El origen de la decadencia y desaparición de Crash Bandicoot
Mucho antes de la llegada de Crash: Lucha de titanes, estuvo la etapa dorada de Crash Bandicoot, que fue, sin duda, la que fue comandada por Naughty Dog. Con la excelente trilogía original y uno de los mejores juegos de karts de la historia, se coronaron y dejaron por todo lo alto al personaje, siendo la mascota de un gigante como PlayStation. Tampoco me quiero olvidar de Crash Bash, juego de tipo fiesta muy divertido para jugar en cooperativo. El paso de PsOne a PS2 no fue del todo traumático, pues títulos como Crash Bandicoot: La venganza de Cortex, Crash Twinsanity o el infravalorado Crash Tag Team Racing, que contaba con un modo historia divertidísimo, fueron títulos muy buenos que mantenían alto el nivel de la saga.
Radical Entertainment fue el estudio encargado de dirigir este Crash: Lucha de Titanes (Crash of the Titans). Fueron disueltos en 2012 tras las bajas ventas de Prototype 2, aunque hicieron juegos como The Simpsons Hit & Run (2003), muy querido por la mayoría de gente, aunque en lo personal me quedo con Los Simpson: El Videojuego, el juego de Hulk (2003) que no estaba nada mal y el antes mencionado Crash Tag Team Racing que me parece el mejor de todos.
El juego no funcionó mal en ventas, siendo el número 11 de la saga, sumando todas las plataformas (PS2, NDS, Xbox 360, PSP y Wii). Y es que este es otro tema a tratar, las distintas versiones. Algo muy habitual en la época, pues no tiene nada que ver la que analizamos aquí, de PS2, con la de NDS. Sumando las ventas de todas las plataformas, llegó a superar los 2,3 millones de unidades en todo el mundo. No solo se les encargó este título, que salió en 2007, sino que un año siguiente ya hicieron su secuela, Crash: Guerra al Coco-Maníaco (Crash Mind Over Mutant). Una que bajó muy ligeramente en ventas, apenas 50 mil. Curioso para tratarse de títulos tan odiados, en general.
Desde este último juego hasta el siguiente, pasaron 9 años, excluyendo un par que salieron para móviles. Fue con Crash Bandicoot N. Sane Trilogy, una forma inmejorable de traer la trilogía original con gráficos actuales. A este le siguieron el fantástico Crash Bandicoot 4: It’s About Time y el buen Crash Team Racing Nitro-Fueled. Por desgracia, no supieron continuar esta buena dinámica con el lanzamiento de un Crash Team Rumble que nadie quería, ni los propios desarrolladores. Algo que provocó la independencia de Toys for Bob, estudio responsable de este resurgimiento de la saga, de Activision Blizzard.
Es por esto que ahora mismo la saga está en punto muerto y no se sabe si volverá a resurgir por todo lo alto, o tendrá otra época oscura que un personaje tan emblemático no merece.
Un giro de tuerca a la saga, para mal
Lo primero que llama la atención de Crash: Lucha de Titanes, y no para bien, es el diseño del propio Crash. Es una búsqueda por hacerlo más moderno y que atraiga más al público juvenil, pero me parece que pierde la gracia natural y tontuna del que conocemos de siempre. Su actitud sigue siendo parecida, pues parece que no se entera de nada, pues no articula palabra y solo hace ruidos extraños. Pero ese aspecto con los tatuajes y estilización en cara y cuerpo me choca demasiado para la imagen que tengo del marsupial. Esto es algo que sí supieron captar bien con los más recientes títulos, pues supieron modernizarlo sin caer en hacerle «guay».

Más allá de eso, me parece que el diseño en general es feo. Tanto en los personajes que ya conocemos (lo de las máscaras Aku Aku y Uka Uka es criminal) como por unos escenarios sosos a más no poder. Son monótonos, poco variados y genéricos. El nombre del juego podría ser ‘Carlitos: Combate contra los Bichos’ y me lo creería. No tiene esencia de Crash Bandicoot en nada de lo visual, ni siquiera aparecen furtas Wumpa, cajas de madera, nitro y TNT o cristales rosas. Parece que querían desmarcarse por completo de lo que era hasta ahora, creando una propuesta rompedora que innovara en absolutamente todo.
La mecánica principal es la de dominar titanes para acabar con los enemigos del escenario. Es tan principal, que prácticamente estás todo el tiempo haciendo lo mismo. Oleadas de enemigos en pequeñas arenas en el que el único aliciente es probar al nuevo titán de turno. Las primeras veces no está mal, puede ser entretenido, pues cada uno tiene sus habilidades y forma de atacar. Sin embargo, el abuso de un sistema combate muy simple en lo mecánico, lastra la aventura por completo.

Desaparece por completo esa sensación de variedad que aportaba el resto de títulos, con nuevas mecánicas cada cierto tiempo y niveles variados tanto en lo visual como en lo jugable. Aquí llega un punto en el que el escenario es lo de menos, pues a pesar de unas pocas zonas de plataformeo (el control es el peor que recuerdo en un juego «de plataformas») y otras de «skate» sobre Aku Aku por toboganes, el diseño es repetitivo a más no poder.
La «gracia» de la exploración son algunas zonas secretas que desbloquean máscaras para ver bocetos y demás diseños artísticos del juego en fases previas, y encontrar la mayor cantidad de esferas Mojo posibles. Unas esferas que sirven para subir de nivel y mejorar los ataques de Crash. La forma de atacar es a través de puñetazos, patadas y el mítico giro que aquí es limitado porque si no se marea. Nunca fue el combate el punto fuerte de la saga, pero es que no lo buscaba. La clave siempre ha estado en el plataformeo, pues bien, aquí se le da por completo un giro de tuerca.
Una aventura olvidable
La historia, como siempre en la saga, acaba siendo lo de menos. En este caso, Cortex rapta a Coco desde el principio, aunque el verdadero líder es Uka Uka. Uno que decide cambiar al Dr. Neo Cortex por su sobrina, Nina, por ser más malvada y decidida. El objetivo es controlar mentalmente a Coco para que construya El Exterminador, un robot gigante, para acabar con la isla Wumpa. El doblaje al castellano funciona bien, pues se asemejan a las voces que siempre ha tenido la saga.
Dentro de esta aventura, que consta de 20 niveles, hay varios jefes finales que siguen un mismo patrón. Todos ellos se acaban derrotando, dominando al propio jefe y rompiendo tres estructuras concretas. La falta de originalidad constante pesa mucho a un ritmo que va decayéndose cada vez más. No ayuda para nada la oscuridad y falta de inspiración de sus escenarios, pues el colorido inicio poco a poco se va volviendo triste y gris. Aun así, hay un par de escenarios que sí se pueden salvar de la quema.

Si hay un motivo por el que hemos decidido jugar este juego, es por su vertiente cooperativa. Jugar la campaña de un Crash de plataformas a dos jugadores, también fue la razón por la que lo jugara en su momento. Es lo que ha mantenido viva la llama de querer completarlo, pues si lo hubiese jugado en solitario, no pasaba del cuarto o quinto nivel. Sabiendo que el control en el plataformeo es muy impreciso, tienen una buena idea para evitar frustraciones mayores. Se trata de poder meterse en la mochila de tu compañero y que te lleve. Además, cada vez que salta os cambiáis las posiciones, muy útil en zonas de plataformeo algo más exigente.
Sin embargo, esto deja patente que no está del todo bien diseñado para ser jugado por dos personas, pues el juego debería darte la oportunidad de jugar todo el tiempo con los dos a la vez. A esto se le añade que hay fuego amigo y que la cámara tiene un rango muy limitado, y los momentos de frustración aparecen. Aun así, se agradece este modo y le sienta muy bien, pues la mayoría del tiempo estaremos combatiendo codo con codo subidos a enormes titanes.

Para terminar, voy a profundizar un poco más en estos titanes. La variedad la considero bastante buena, los hay útiles a distancia, otros devastadores en área y los más poderosos son capaces de acabar con los jefes más grandes. El diseño de los mismos sigue la tónica del juego en general, es feo, pero aquí me cuadra más, pues son bestias monstruosas. Cada uno tiene un aspecto visual que se asemeja con su poder, pues tenemos los Batalladores, con aspecto de murciélago, que lanzan ondas de aire con sus alas, los Apestosos, con forma de mofeta, que lanzan gases tóxicos (pedos) o los Magmagedones, tortugas volcánicas que lanzan fuego.
Si no he contado mal, hay 12 en total y todos ellos tienen una habilidad destructiva que hace mucho daño. Además, tienen el ataque normal y el fuerte, algunos siendo a distancia y otros a melee. Una pena que acabe siendo un machacabotones con poca profundidad, pues la idea no me parece nada mala.
Conclusión
Crash: Lucha de Titanes (Crash of the Titans en inglés) fue el origen de la época más oscura de la antigua mascota de PlayStation. Sus ganas de innovar y modernizar al personaje, le dieron un aspecto demasiado estilizado que rompía con el estilo cartoon y desenfadado que siempre ha tenido. Un feo diseño que se extrapoló a todo el juego, pues hay pocos personajes que se salven, sobre todo unas máscaras Aku Aku y Uka Uka terribles. Los escenarios tampoco acompañan, con sosos, monótonos, repetitivos y muy faltos de inspiración.
Los momentos de plataformeo que siempre han caracterizado a la saga son un suplicio, con un control y cámara frustrantes que se acentúan en un modo cooperativo que es su gran reclamo. Se abusa de un combate simple, que se hace aburrido al poco tiempo. La variedad que da el poder controlar a los titanes en un principio se agradece y es divertido, pero rápidamente la escasez de novedades mecánicas se acusa en exceso a través de sus 20 niveles.
Es un videojuego al que ya vi carencias en su momento y que, jugarlo a día de hoy, solo se entiende por echarse unas risas en cooperativo. Es el juego de Crash que nunca debería haber existido, pues dentro de las producciones de más alto presupuesto, es la más lánguida y olvidable aventura de un personaje que merecía mucho más. Algo que obtuvo gracias a una Toys for Bob que supo revivir la saga con un remake y una cuarta parte maravillosa. La incertidumbre hoy en día con el personaje es total, pues Toys for Bob ya no trabajará en ella y el último proyecto, Crash Team Rumble, fue un fracaso. Ojalá volvamos a tener a un Crash Bandicoot en forma, pero que sea él y no una copia barata como la que tuvimos aquí.
Lo Mejor:
- ✅ Poder jugar la campaña a dos jugadores.
- ✅ Buena variedad de titanes, 12 para 20 niveles.
Lo Peor:
- ❌ El diseño artístico, feo desde personajes hasta escenarios.
- ❌ Abuso de oleadas de enemigos con un combate simple mecánicamente.
- ❌ El poco plataformeo que hay es dantesco por un control y cámara fatídicos.
- ❌ No sientes estar jugando a la saga Crash Bandicoot.