Visitar Cabárceno: Nuestra experiencia y consejos para disfrutar del mejor zoo de España (2025)

¿Qué es el Parque de la Naturaleza de Cabárceno?

El Parque de la Naturaleza de Cabárceno es un gran “zoológico”, diferente a uno convencional, situado en Cantabria. Es una de las grandes atracciones turísticas de la comunidad autónoma uniprovincial, por lo que fue un imprescindible en nuestra visita. Lo dejamos para el último día, pues era en el que mejor pronóstico de tiempo había, y no falló. Al estar en el Norte de España, las probabilidades de lluvia siempre están ahí, vayas en la fecha que vayas. Merece mucho la pena planificar bien el día, pues las vistas que ofrece la zona, en un día despejado, son inigualables.

Este recinto aprovecha una antigua zona de minería de hierro que fue explotada desde los tiempos de los romanos. Fue en 1990 cuando se decidió realizar una profunda transformación del terreno para adaptarlo a los animales que lo habitan hoy en día.

Su gran punto a favor para distanciarse del resto de zoológicos, es su tamaño. Son 750 hectáreas de terreno, una auténtica barbaridad para un parque. Para que os hagáis a la idea, solo la zona de elefantes ocupa 25 ha, mientras que todo el Zoo de Madrid consta de 22 ha. Es decir, solo el terreno de los elefantes abarca más que todo el Zoo de Madrid. Es este el motivo por el que este recinto animal es el más respetuoso con ellos de los que he visitado. Ahora bien, no todo es perfecto en este aspecto, como profundizaremos más adelante.

Consejos antes de visitar Cabárceno

Antes de ir al parque, recomiendo comprar las entradas por internet con más de 24 horas de antelación. Además de que ahorrarás tiempo al no tener que pasar por taquilla, puedes encontrar algún descuento que rebaje el precio. Los hay en varias plataformas, como bancos, supermercados o seguros. Seguro que si rebuscáis un poco, mínimo un 5% seguro que podéis encontrar.

Los precios oscilan dependiendo de la temporada en la que vayáis. En nuestro caso, fue temporada media y el precio de 35 € los adultos. En alta ascendería a 45 € y en baja se reduciría a 25 €. Las de niños (4 a 12 años) tienen un precio de 25 €, 20€ y 15 € y los bebés (0 a 3 años) van gratis. Además, hay otros tipos de descuento, típicos en todos los parques, para familias numerosas, personas discapacitadas y para mayores de 65 años. Los precios pueden variar de aquí en adelante, así que sugiero que los veáis en profundidad en su web oficial.

Lo primero que hay que saber, es que la forma de visitar el parque dista en gran medida con el resto de recintos similares, tanto parques temáticos como otras atracciones turísticas. Es más similar a lo que podemos ver en un safari, pues para recorrerlo, es prácticamente obligatorio utilizar el coche cada dos por tres. Las zonas con animales están muy alejadas entre ellas, tanto, que recorrer el parque al completo supone caminar más de 20 km de empinadas cuestas y carreteras. Es por esto, que hay un servicio gratuito de autobuses, el Ecobús, aunque no siempre está disponible. Vayas en el medio que vayas, imprescindible el calzado cómodo. También recomiendo unos buenos prismáticos para ver los animales más lejanos.

El otro gran medio de transporte y que sirve también de atracción, es la telecabina. Es gratuito con la entrada y te permite recorrer grandes zonas del parque con unas vistas únicas. Merece mucho la pena realizar los 4 trayectos, comenzando por la Estación Rinocerontes y parando en la Estación Elefantes para comer allí.

Y es que este es el siguiente consejo: comed un poco antes de tiempo en el propio pueblo de Cabárceno. Justo en la salida Este, hay una zona con varios restaurantes, el primero que os encontráis se llama Restaurante Peña Cabarga y ofrecen hamburguesas por 8 euros con patatas incluidas. Además del buen precio, están buenísimas. Fue un gran acierto, pues justo en esa zona se forma mucha cola para la telecabina, por lo que pararse a comer y aprovechar a que se vacíe un poco, es un plan sin fisuras. Los restaurantes del interior del parque, Los Osos y La Cabaña, también ofrecen buena comida a gran precio, aunque están más concurridos.

Otra muy buena opción es llevarse comida de casa y aprovechar alguno de los múltiples merenderos que hay repartidos por el parque. Si el día acompaña, es la oportunidad perfecta para un buen pícnic en un lugar precioso, en cualquier zona en la que estés.

Por último, quiero avisar de algo en lo que fallamos nada más llegar y que tiene muy fácil solución. Al entrar por el parque, al menos desde la entrada Norte, encontraréis un Parking que avisa de que cerca hay llamas, tigres y gorilas. Pues bien, en vez de aparcar ahí, lo que hay que hacer es subir con el coche más arriba, pues hay otro parking mucho más cerca de estos animales. La mayoría de gente se paró allí y tuvieron que recorrer 600 metros de cuestas para luego volver al coche otra vez. La señalización no es la mejor del mundo y es muy fácil perderse si no miráis el mapa que os dan en la entrada constantemente.

Animales en semilibertad, el gran reclamo del parque

Vistos los pormenores de la visita, toca adentrarse en lo que todo el mundo espera ver cuando oye la palabra Cabárceno. En esta primera sección, vamos a hablar de los animales que más libertad tienen. Aquellos con enormes praderas que tratan de simular su hábitat natural, aunque eso sea imposible para varios de ellos. Aquí destacan los grandes mamíferos: tigres, rinocerontes, cebras, jirafas, elefantes, osos, dromedarios, hipopótamos, búfalos, gorilas, leones, etc.

Los osos son de los animales que más juego dan, pues el recinto está lleno de oseznos que no paran de jugar. Fue de las mejores paradas y en las que más tiempo estuvimos, pues había dos intentando ahogar a un pobre rebelde, otro pidiendo comida a la gente que les miraba y el más grande estaba tumbado con una manta hecha de paja echándose tremenda siesta. Después están los gorilas, similar a los osos, estaban todo el rato jugando y pegándose entre ellos. En este caso, había uno que cogió un montón de paja y lo utilizó de arma contra otro mientras se colgaban en las cuerdas. Fueron los dos momentos más divertidos, pues el resto de animales estaban más estáticos.

En este tipo de visitas, siempre hay que tener un toque de suerte, o de paciencia, para que los animales estén lo más cerca posible de la valla. Esto ocurrió con el enorme rinoceronte blanco, al que tuvimos a apenas centímetros, dejándonos embobados con su tamaño. Otro tema fue el avestruz, que no dejaba de pedir comida con un movimiento de cuello desternillante. La llama, por otro lado, fue el animal que más miedo daba a los visitantes, pues parecía que en cualquier momento nos iba a llenar a todos de babas con un escupitajo.

Al haber terrenos tan amplios, hay animales que nos costó ver de cerca o más activos. Es el caso de los hipopótamos, que apenas vimos uno tirado en la orilla de un lago. Estaba completamente inmóvil, como suelen estar estos animales. Aun así, su gruesa piel y redonda forma era obligatoria verla. Los elefantes africanos es uno de los grandes reclamos del parque, pues su terreno es el más extenso de todos y es de los que mejor se ven desde la telecabina. Eso sí, no esperes tenerles cerca, pues lo más seguro es que estén a varios metros de distancia. Hay un montón de ellos, tanto mayores como crías y suelen caminar en grandes grupos.

Todos estos son los que me parecen imprescindibles de ver en la visita, pues por un motivo u otro logran sorprender. Más allá de estos, hay otros animales que me llamaron menos la atención, como los búfalos, bisontes, asnos somalíes, vacas tudancas o los leones, pues estaban lejos y tumbados sin hacer nada. Aun así, merece la pena pararse en todos los puntos, pues nunca sabes qué te vas a encontrar. Todos parecían bien cuidados y felices, mucho más que en otro tipo de zoos en los que tienen mucho menos terreno. Sin embargo, no todos cuentan con estos privilegios.

¿Están bien todos los animales en Cabárceno?

Dejando de lado a la mayoría de animales, que son los que se encuentran en las grandes explanadas y es lo que todos tenemos en la cabeza cuando pensamos en este parque, toca hablar de aquellos que son más pequeños y, por ende, cuentan con menos espacio. Como en muchos Zoológicos, Cabárceno cuenta con una pequeña granja de animales más cotidianos. Aquí podéis encontrar ocas, tortugas, adorables conejos, grandes erizos o burros, entre otros. Son espacios muy pequeños que para varias especies están bien, como las tortugas, pero que para otros, como los burros, son demasiado pequeños. De hecho, había uno completamente solo y estático, que no tenía buena cara. Es una zona que los más pequeños disfrutan mucho, pues de las que tiene a los animales más cerca, tanto, que pueden incluso llegar a tocarlos.

Existen dos espectáculos principales en Cabárceno, de los cuales no vimos ninguno. El motivo: mala planificación y no demasiadas ganas de ver un tipo de show muy manido en este tipo de lugares. Por un lado, está el de las aves rapaces. Viendo un video por youtube, es el típico en el que se muestran varias acrobacias de vuelo de distintas razas. Lo mejor siempre es cuando pasan al lado de tu cabeza, pareciendo que te van a quitar el peluquín. Hay 3 horarios distintos para este espectáculo, el problema le veo fuera de estas horas. Cerca de la zona, hay varias jaulas donde guardan todas las aves que participan. Para unos animales que requieren tanto de libertad, de volar lo más alto posible y recorrer largas distancias, este aspecto sí que me apena un poco.

Después, tenemos el espectáculo de los leones marinos. Trucos con pelotas, aplausos, hacer el pino o tirarse por el tobogán son algunas de sus habilidades para hacer que el público se lo pase en grande. Cuentan con una pequeña piscina cuando no están en el show, quizás demasiado pequeña para el tamaño que tienen. Está al inicio de la entrada Norte, junto a una de las salas que más ganas tenía de visitar, el reptilario. Tantas como la decepción que me llevé al verlo. La instalación está poco cuidada, demasiado anticuada y es muy pequeña. Dentro, encontramos cubículos en los que había boas, cobras o ciertos lagartos. La mayoría estaban estáticos, siendo lo que más me gustó la decoración de algunos terrarios que simulaban en Lejano Oeste.

La telecabina, la zona safari y la tienda de regalos de Cabárceno

Toca profundizar más en una de las principales atracciones del parque, la telecabina. Hay dos estaciones, la de Rinocerontes y Elefantes, en las que casi siempre hay cola. A nosotros nos tocó esperar más de media hora en ambas, aunque ya aviso que merece la pena. Además de estar incluido con el precio de la entrada, puedes subirte las veces que quieras. Eso sí, hay ciertas estaciones en las que es obligatorio bajarte, así que no puedes estar dando vueltas constantemente para echarte una siesta. Las vistas que ofrece son espectaculares, pues llega a los 60 metros de altura. Es como ver un safari aéreo, aunque es verdad que no se ven demasiados animales desde aquí, o al menos no tuvimos esa suerte.

Hay ciertas estaciones en las que merece la pena estar un rato viendo el mirador antes de volver a subir en la cabina. Es el caso del Mirador del Rubí o el de los Osos. Son unas vistas de Cantabria únicas, llegando incluso a ver los siempre increíbles Picos de Europa.

Por otro lado, tenemos una pequeña carretera que funciona como un safari. Se encuentra al Suroeste del parque, cerca de los rinocerontes. Aquí se pueden ver ciervos, muflones, gamos y, lo mejor, el mono de Gibraltar. Estos se encuentran en completa libertad, siendo posible que se te acerquen al coche a pedirte un poco de zampe. Uno de los monos estaba sentado bajo un árbol viendo todos los coches pasar. La verdad es que nos miró mal, seguramente por los gritos de mi madre.

Y, por último, toda visita que se precie a cualquier lugar turístico de este tipo, merece un souvenir de recuerdo. Sin embargo, el parque nos lo puso bastante difícil en este sentido, pues la mayoría de tiendas se encontraban cerradas. Algo muy extraño, pues ni la de los gorilas ni la que estaba cerca del show de aves rapaces estaban abiertas. Un montón de gente se quedaba con cara de tonta intentando entrar, por mucho que pusiese «cerrado» en la puerta. Conseguimos encontrar una, más oculta que las demás, que sí nos estaba esperando abierta de par en par.

Lo que puedes encontrar son peluches de animales en varios tamaños, imanes, pequeñas figuras, etc. Nada fuera de lo normal. Nosotros nos decantamos por un gorila y jirafa de peluche llamados Rila y Rafa. Además, me llevé un imán, algo que siempre hago cada vez que visito un parque temático o similar, y una bola de nieve del mejor animal de todos, el oso.

Con esto, la visita estaba concluida, después de unas 7 horas. Fue tiempo suficiente para recorrer el parque al completo y ver todas las especies animales que hay en su interior.

¿Merece la pena visitar Cabárceno?

Después de toda esta palabrería, ¿recomendaría ir a Cabárceno en vuestra visita a Cantabria? La respuesta es un rotundo sí. Es el mejor zoológico en el que he estado, tanto por el trato a los animales, como por la cantidad de razas que hay, lo bien cuidado del entorno y por unas vistas que tardaré en olvidar. Es un paraje natural precioso que te dejará embobado cada dos por tres, sobre todo cuanto más altura coges. La telecabina le da un toque muy especial, poder ver grandes animales como los elefantes u hipopótamos a una altura de 60 metros, te hace sentir dentro de su hábitat.

Su tamaño es único, con 750 hectáreas de terreno que querrás recorrer al completo, sin dejarte ningún animal en el camino. Quedarte a ver como juegan los oseznos o los gorilas, cómo las llamas apuntan con su boca a los que se acercan a hacerle una foto, la grandeza del rinoceronte blanco y el elefante asiático, los estéticos guepardos, tigres y leones o a las esbeltas jirafas caminar tranquilamente junto a los antílopes. Es una experiencia redonda a la quizás le falte un poco de cariño en algunas especies.

Es el caso de un anticuado reptilario, una pequeña piscina para los leones marinos, una granja con algún animal demasiado deprimido o jaulas para las aves que no hacen justicia a sus ganas de libertad. Los espectáculos de aves rapaces y leones marinos, es más de lo mismo en la comparación con otros zoológicos, aunque siempre son divertidos para todos los públicos.

En cuanto a otros servicios como la comida o las tiendas, cumplen con los mínimos exigibles. Eso sí, sigo sin explicarme cómo la mayoría de ellas estaban cerradas con la gran afluencia que había. La señalización tampoco es su punto fuerte, siendo fácil perderse aun mirando el mapa con detenimiento.

Con todo, es una experiencia fantástica que merece mucho la pena visitar al menos una vez en nuestra vida. Cantabria es uno de los lugares más bonitos de España y esto es solo una muestra de ello. Sí, todo lo que contaban de Cabárceno es cierto, ahora te toca a ti descubrirlo por tu cuenta.