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Portada de Dumbo de 1941

Retro-crítica de Dumbo (1941): el valiente elefante que nos enseñó a volar

¡Dumbo al rescate!

Dumbo fue una película con un presupuesto inferior a sus predecesoras; Blancanieves y los siete enanitos (1937), Pinocho (1940) y Fantasía (1940). Llegó como un parche para sufragar las pérdidas económicas de Fantasía y Pinocho. En el caso de Pinocho, la película se pegó un buen golpe en taquilla y no triunfó hasta su reestreno en 1945. Fantasía fue una cinta demasiado innovadora y avanzada para su época. Mientras que fue bien recibida por los críticos, no generó los ingresos esperados. Con el tiempo, ambas, incluyendo a Dumbo, se han convertido en clásicos de la animación y de Disney.

La película se estrenó el 23 de octubre de 1941. Con sesenta y cuatro minutos, tiene una de las duraciones más breves de las producciones del estudio del ratón. Lo cierto es que el contenido del filme se pasa en un suspiro. Posee un aire y una esencia completamente distintos a las creaciones modernas de Disney y, para ser tan antigua, no comparte muchos rasgos o atributos con sus antecesoras. A excepción de la estética, la música y que los protagonistas son animales. La historia varía, aunque mantiene la intención de fábula para dejar una moraleja imborrable en el espectador.

Adapta el cuento original de Helen Aberson con ilustraciones de Harold Pearl, titulado «Dumbo, the Flying Elephant» (Dumbo, el elefante volador). En 1941, ganó el óscar a la mejor banda sonora, que fue compuesta por Frank Churchill y Oliver Wallace, y, en 1947, obtuvo el premio a mejor película de animación en Cannes. Es sorprendente que, una película que contaba con expectativas nulas y que solo funcionaba como muro de contención para reparar el desastre de Pinocho de 1940, haya conocido tanto éxito.

Existe un live action (¡cómo no!) de 2019, dirigido por Tim Burton. Fue mal recibido por el público y desprestigiado por la ausencia de magia y personalidad del clásico original de Disney. Para ser justos y para nada porque sienta una simpatía genuina por Tim Burton y sus trabajos (Bitelchús Bitelchús, Eduardo Manostijeras), no es sencillo rearmar una película tan antigua. Especialmente si te estás metiendo con una obra mítica de Walt Disney muy querida por la audiencia y eres un director reconocido por películas tétricas, macabras y de tinte gótico. Una vez hecho ese breve inciso, volvamos a odiar los live actions.

Dumbo como personaje

Una curiosidad sobre el elefante volador es que su nombre de pila es Jumbo Jr., no Dumbo. El que todos pensábamos que era su nombre es, en realidad, un mote o apodo a modo de burla. Dumbo proviene de la palabra inglesa «dumb«, que significa tonto o estúpido. Las elefantas, a las que podría compararse con un grupo de señoras cotillas, maleducadas y propensas a escupir opiniones que nadie les ha pedido o comentarios desafortunados, le dotan de ese sobrenombre cuando presencian el colosal tamaño de sus orejas.

Las orejas de Dumbo equivalen al tamaño de su cuerpo. Le tapan parte de la cabeza y le llegan hasta el suelo. Su madre acepta al pequeño, recién traído por la cigüeña, tal y como es. El resto de elefantas son muy crueles y se ensañan con la cría. Según ellas, los elefantes son animales de naturaleza orgullosa, elegante, grácil y noble, y Dumbo es la exacta definición de un elefante en una cacharrería.

El pequeño Dumbo es sensible, bondadoso y amable. Soporta las burlas en silencio y disfruta del cariño de su madre. Los únicos individuos en el mundo que le respetan y le tratan de igual a igual son la Sra. Jumbo y Timothy el ratón. Dumbo sabe capear el temporal y compartir espacio con seres que no hacen más que despreciarle por una condición física que él no ha escogido. En el momento en que su madre es enjaulada y catalogada como animal peligroso, la vida de Dumbo se derrumba. Cuenta con la suerte de cruzarse con Timothy, que será su mejor amigo y mayor fuente de apoyo.

Dumbo recién traído por la cigüeña al circo Casey Jr.
Este es el aspecto que tiene Dumbo cuando la cigüeña deposita la bolsa en la que le transportaba.

Como protagonista es muy tierno y adorable y provoca en la audiencia unas irresistibles ganas de abrazarle y protegerle de ese mundo tan oscuro, gris y perverso. Dumbo es un ejemplo de superación, ya que evoluciona de ser una pequeña cría de elefante asustada a un elefante volador que surca la carpa del circo y sobrevuela las gradas.

La trama de Dumbo

La historia empieza con una bandada de cigüeñas repartiendo bebés. Esta es la explicación que se les daba a los niños antes cuando preguntaban de dónde vienen los niños. Evidentemente, la ilustración más lógica, racional y plausible es que los traiga una cigüeña volando y que los deposite en la chimenea como si fueran regalos de Papá Noel. Dumbo llega al circo Casey Jr. en una bolsa colgando del pico de la cigüeña. Su madre, la Sra. Jumbo, está extasiada, emocionada y embargada por la felicidad ante la llegada de su hijo.

A primera vista, Dumbo es un elefantito adorable. Sin embargo, cuando la bolsa termina de desprenderse y resurgen sus enormes orejas, sus semejantes le tratan como a una aberración. Dumbo crece parapetado por la seguridad y el cariño de su madre y ajeno a la maldad de las demás elefantas y del resto de miembros del circo. Todo se tuerce en el momento en que unos niños, que han venido a visitar el circo, se burlan del aspecto de Dumbo y le arrastran de la cola. La Sra. Jumbo se pone furiosa y defiende a su cría. Ahuyenta a los gamberros y propina azotes en el trasero con la trompa a uno de ellos.

La Sra. Jumbo se pone violenta cuando unos niños atacan a Dumbo.
La Sra. Jumbo enloquece cuando unos niños se burlan de su hijo.

Los dueños del Casey Jr. deciden encerrar a la elefanta en un carromato y colocan una advertencia de «animal peligroso«. Dumbo se queda prácticamente huérfano y solo en el mundo, ya que no puede ver a su madre y ella no puede cuidarle. Ya no tiene a nadie que se preocupe por él, que le entienda y le acepte tal y como es. Entonces conoce al ratón Timothy, que se compadece de él y le defiende asustando a las elefantas, puesto que estos animales sienten un temor irracional hacia los ratones. Este hecho siempre me ha parecido bastante cómico; que una criatura con la envergadura de un elefante viva atemorizada de un ser tan diminuto como un ratoncito.

Timothy se convierte en la única compañía, mejor amigo y apoyo número uno para Dumbo. El ratón invierte mucho esfuerzo en que Dumbo deje de percibirse como un obstáculo y en que no identifique sus enormes orejas como un defecto, sino como la rareza que son, únicas y virtuosas. Él está convencido de que Dumbo llegará a ser una gran estrella y así se lo hace saber.

Se aprovecha de que al Maestro de Ceremonias se le ha ocurrido una brillante idea. Probablemente la primera de toda su carrera. Planea construir una pirámide de elefantes en el centro de la pista, pero le falta un final impactante. Timothy usa esto a su favor y le susurra al hombre mientras duerme que Dumbo es la estrella y el cierre del espectáculo idóneo. El tipo se despierta agitado, entre gritos y vítores, y celebra la fabulosa idea que se le ha manifestado en sueños.

De repente, Dumbo es la guinda del pastel, la parte vital de la función. Los paquidermos forman una agonizante y laboriosa pirámide, ayudándose de sus colas y trompas para trepar sobre sus lomos. Dumbo debe escalar hasta la cima y ondear una banderita del circo que lleva en la trompa. Sin embargo, antes de llegar arriba del todo, se pisa una de las orejas, tropieza y provoca la caída en masa de sus compañeros de escenario como un efecto dominó. La carpa queda destruida, el público huye despavorido y las elefantas sufren heridas severas.

El número de la pirámide de elefantes en Dumbo.
La ambiciosa pirámide de paquidermos que Dumbo desbaratará como si fuera un castillo de naipes arrasado por el viento.

Dumbo es degradado a payaso y comienza a participar en otra función, en la que un grupo de payasos, que fingen ser bomberos, apagan el incendio de un edificio y rescatan a una cría de elefante atrapada en el piso más elevado. En el número cómico, los payasos arrojan cubos de agua en todas las direcciones menos al fuego y Dumbo debe saltar al vacío y aterrizar sobre un trampolín.

El elefantito es sumamente infeliz. Así lo demuestra, llorando de manera desconsolada tras la representación de la escena. Su buen amigo, Timothy, le consuela y le lleva a ver a su madre para levantarle el ánimo. El reencuentro entre la elefanta y su hijo es uno de los fragmentos más emotivos de la cinta. La Sra. Jumbo está amarrada con cadenas. Solo alcanza a deslizar la trompa entre los barrotes y acariciar el rostro de su pequeño. Balancea a Dumbo sobre su trompa a la par que le tararea una nana preciosa, que se titula Hijo del corazón (Baby Mine).

La Sra. Jumbo le canta una nana a Dumbo
Dumbo es acunado y consolado por su madre desde su vagón-celda.

Timothy y Dumbo se marchan. Tienen la mala o preciada suerte, dependiendo de como se mire, de beber agua de un recipiente en el que ha caído una botella de champán. Ambos terminan borrachos y contentos. Esto es algo que, al igual que en Pinocho, cuando la marioneta fuma puros y bebe cerveza, sería impensable a día de hoy. Antiguamente, podía considerarse divertido que un elefante y un ratón se emborrachasen por accidente. Pero, en los tiempos en que vivimos, sería una decisión muy criticada y polémica. Especialmente en un producto orientado a un público infantil.

El ratón y el elefante experimentan una serie de alucinaciones extrañas; formas y animales de todos los colores y una orquesta de danzarines elefantes rosados. Al día siguiente, despiertan en las ramas de un árbol, rodeados por un grupo de cuervos. No recuerdan cómo han llegado a semejante altitud. Timothy piensa que, tal vez, volaron hasta allí gracias al tamaño de las orejas de Dumbo que, según el ratón, serían unas perfectas alas. Los cuervos se despachan agusto y se burlan al ritmo de jazz con la canción Un Elefante Volar (When I See an Elephant Fly). Quiero destacar que la letra de la canción es buenísima con perlas como; «Mi dinero vi volar sin aterrizar«.

Cuando los cuervos ven a Dumbo llorar, se arrepienten de haberse metido con él. Le piden disculpas y le ofrecen su amistad. Le entregan una pluma mágica que, en teoría, permitirá volar al elefante. La pluma no es más que una excusa, tal y como convienen Timothy y los cuervos, para que Dumbo piense que puede volar gracias a la pluma. Cuando, en realidad, es capaz de hacerlo sin ella. Efectivamente, los dos amigos vuelan de vuelta al circo. Dumbo sostiene la pluma con firmeza en la trompa.

Los cuervos observan a Dumbo y a Timothy
Los cuervos son unos personajes muy molestos al principio, pero acaban siendo de los más divertidos.

Ya en el circo, Dumbo participa como payaso en su número habitual con la distinción de que ahora tiene la pluma mágica. Justo cuando debe alzar el vuelo, pierde su objeto de confianza y empieza a caer en picado. El ratón le confiesa que la pluma era un recurso inútil, un argumento falso y que es capaz de volar sin ella. El suelo se aproxima vertiginosamente y Dumbo realiza un planeo digno del piloto de aviones más experimentado. Timothy y Dumbo vuelan sobre las gradas, los payasos y la carpa.

La película concluye con todos los miembros del circo, incluidas las elefantas, admirando y vitoreando a Dumbo, el elefante volador. Se imprimen periódicos y noticias sobre el grandioso elefante que puede volar. Dumbo gana premios, bate récords y firma un contrato con Walt Disney. Timothy se convierte en su manager y Dumbo y la Sra. Jumbo son trasladados a unos aposentos privados.

La moraleja de Dumbo

Dumbo comparte una reflexión muy positiva sobre esas pequeñas rarezas y diferencias que, a menudo, son tachadas de ridículas o de anómalas. Partiendo de la base de la vida y del mensaje de esta película, las personas siempre señalan lo que es diferente y esos aspectos les llaman la atención como un objeto resplandeciente a una urraca. Generalmente, se entretienen burlándose y diezmando a aquellos que se atreven a diferir del resto o que, como Dumbo, han nacido con una serie de variaciones que no han podido escoger.

La parte que más se disfruta y de una venganza natural tan fría como dulce es cuando las elefantas, que en un principio se rieron de las orejas de Dumbo y llegaron a dejar de considerarle un elefante, alaban al elefante volador y cantan sobre sus hazañas. Esto sucede con todos los personajes y animales de la cinta. Los únicos que respetan y aceptan al protagonista son Timothy, la Sra. Jumbo y, más adelante, los cuervos. Sin embago, el personal del circo, los espectadores, los demás paquidermos y animales de otras especies, se burlan de su aspecto a diestro y siniestro.

Timothy identifica con premura y apremio que Dumbo tiene el potencial para ser una gran estrella de circo. Sus orejas lejos de ser una aberración, son una rareza magnífica. El Maestro de Ceremonias parece verlo también cuando le proporciona a Dumbo el papel de más relevancia en el número de la pirámide. Pero, el elefante en cuestión, que es un poco torpe y tiene cierta tendencia al autosabotaje, tropieza y estropea su única oportunidad.

El ratón Timothy es el mejor amigo de Dumbo.
Timothy es el único que confía y cree en Dumbo, aparte de la Sra. Jumbo.

Dumbo es un personaje que ha sufrido muchas burlas, discriminaciones y señalamientos. Por eso se comporta con reticencia y cautela. No es que desconfíe de los demás, sino que, producto de todo el acoso que ha padecido, mofas y escarnios que ha soportado, ha perdido la poca confianza que pudiera tener en sí mismo. Esta es la razón por la que su amigo Timothy y los cuervos le engañan con que gracias a la pluma mágica será capaz de volar, cuando Dumbo no necesita pluma alguna para alzar el vuelo.

Ellos saben que, sin el objeto, Dumbo no se verá capacitado para emplear sus orejas como si fueran alas, porque le falta confianza. Al final, consigue superar sus temores y afrontar la situación. Una vez que Dumbo planea sobre el circo y las gradas, deja de necesitar la aprobación y la confianza ajena, porque ya cuenta con la suya propia.

La moraleja de este clásico de Disney es una de las que más me gustan hasta la fecha. Pega de lleno en las personas que, por la razón que sea, albergan un aspecto claramente diferenciativo, ya sea físico o emocional. Nos demuestra que las diferencias, lejos de ser barreras, obstáculos e impedimentos, son fortalezas. Lo que nos hace diferentes es lo que nos hace únicos también. Las orejas de Dumbo son lo nunca visto y, al mismo tiempo, son las responsables de que él pueda volar.

Es digno de admiración que Disney, basándose en un cuento ya existente, nos haya compartido esta historia en 1941. Sin necesidad de forjar un personaje sensible, dramático y exagerado hasta la extenuación, con un trasfondo trágico y desgarrador y unos valores morales intachables. Dumbo es simplemente un elefante con unas orejas descomunales y, gracias a ellas, se gana el apodo de Dumbo, el elefante volador.

El primer vuelo de Dumbo sobre el circo Casey Jr.
Dumbo y Timothy vuelan sobre las gradas y el público del circo.

Los problemas de Dumbo

Hay una serie de escenas y recursos que me llaman bastante la atención de la cinta, algunos de ellos un poco problemáticos. En primer lugar, que los animales se comportan como si fueran empleados del circo. Da la impresión de que, en vez de estar cautivos y encerrados en jaulas, aguardan a percibir su sueldo en forma de alimento. Tal vez para suavizar a los más pequeños que se trata de explotación animal o porque en aquella época los circos eran así.

De cualquier modo, no es más que una película y, como Pinocho y Blancanieves y los siete enanitos, bastante antigua. Nos muestra la feliz vida y la jornada laboral de los animales del circo. Aunque, y aquí viene lo triste y complicado, la situación real de los animales en el circo es penosa. Especies, como elefantes, leones, tigres o girafas, completamente fuera de su hábitat y condenados a viajar encerrados en un vagón para divertir a un grupo de personas.

Hay una escena que, además de molestarme en la ficción, me indigna en la vida real, porque considero que es factible que haya sucedido en numerosas ocasiones. Unos niños están contemplando a los animales del circo y se disponen a burlarse de Dumbo. No solo se ríen de él, sino que le agreden, le tiran de la cola y le molestan. Aquí es cuando la madre de Dumbo interviene y les propina una buena azotaína con la trompa.

Otra curiosidad remarcable es que el circo Casey Jr. inspira una de las atracciones del parque de Disneyland París, llamada Casey Jr. – le Petit Train du Cirque (Casey Jr. el pequeño tren del circo). Consiste en un trenecito que hace un recorrido por diversos cuentos en miniatura. Esta atracción es gemela de Le Pays des Contes de Fées (La tierra de los cuentos de hadas) con la única diferencia de que una es en tren y la otra en barca. En este parque también se ubica Dumbo the Flying Elephant (Dumbo el elefante volador), que es el típico pulpo que podemos encontrar en cualquier feria, pero tematizado de Dumbo. Ambas se sitúan en Fantasyland.

Ahora, vamos con la parte que más asco y molestia me genera. Es de conocimiento popular que Disney tiene un pasado controvertido, polémico y que ha envejecido bastante mal. Quiero matizar que yo formo parte de ese colectivo que defiende mantener las obras en su estado original, ya que se crearon en otro tiempo y bajo la perspectiva de un prisma diferente. Aun así, esto no las exime ni de sus errores ni de sus defectos. Soy partidaria y pienso que es muy necesario evolucionar y reformar determinadas escenas en futuros remakes o nuevos proyectos. Pero, es incoherente pasar de un extremo al otro de forma abrupta.

Como ejemplo tenemos la versión de Blancanieves de 2025, dirigida por Marc Webb, o la de La sirenita de 2023. En Blancanieves, se comete la injusticia de resaltar en exceso el personaje de la princesa y de despojar al príncipe de sus orígenes nobles. Además, los enanitos pasan a ser criaturas mágicas y a estar hechos a ordenador. Y yo me pregunto, ¿acaso era discriminatorio que fueran simplemente enanos o era muy caro contratar a actores con enanismo para representar el papel? Estoy convencida de que Peter Dinklage, actor conocido por interpretar a Tyrion Lannister en Game of Thrones, no es el único actor con enanismo que hay en Hollywood.

En el caso de La sirenita, se sustituye a una Ariel blanca y pelirroja por otra de piel morena y cabello oscuro y rizado. Si este fuera un hecho aislado, en mi cabeza no sonarían alarmas. Sin embargo, este es solo un ejemplo de decenas. Sinceramente, no entiendo cuál es la necesidad de realizar esta clase de cambios y de venderlos como si fueran algo revolucionario.

Disney no es la única compañía metida en el ajo. Parece que todas se han puesto de acuerdo para tomar las mismas decisiones. El problema no es tanto que cambien la raza, el color, el aspecto o el acento de un personaje, sino que lo lleven a cabo de manera forzada y para quedar bien.

Buscando en internet, me he topado con este artículo y el título me ha causado bastante gracia. Dice así; «Disney trata de limpiar su pasado racista«. Me imagino a Walt Disney con gesto enfadado y una escoba entre las manos barriendo la entrada de su estudio. Lo peor es que es cierto. Disney lleva años tratando de borrar la parte que, mediante la moralidad, opinión y experiencia que tenemos hoy en día, se percibe como machista, racista, xenófoba y poco recomendable para los más pequeños, quienes, en definitiva, son el target del material de la franquicia.

Tal vez esa sea la razón por la que no paran de hacer remakes y live actions, ya que no quieren renunciar a sus viejos clásicos. La realidad innegable tras tanta pantomima y parafernalia es que son películas que se hicieron hace casi cien años y que la mentalidad de ese entonces no es comparable a la actual. Han pasado guerras, conflictos y genocidios de por medio y quiero creer que el mundo y los seres humanos han evolucionado. No se puede tapar el sol con un dedo y, Disney, por más que lo intente, no puede esconder debajo de la alfombra ni borrar de un plumazo sus orígenes.

Volviendo al tema de Dumbo, la escena que me ha hecho disertar durante tanto rato y redactar una parrafada es una en la que unos trabajadores montan la estructura y la carpa del circo bajo una lluvia infernal. Los trabajadores en cuestión son de raza negra. Objetivamente, no habría ningún problema con esto. Sin embargo, recuerda a los tiempos de esclavitud. Los empleados martillean y mueven las cargas al son de la canción de los trabajadores (Roustabouts).

Si analizas la letra de la canción, la cosa se vuelve aún más turbia. Tiene estrofas como; «De día y de noche igual es trabajar sin descansar pues no quisimos estudiar«, «Es muy dura nuestra vida casi sin poder dormir» o «Hay que levantar el circo al patrón hay que servir«. A esto hay que sumarle que no hay ni un solo peón blanco y que todos los trabajadores tienen la cara desdibujada. Es decir, sus cuerpos están definidos y, obviando el hecho de que son todos iguales, sus rostros carecen de expresión. No tienen boca, nariz, ojos ni cejas.

Escena que muestra el racismo en Dumbo
Esta es la escena de los trabajadores en cuestión que prueba la xenofobia existente en la cinta.

Básicamente, son formas oscuras moviéndose por la pantalla que solo se distinguen por las prendas de vestir o la gorra. Esto sí que es racismo en estado puro. No porque lo diga yo, sino porque es lo que se muestra en la cinta en el minuto trece. Hay que recordar que la esclavitud en Estados Unidos se abolió en 1865 en la mayoría de estados. Entre 1865 y 1941 hay setenta años de diferencia. Con lo cual, para mí esta escena es imperdonable e injustificable. Aquí si que no puedes argumentar que la película pertenece a otra época y otro contexto social.

Si su intención era retratar la realidad del esclavismo, que menos que dotar a los personajes de facciones, rasgos y expresión. Me da igual si fue por falta de presupuesto, pereza o motivaciones personales. Supone un problema importante que no tiene que ver con la historia de Dumbo en sí, sino con la manera en que se animaron ciertas escenas.

Conclusión

Dumbo es una cinta mágica, que cuenta una de esas historias que ya no saben hacerse. Con la simpleza de un elefante que tiene las orejas muy grandes y es discriminado por sus compañeros de especie. No tengo nada que reprocharle a la duración. Aunque sea una de las películas más cortas de todas las que hizo Walt Disney, me parece que en la hora y cuatro minutos que abarca relata los hechos con soltura, concisión y agilidad. Nos pone en contexto, plantea un problema para darle sentido a la trama y lo resuelve dejando una reflexión adecuada.

El elefante volador es un personaje icónico, muy querido y una de las múltiples caras de Disney. Realiza varias apariciones puntuales en otros proyectos de Disney. En Lilo & Stitch, una de mis películas preferidas, aparece en la estantería de Lilo como uno de sus peluches. Esto es algo recurrente en la compañía del ratón, ya que les gusta hacer referencia a otros trabajos y personajes en distintas obras. Por ejemplo, en Hércules, Scar, personaje de El rey león, hace una breve aparición como alfombra del sátiro Filoctetes.

Diré lo mismo que en mis retro-críticas previas sobre Pinocho y Blancanieves. Para ser una película tan antigua, cuenta con un diseño y una animación más que dignos. Opino que ha envejecido peor que otros clásicos de Disney, pero que una cosa no quita la otra. Si te centras en valorar la historia de Dumbo y la moraleja del largometraje, te quedarás con muy buen sabor de boca después de verla.

Lo Mejor:

  • ✅ Dumbo es un personaje con inquietudes con las que se puede identificar cualquiera.
  • ✅ La banda sonora es emotiva y preciosa.
  • ✅ La película no se alarga innecesariamente.
  • ✅ Cuenta una historia original e inspiradora.

Lo Peor:

  • ❌ Es una cinta con matices racistas.
  • ❌ Los cuervos tendrían que haber contado con mayor protagonismo.
  • ❌ El final es gratificante, pero apresurado.

Autor

  • Avatar de Marina - Wanheda de Los 100

    Mi abuelo me compartió el amor por la escritura. Sus manos ancianas me enseñaron que para escribir hacen falta dos cosas; corazón y verdad. Ya lo dijo Stephen King: "escribe sobre lo que sabes que es cierto". Así, aprendí que la inspiración es el mayor regalo y maldición de un escritor. Hay dos cosas que vería y leería en bucle para el resto de mi vida y son; Harry Potter y Los 100.

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