Mario y su papel estelar en una añeja aventura
Paper Mario es una saga que no había tenido el placer de probar hasta Origami King en 2020. Aquel juego me pareció bastante mejor de lo que mucha gente decía de él. Tenía unos personajes entrañables y divertidos y con algunos momentos emotivos que te tocaban la patata. El humor estaba muy bien medido y el diseño del mundo incitaba a explorar cada recoveco para descubrir todas sus sorpresas. Incluso el sistema de combate, lo más criticado junto a la progresión, me pareció divertido. Sobre todo en los combates contra jefes donde tenías que pensar muy bien cada movimiento de “tablero”.
Ahora en 2024 se ha lanzado el remake de La Puerta Milenaria, un videojuego para muchos legendario, y la mejor entrega de la saga Paper Mario. Claro está, que tras todas las opiniones positivas que trae consigo, mis expectativas eran muy altas. Y puedo adelantar que se han cumplido a medias. Al final 20 años pasan para todos, dímelo a mí, que por aquel entonces aún llevaba chupete (sí, con 6 años aún estaba adicto a esa gomita del demonio).

El juego comienza como la clásica película Disney, donde un libro se abre y un narrador te pone en contexto de la historia. Esto ya me daba aires de nostalgia, aunque nunca hubiese jugado al título original, y me ponía rápidamente en situación. El comienzo de la historia es la clásica de la mayoría de juegos de Mario. La princesa ha sido capturada y nuestro mostachudo protagonista tendrá que salvarla.
Esto nos conducirá a Villa Viciosa, una ciudad llena de delincuencia, que servirá como hub central de toda la aventura. Nuestro propósito será encontrar los 7 cristales estelares que servirán de llave para La Puerta Milenaria. Dentro de ella se encuentra un legendario tesoro que todos ansían tener. De paso iremos encontrando pistas para dar con Peach, que está retenida por Xenón y su ejército X.
En esta primera zona conoceremos a Goomarina, la primera de los seis (más uno opcional) compañeros que se irán añadiendo a medida que avanzamos por los distintos mundos. Cada uno de los camaradas tendrá una habilidad propia que se podrá utilizar mientras exploramos. Desde lanzar a Koops, metido en su caparazón, para conseguir objetos a los que no llegamos de normal, hasta utilizar el soplido de la nube Claudia para despegar trozos de papel del escenario y descubrir zonas ocultas.
Todos estos personajes serán luego utilizables también en el combate. Este es un sistema RPG por turnos clásico, donde, con un máximo de dos personajes a la vez, iremos lanzando distintas habilidades para derrotar a los enemigos. Tiene la peculiaridad de que habrá que interactuar con algún botón en momentos concretos para hacer más daño. También está la posibilidad de hacer defensa al dar a la A en el momento el que te va a llegar un ataque o B si buscas hacerlo más preciso y evitar el daño completamente.

Es un combate simple pero efectivo. La progresión se siente bien medida, cada vez tendrás más compañeros y Mario más habilidades normales y especiales para enfrentar a los cada vez más duros enemigos. Cada combate vencido te dará estrellas que te harán subir de nivel. Ahí tendrás que elegir si subir vida, puntos de flor, que sirven para lanzar habilidades potentes o puntos de medalla. Las medallas darán multitud de opciones para personalizar el grupo a tu gusto. Podemos añadir ataque, defensa o vida a Mario o a nuestros compañeros, u obtener diferentes habilidades activas y pasivas.
La dificultad es baja durante la aventura principal(no he llegado a morir una sola vez) pero los enfrentamientos contra enemigos normales no se hacen pesados y los jefes finales son divertidos aunque no muy originales. En esta versión se han añadido algunos bosses secretos, que junto a los que ya tenía el original, forman los combates más difíciles de todo el juego y ponen a prueba a todo tu equipo.
La gran novedad sin duda de esta versión es el renovado apartado visual. Las mejoras en texturas, reflejos, interfaz y resolución, hace que sea una maravilla ver cada uno de los bonitos escenarios. Todo se ve muy nítido, con una resolución de 1600×900 en el dock y de 1138×640 en modo portátil. El único punto negativo son los 30 FPS en comparación a los 60 de la versión original. Sin embargo, a los pocos minutos te acostumbras y no los echas de menos al ser un juego más pausado.

Donde realmente brilla este Paper Mario es en la variedad de situaciones y personajes. Cada mundo se siente único y te introduce una nueva mecánica relacionada con la papiroflexia de Mario. Convertirse en un avión o barco de papel son 2 de las múltiples formas que podremos adoptar para avanzar por el mundo y encontrar sus secretos. Por contra, me parece que los escenarios son bastante acotados, no hay lugar para perderse en exceso y pueden hacerse repetitivos por el abuso de backtracking que tienen. Esto último es otra de las mejoras que ha tenido esta versión, ya que ahora hay una tubería subterránea que te permite acceder directamente a los mundos. Esto alivia en gran parte el problema que tenían algunas secciones que se podían hacer pesadas de más.
Otro de los aspectos en los que flojea es en las misiones secundarias. Habrá una zona en la que podrás aceptar misiones, solo de una en una, y de las cuales solo cinco o seis merecen la pena por su recompensa, de un total de treinta. Todas suelen ser ir a un sitio concreto de todo el mundo para coger algo y volver. Misiones de recadero que no aportan nada, salvo añadir horas insulsas al contador. Una de ellas te dará un personaje adicional y alguna que otra una tarjeta para el casino para desbloquear minijuegos. El resto, simples monedas, las cuales te acabarán sobrando sin necesidad de hacerlas.
Paper Mario: La Puerta Milenaria para Nintendo Switch es la versión definitiva de un título legendario que marcó toda una generación. Ninguno de los siguientes juegos de la franquicia han conseguido contentar del todo a los fans debido a su desvinculación del RPG del que hacía gala el juego de GameCube. Jugado hoy en día, y sin la sombra de la nostalgia, te darás cuenta de algunas carencias que tenía. Sin embargo, sigue siendo una aventura divertida, que sabe sorprender y agradar tanto a nostálgicos como a los que no lo son. Solo Nintendo sabe hacia donde irá la saga en el futuro, pero está claro que volver al RPG, ahora que no hay alternativa en el mundo Mario, sería el rumbo ideal a escribir en un nuevo papel.