noa, a trabajar en la misma pizzería y, eventualmente, a quedarse en su casa. Noa se da cuenta de que siente algo por su amiga, a pesar de que le haya complicado la vida y puesto en la tesitura de cubrirla en el trabajo por haber robado dinero de las propinas.
El triángulo amoroso termina con Noa engañando a Shawn y escogiendo a Jen. Noa no es capaz de ser clara con Shawn y de decirle la verdad. Todo explota cuando él deduce la infidelidad. Noa y Shawn llevan juntos desde que ella salió del reformatorio. A pesar del estereotipo del chico popular, deportista y mazado que entraña él, Shawn, es un tipo decente y ha tratado a Noa con respeto y afecto desde el minuto cero.
Jen cae mal por involucrarse en una relación que era sana hasta que ella llegó (y hasta que Noa empezó a mentir). Me pareció un personaje manipulador, oportunista y egoísta. Una vez resaltado ese punto, es evidente que las actrices y los personajes tienen una química especial, ya que, desde el primer momento que las vi juntas, supe que se iban a involucrar en algún lío amoroso.
Mouse
La personalidad de Mouse se reduce a dos palabras; Spooky Spaghuetti. Si la actriz aparece en veinte escenas de un episodio, quince de ellas son hablando sobre ese infesto sitio web. De hecho, es ella quien descubre la leyenda o el creepypasta de Bloody Rose en los foros de Spooky Spaguetti. Al principio, las chicas, piensan que es una historia inventada por fanáticos o por admiradores de A o de la masacre de Millwood. Los espectadores descubrimos antes que ellas, al ver al espectro asesinando a una pareja enamorada, que Rose La Sangrienta es muy real.
Las madres de Mouse se han ido de crucero para trabajar en su relación y esquivar un divorcio o separación por todo lo que ocurrió en la temporada anterior. Mouse se queda con su abuela, Lola, que es una señora entrañable y con pérdidas de memoria. No es muy difícil notar que padece demencia o de principios de Alzheimer. Cuando la salud de Lola se deteriora, Mouse se apoya en su novio, Ash.
Mouse sufre la experiencia más cercana a la muerte por parte de Rose. Sus amigas han preparado una fiesta sorpresa para el día de su cumpleaños. Lola conduce hasta la ubicación, pero cuando Mouse ingresa en el edificio se da cuenta de que allí no hay nadie. Bloody Rose ha engañado a Lola para que lleve a Mouse directa al matadero y poder tenderle una trampa. Le prende fuego al edificio con Mouse dentro y, esta, se salva por muy poquito.
Al final de la temporada, Mouse, tiene la gran idea de hacerse pasar por el espíritu Angela Waters y grabar un vídeo para Spooky Spaghuetti. La intención era que todos los seguidores de Rose La Sangrienta interrumpieran su cruzada y abandonasen la absurda participación en el día del juicio final. El plan sale mal, porque se desvela su identidad.
Tabby
Tabby continúa lidiando con el trauma de haber sido violada y manipulada por su mejor amigo. No echa de menos a Chip ni se recluye para llorar su muerte. Se lamenta de que él no esté vivo para pagar las consecuencias de lo que hizo. Para enfrentarse a sus demonios de una forma más terapeútica y canalizar tanta ira, se decide a escribir una película a la que titula; «Venganza«. La obra cuenta la historia de una chica, a la cual da vida Imogen, que tortura a su abusador y le graba una letra «A» en el pecho.
No todos se encuentran conformes con el mensaje de la película. La Señora Langsberry, madre de Chip, le pide a Tabby que borre el material. Tabby se niega, argumentando que solo está intentando contar su verdad. Susan Langsberry la amenaza, pero Tabby no se baja del caballo. Hasta aquí, su tren de pensamiento, me parece lógico. Tabby fue traicionada, vejada y estafada por alguien a quien consideraba digno de confianza. Es normal que se sienta dolida y que busque expresar ese sufrimiento de algún modo.
La película se estrenará en el Orpheum y no se clasificará para los premios del festival al que Tabby quería ingresar. Aquí, empieza el problema. Tabby se ciega en torno a la idea de que su producción ha sido rechazada por el color de piel de su directora. Wes intenta razonar con ella y exponer que no tiene nada que ver con esa cuestión. Sin embargo, Tabby, tiene un complejo de superioridad tan enorme y una seguridad tan aplastante, que está convencida de que su película es muy buena y de que, si no la aceptan, no puede ser porque le hayan encontrado algún defecto.
Tabby conocerá a un chico, Chris Peele (sí, como Jordan Peele), que, básicamente, es la versión masculina de Tabby. Chris entra a trabajar al Orpheum como sustituto de Chip y, enseguida, tienen buena química. Le encanta el cine de terror, diseñar y recrear máscaras y referenciar películas como una enciclopedia andante de la gran pantalla. Esas son cualidades que encajan al cien por cien con Tabby y que la encandilan. Aunque por momentos parece sospechoso, Chris, demuestra ser un buen chico y querer a Tabby genuinamente.
Faran
Faran pasa de ser una delicada bailarina a una experta en defensa personal. Abandona el asunto de la danza porque se siente estancada y para prevenir que su lesión de espalda empeore. Consigue un trabajo como socorrista en la piscina municipal y se convierte en una jefa que roza los límites entre ser demasiado estricta y hacer lo correcto porque hay vidas en juego. Como líder de los socorristas, tiene tolerancia cero con los zánganos que se duermen en horario laboral y que se dedican a gastar bromitas pesadas a sus compañeros. Como compañera, carece de sentido del humor y adquiere la mala costumbre de mirar por encima del hombro a sus colegas de trabajo. Está claro que, al ser deportistas, es incompatible que presuman de inteligencia (nótese la ironía).
Su relación con Henry se cae a pedazos. Tenían planeado ir a un campamento de danza juntos, pero Faran le miente diciéndole que no la han aceptado. Henry renuncia a su plaza y escoge quedarse con su novia. Empieza a involucrarse con la Casa de Redención a la que asiste Kelly, cosa que desagrada en extremo a Faran. Este lugar es el que he mencionado antes que es una copia barata de La Granja de Riverdale. Además, resulta muy inverosímil que, una secta que ha surgido de la nada, no pare de ganar adeptos entre los jóneves y los no tan jóvenes.
Un aspecto que me gusta de como han desarrollado a Faran es que, desde la temporada uno, ha trabajado en sí misma y en sentirse más cómoda en su propia piel. Ha roto con ese molde de cisne y se ha soltado el cabello, luciendo sus rizos naturales. No se resquebrajó cuando tuvo que dejar el baile por salud durante un tiempo, sino que buscó otras aficiones y formas de explotar su talento.
La parte que detesto es que toda su personalidad gira en torno a esa nueva faceta. Dan ganas de gritarle a Roberto; «Vale, ya hemos entendido que es una chica dura«. Puede rescatar a alguien que se está ahogando en medio de la piscina, echar pulsos con sus compañeros y derrotarlos, darle una paliza a Bloody Rose e, incluso, levantar una viga de hierro durante treinta minutos. Me molesta que, de repente, Faran se haya convertido en el Capitán América.
Hay que saber cuándo decir BASTA
El problema de PLL Summer School es que la trama no tiene ni pies ni cabeza. Es como si hubiesen introducido un montón papeletas en un bote, extraído unas pocas aleatoriamente y decidido que esa sería la historia. Volvemos al mismo planteamiento de adolescentes de dieciséis años comportándose como adultas de treinta con el aliciente de que, esta vez, no existe niguna razón objetiva por la que no puedan pedir ayuda. Para aquellos que hablen inglés fluido y lo entiendan, les recomiendo el canal de Youtube de Friendly Space Ninja y, en específico, este vídeo de PLL, en el que habla sobre la segunda temporada. Friendly Space Ninja tiene varios vídeos analizando múltiples series. En especial, criticando las partes negativas.
Yo me esperaba algo mejor de esta temporada. Me ha pasado lo mismo que, cuando en su día, empecé a ver Riverdale. La primera temporada me enganchó y me gustó bastante, pero para la segunda me desconecté por completo. PLL Original Sin no ha logrado ni eso. En parte, eso viene propiciado porque ya hay mucho material de Pequeñas Mentirosas. Los libros son un poco aburridos, pero bastante buenos. La serie está demasiado alargada, pero tiene un factor clave que le falta al reboot. Tal vez, la pieza perdida del puzzle sea una Alison Dilaurentis o un único «A» para toda la serie. Desde luego, eso sería mejor que Archie Waters y Bloody Rose.
Me sorprendería que la renovasen para una tercera temporada. Por un lado, siento curiosidad por saber qué absurdeces se le pasarán por la mente a Roberto y su equipo. Por otro, creo que no es necesario y que podría aprovechar mi tiempo en otros asuntos. Lo que no quiero es que PLL se acabe transformando en Riverdale y, con el cariz que está tomando, tiene toda la pinta.
Rose La Sangrienta
Voy a decirlo sin rodeos y arrancando la tirita de golpe, Bloody Rose es Susan Langsberry. La revelación menos sorprendente y más decepcionante de la historia. Si pensabas que Rose La Sangrienta era Angela Waters, Archie Waters, la Señora Beasley o Chris, el novio de Tabby con afición a elaborar máscaras y disfraces, estabas equivocado. Susan era una sospechosa evidente y con una motivación tan clara, que, pensé que no la utilizarían como A 2.0. Al parecer, también me confundí. Cuando la vemos en el último episodio cultivando esas rosas tan características que Bloody Rose va dejando por todas partes, queda estipulada su verdadera identidad.
Bloody Rose tiene alguna connotación religiosa. Lleva una corona de espino y el rostro cubierto por una tela empapada en sangre. Igual que en la temporada uno se distinguía que A debía ser un hombre, en esta se ve a la legua que Rose La Sangrienta es una mujer de mediana edad. Se nota por su complexión y por el contexto que tiene el espectro de Rose La Sangrienta. Esta mujer aparece y desaparece como si fuera el genio de la lámpara de Aladino. Se pasea con un perro al que suelta para que haga daño a las mentirosas y, aunque su apariencia sea la de un zombie, puede arrancar a correr como un velociraptor en cualquier momento.
Le concedo a Roberto que el físico de Rose da miedo, al igual que el parecido de Archie Waters con Mike Myers es inquietante. Sin embargo, más allá de ser más fea que una nevera por detrás, su apariencia no es amenazadora. Si te la cruzases por la calle, probablemente, pensarías que es una señora perturbada de la cabeza, pero no alguien que vaya a apuñalarte en el estómago.
La desvelación de la identidad de Rose La Sangrienta es mediocre y tiene fallos lo mires por dónde lo mires. De nuevo, se escudan en el mismo modus operandi que en la temporada uno y hacen que otra persona mueva los hilos detrás de bambalinas. Wes, el jefe de Tabby y propietario del Orpheum, es el cerebro de la operación.
Las motivaciones de Susan Langsberry son tan obvias que no amerita explicarlas. Aún así, las recalcaremos. Su hijo, Chip, violó a Imogen y Tabby y fue asesinado por Archie Waters. Susan quiere limpiar la imagen de su hijo y vengar su muerte. Asunto, que, se le dificulta, ya que Tabby decide grabar una película en la que cuenta su verdad y retrata a Chip como el abusador que fue. Tabby se encuentra en su derecho de hacer lo que le plazca con sus experiencias y es consciente de ello. Por eso, cuando Susan le pide que borre la película, ella se niega. Este es el principal argumento de peso en mi afirmación de que el antagonista es muchísimo peor que el de la primera temporada y se le puede señalar desde el primer o segundo episodio.
Los motivos de Wes son un poco más ambiguos. Para mi gusto, el más probable y menos coherente es que está celoso de Tabby. Tiene envidia de que su empleada y amiga haya sido capaz de filmar una película y de defenderla con uñas y dientes frente a la crítica. Es un director frustrado, porque le hubiera encantado trabajar en grandes producciones y, sin embargo, ha terminado regentando un cine en medio de la nada.
Wes es un personaje que, a comienzos de la primera temporada, es caracterizado como inapropiado e, incluso, hay cierta especulación y controversia sobre si es el violador. Hay una escena, que me choca bastante, en la que intenta besar a Tabby y la chantajea con un USB para que le acompañe hasta su casa. En el resto de la serie, se le percibe como a un tipo común, un buen jefe y casi como a un amigo para Tabby. En la segunda temporada tiene algo de profundidad cuando trata de aconsejar a Tabby sobre su película. Tabby está empeñada en que los responsables del festival han rechazado su peli por su color de piel. Wes insiste en hacerle comprender que esa no tiene por qué ser la razón. Puede que necesite trabajar más en ella, que sea un producto amateur o poco maduro, pero Tabby no lo entiende así.
Al final, se descubre que Wes es el director de una película de terror en la que Bloody Rose continúa la masacre de «A» y, al ser el espíritu de Rose Waters, venga la muerte de sus hijos. Por lo tanto, Wes, como Archie, Susan y todos los habitantes del pueblo que participan en esa especie de «juicio final«, es un asesino y un psicópata.
Final Girl
Ese concepto me resultó muy molesto, porque yo no sabía lo que era una Final Girl. Luego investigué su significado y me di cuente de que estaba bien empleado. Resulta que, una chica final, es la última superviviente de una película de terror. Digamos que es la que espera en la calle a que llegue la policía y le narra los hechos de forma atropellada a un oficial que iba de camino a Dunkin’ Donuts. En PLL: Summer School, las mentirosas son las Final Girls.
El objetivo de Rose La Sangrienta es ponerlas a prueba para que demuestren que tienen lo que hay que tener para convertirse en chicas finales. La trama de la película de Wes es la misma. Entiendo que solo debería haber sobrevivido una, pero, por el bien del guión y de los espectadores, las cinco protagonistas llegan al final y desenmascaran a Wes.
Es cierto que esta idea es innovadora y me gusta. A pesar de todo, está ejecutada de un modo penoso. No creo que le hubiera hecho falta mucho más. Simplemente que la resolución no fuera tan acelerada, evidente y catastrófica. Aunque el final tenía aspectos positivos, no había por donde cogerlo. Tampoco se le puede exigir más a una serie de Roberto Aguirre-Sacasa ni a los ocho capítulos que componen la segunda temporada. Carezco de expectativas para una tercera ronda y cualquier cosa decente que hagan me parecerá mejor que este completo fiasco de Bloody Rose, Final Girls y pequeñas mentirosas metidos en un mismo saco.