Retro-Crítica de Crash Bash

La espinita que me faltaba sacar con la saga de mi infancia

Crash Bandicoot estuvo muy presente en mis primeros pasos con el mundo de los videojuegos. Mi primera consola de sobremesa por la PSone, aquella revisión más pequeña y redondeada de la primera Playstation. Allí, disfruté de las mejores aventuras de plataformas de la época, con Spyro y Crash como grandes estandartes. Mi favorita era Crash, pues no sé cuantas veces jugué los mismos niveles del primer Crash Bandicoot y de Crash Bandicoot 3: Warped. Sin embargo, la segunda entrega no la jugué hasta que no salió el remake de la trilogía original en el magnífico N. Sane Trilogy.

Además de la línea principal, existieron dos spin-offs en esta primera etapa del marsupial: Crash Team Racing y este Crash Bash. El primero pude disfrutarlo gracias al remake que salió en 2019, Crash Team Racing Nitro-Fueled, sin embargo, el segundo lo probé hace varios años pero no me lo llegué a pasar por su elevada dificultad en ciertos minijuegos más avanzados. Es por esto que había que saldar esta deuda, pues quería tener completados al menos todos los Crashs de la primera Playstation.

A diferencia de los anteriores a él, que fueron desarrollados por Naughty Dog, Crash Bash fue desarrollado por Eurocom Entertainment Software, empresa que en los últimos años de ser cerrada por Activision en 2012, se dedicó al desarrollo de videojuegos de licencias como Piratas del Caribe, Ice Age o 007. Estuvo presente en varias consolas, desde NES hasta Playstation 3 y Xbox 360, pasando por la mayoría de consolas existentes entre estas generaciones. Tuvo ayuda de Cerny Games, empresa fundada por el arquitecto de Playstation 4, PSVita y Playstation 5.

Salió en exclusiva para Playstation el 29 de noviembre del 2000 en Europa. Se estiman unas ventas cercanas a los 3 millones y medio en todo el mundo. Esto le convierte en el noveno juego de la franquicia con más ventas. Nada mal para tratarse de un Spin-Off centrado en los minijuegos y el multijugador. Como curiosidad, el juego guardaba una demo oculta de Spyro: El año del Dragón pulsando una serie de botones en los créditos de inicio. Además, en el juego de Spyro también había una demo de Crash Bash con 3 minijuegos incluidos. La época dorada de las mascotas de Playstation, si me preguntan.

De las mejores aventuras en un juego de fiesta, aunque no por su historia

En lo que se va a centrar la crítica es en el Modo Aventura, pues los otros dos modos, Batalla y Torneo, están pensados para jugarse hasta 4 jugadores y picarse durante un rato con los distintos minijuegos. La aventura comienza con la opción de poder jugarla en cooperativo a 2 jugadores. Me parece la manera ideal de disfrutar al máximo del juego, pues de la otra forma tendrás que jugar con un bot de acompañante todo el tiempo.

Después, podremos elegir entre 8 personajes, 4 del equipo Aku Aku (Crash, Coco, Tiny y Dingodile) y otros 4 del equipo Uka Uka (Cortex, Brio, Kong, Rilla Roo). Esta elección tiene más importancia de la que parece, pues de ella depende el final que obtengamos en la aventura. Si los dos elegís uno del equipo bueno, el bien triunfará y si lo escogéis del malo, al revés. Lo que recomiendo es coger uno del bueno y otro del malo, pues es el final más sorprendente.

La historia, como en todos los juegos de Crash, es lo menos relevante. En este caso, Aku Aku y Uka Uka discuten por saber qué es más fuerte, el bien o el mal. Como no se pueden enfrentar entre ellos, deciden crear unos juegos para decidirlo. El problema viene cuando Aku Aku solo tiene a Crash y Coco en su equipo, mientras Uka Uka tiene 6 miembros, enemigos finales de anteriores entregas. Uka Uka acepta ceder dos de su equipo, Tiny y Dingodile, para así comenzar los juegos que dictaminarán qué fuerza predomina sobre el universo.

Esta cinemática inicial, con el doblaje al castellano característico de las dos máscaras, es prácticamente la única que hay en todo el juego. Tendremos otra al final para finalizar la aventura y muy poquito más. Se trata solo de una premisa para meter a los personajes más emblemáticos de la franquicia hasta ese momento en varios minijuegos, que son la base real del juego. Añadir que gráficamente sigue la línea de Crash Bandicoot y Crash 2, con ninguna mejora respecto a ambos. Se sigue viendo bien a día de hoy, pues el paso de tiempo lo suelen agradecer más los juegos con estilo cartoon. La música también es continuista, pues se utilizan melodías ya conocidas en anteriores entregas. Ambientan bien cada nivel y son pegadizas.

Se mantiene vigente tras 25 años

No solo en lo visual y sonoro es disfrutable a día de hoy, pues encaja bien para un juego de fiesta, sino que a nivel jugable, en la mayoría de niveles, sigue siendo muy divertido. Hay 4 mundos en total en la aventura principal, con uno extra en el que están los niveles secretos, que solo se desbloquean si tienes un mínimo de coleccionables. El primer mundo consta de 4 niveles más un jefe final. Este patrón se repite en los siguientes, pero siempre se añade un minijuego nuevo, por lo que cada mundo va aumentando el número de niveles.

El objetivo inicial de todos los minijuegos es ganar 3 partidas a tus rivales para conseguir el trofeo dorado y darlo por completado en su versión normal. El control no es malo para el tiempo que tiene, al menos en la mayoría de ellos. El inicial, que es una especie de fútbol con naves en el que todos somos porteros contra todos, me parece muy original y fresco a día de hoy. Incluso las físicas de las pelotas me parecen conseguidas, pues se chocan entre ellas con rebotes bastante realistas.

Otros a destacar son: empujones en el hielo, en el que subidos a un oso polar tendremos que sacar del iceberg a nuestros contrincantes o el de pintar bloques de nuestro color subidos a un pogo saltarín mientras cogemos distintos objetos del escenario. El último de los niveles básicos, es el combate con cajas por el medio. Con un sistema de control similar al de la trilogía original, combatiremos en un pequeño escenario lleno de cajas que podremos lanzar a los enemigos para acabar con ellos.

Una vez superados estos niveles, que en el primer mundo son muy sencillos y fáciles, tendremos un enfrentamiento con un jefe. Esto me parece de los grandes aciertos, pues hace ver el juego como algo más que simplemente minijuegos todo el tiempo. Tienes una meta que alcanzar y funcionan bien como clímax de episodio, siendo todos ellos diferentes en cuanto a planteamiento jugable.

El giro de tuerca viene cuando hay que jugar esos mismos niveles en los siguientes mundos, pues todos ellos sufren cambios bastante relevantes que los hacen ver como nuevos minijuegos, aunque la base sea la misma. Está muy bien pensado, pues no se hace monótono, salvo por una cuestión, su dificultad. Una que te puede hacer repetir minijuegos más de la cuenta. Algunos se hacen ciertamente complicados hasta para conseguir los trofeos dorados. La IA se pone seria y te deja poco tiempo de reacción. Hay que estar muy concentrado y coordinarse bien con tu compañero para superar ciertos desafíos. Además, no te sirve solo con superarlos en el modo normal para avanzar en la aventura, sino que hay que desbloquear gemas y cristales.

Estos coleccionables se sacan repitiendo los niveles pero con condicionantes. Para las gemas hay que superar los niveles en cierto tiempo y para los cristales nos ponen un hándicap que dificulta la partida. Lo bueno es que solo hay que ganar una vez y no tres como en los trofeos. Tampoco es necesario obtener todos los coleccionables de todos los niveles para avanzar, por lo que te puedes dejar los más difíciles sin hacer. Todo esto tiene también su parte buena, pues no es un paseo y la dificultad también crea tensión y alegría cada vez que se supera una prueba complicada. La duración depende mucho de la habilidad de cada uno, yéndose fácil hasta las 4 horas para la aventura principal y doblando su duración si queremos sacar el 200%.

Un 200% que se obtiene de conseguir los 28 trofeos dorados, gemas, cristales, reliquias doradas y reliquias de platino. Esto deja claro que el número total de niveles son 28 más 4 jefes. El mundo secreto guarda nuevas sorpresas en forma de minijuegos distintos a los que hemos visto en la aventura principal, por lo que es un gran aliciente para completarlo todo. El contenido es abundante y no se siente que falte ni sobre nada.

Conclusión

Este año se cumplen 25 desde que salió Crash Bash al mercado para la primera Playstation. Un juego que quedó rezagado tras la trilogía principal y el otro spin-off de la época, Crash Team Racing. Aun así, mantiene el tipo incluso a día de hoy, gracias a un apartado visual y sonoro similar al de la trilogía original, que tan bien le sienta al estilo cartoon de la saga. El modo aventura es su principal fuerte, en gran parte gracias a poder completarse en cooperativo para dos jugadores. Los minijuegos siguen siendo divertidos y retantes a día de hoy, incluso más de la cuenta en algunas ocasiones. El control se siente bien en la mayoría de ellos y te pica a tratar de conseguir el 200% para ver los niveles secretos.

Los jefes finales están muy bien implementados, dando sensación de aventura, aunque la historia no pase de un simple concurso entre el bien y el mal. Puede llegar a frustrar si nos atascamos mucho en un minijuego, pues hay veces que la IA enemiga se pone más complicada de la cuenta. Es una de las mejores aventuras que he jugado en un juego de fiesta, pues no son minijuegos puestos de manera aleatoria, sino que tienen sus mecánicas y van evolucionando a medida que superamos los distintos mundos. Si no lo habéis jugado nunca, os lo recomiendo hacer con un amigo, pues os aseguro que os pasaréis las 4 horas que dura la campaña principal riendo y picándoos tanto juntos como el uno con el otro.