Una caída en picado
Iron Man 3 fue, es y será una decepción. Las expectativas puestas en ella eran muy altas, pues veníamos de un tremendo peliculón como es Los Vengadores en la que Iron Man se alzaba como el gran héroe del clímax final. Sin embargo, parece que en las películas que él protagoniza nunca han llegado a dar con la clave. La mejor sigue siendo la primera Iron Man, dándonos un origen a la altura del personaje y del propio MCU. Sin embargo, la calidad ha ido cayendo con cada entrega. Iron Man 2 tenía elementos interesantes, como las apariciones de Nick Furia y Natasha Romanoff; sin embargo, el villano y la trama principal carecían de la fuerza suficiente como para ser apenas recordada. La última esperanza recaía en Iron Man 3 y su primer tráiler llenó de fe a muchos, con aquella épica destrucción de la casa de Tony Stark.
Las altas expectativas se demuestran en la espectacular taquilla que consiguió. Con un presupuesto de 200 millones de dólares, logró recaudar más de mil doscientos millones en todo el mundo. Esto la posiciona, en el momento en que escribo esta crítica, en la octava con mayor recaudación de todo el MCU. Un hito al que no le dieron continuidad, pues es la última película de Iron Man hasta la fecha, aunque bien es verdad que seguiremos viendo al personaje en muchas más películas de aquí a Vengadores: EndGame.
Hay un cambio sustancial respecto a las dos anteriores películas de Iron Man, y es el cambio de director. Jon Favreau dejó su puesto en manos de Shane Black, quien haría de director y guionista al mismo tiempo. Lo más relevante que ha hecho, aparte de Iron Man 3, es Dos tipos peligrosos, una divertida comedia y el fiasco de El Depredador. Teniendo esto en mente, no se puede esperar demasiado a nivel argumental, por mucho que “adapte” uno de los arcos más importantes del cómic como es Extremis, de Warren Ellis. De hecho, tira por la borda varios de los conceptos más significativos del mismo.
*Aviso de que la crítica contiene spoilers de toda la trama de Iron Man 3.
Traumas y sopor
La primera media hora de Iron Man 3 se me hace muy tediosa. Comienza con un flashback a 1999 que nos presenta a dos personajes que tendrán importancia en la película. La primera es Maya Hansen, una científica que desarrolla el virus Extremis, uno capaz de regenerar partes del cuerpo y curar todo tipo de enfermedades. Asimismo, se dan cuenta de que aún no está listo, pues hace explotar a quien lo lleve dentro. También vemos como tienen un romance, algo que no es de extrañar conociendo a Tony Stark. El otro personaje es el villano de la película, Aldrich Killian, un científico con aspecto desaliñado que pide ayuda a Stark para su proyecto, A.I.M. (Avanzadas Ideas Mecánicas). Tony le engaña quedando con él en la azotea, haciendo que Aldrich espere allí durante horas. Tiene el mismo origen de villano que Síndrome en Los Increíbles.
En el presente, Tony tiene ansiedad por lo que vivió en la batalla de Nueva York y su paso por el agujero de gusano. Para desestresarse, se encierra en su laboratorio para fabricar nuevos modelos de armadura sin parar. Esto le distancia un poco de Pepper, quien creo que está muy poco empática durante toda la película. Él está sufriendo y ella, en vez de ayudarle, le hunde un poquito más, echándole todo en cara a la vez que se reúne con Aldrich Killian. Esta reunión es bastante absurda por parte del villano, pues le interesaría mucho más seguir en el anonimato y no presentarse en Industrias Stark para que todo el mundo le reconozca. Intenta convencer sin éxito a Pepper de su proyecto, un segundo rechazo que le frustrará del todo.
Al mismo tiempo, un terrorista denominado “El Mandarín” se jacta de varias explosiones al mismo tiempo que amenaza al presidente de los Estados Unidos. Una de estas acaba ocurriendo en el Teatro Chino de Los Ángeles después de que un hombre estalle, literalmente. Esto lo ve Happy, pues ha estado siguiendo a un guardia de Aldrich. Happy demuestra ser un gran jefe de seguridad, pues es el primero en sospechar y avisar a Tony de todo lo que está ocurriendo. Además de ser un personaje con mucha gracia, tiene buen ojo para el crimen. La explosión acaba afectándole a él también, acabando en el hospital con heridas graves.

Esto lleva a Tony a hacer una de sus típicas tonterías con más ego del que cabe en una garrafa. Hace pública la dirección de su domicilio y reta a “El Mandarín” a que vaya a su casa. Dicho y hecho, varios helicópteros arremeten contra su lujoso hogar, haciéndolo añicos en la mejor escena de toda la película. Minutos antes, Maya Hansen hace una visita a Tony, lo que despierta otra vez el juego de celos entre Pepper y Stark.
Un tira y afloja con poco interés, que no llegará mucho más lejos. Hay algo que me molesta de toda esta secuencia de destrucción total y es el no entender por qué Tony no llama a su ejército de armaduras para frenar los helicópteros. Tiene tiempo de sobra para hacerlo en vez de intentar volarlos él solo. Aquí vemos también, por primera vez, a Pepper con una armadura, algo que será importante de cara al futuro.
Toda esta primera parte se me hace aburrida tanto por el villano, que no le aguanto cada vez que aparece en pantalla, como por la actitud de Pepper. Lo más interesante son los traumas de Tony que acaban con la destrucción de su hogar. A partir de aquí la película mejora durante varios minutos, aunque rápidamente se caerá para darnos una última hora bastante mala.
Practicando la paternidad
J.A.R.V.I.S. envía a Tony Stark a 8 Kilómetros de Tennesse, localización a la que tenía planeado ir de antes para encontrar a “El Mandarín”. La armadura acaba destruida debido al brusco aterrizaje, por lo que Tony tendrá que sobrevivir solo. Encuentra un garaje y se mete como Pedro por su casa. Allí habita Harley Keener, un niño en el que se verá muy reflejado, pues es un prodigio que construye todo tipo de utensilios con pocos recursos, como un lanzapatatas con el que le apunta en un primer instante. Pronto se harán amigos, pues el niño es fan de Iron Man y conectan rápidamente. Es de los momentos más humanos de Tony Stark hasta la fecha, pues le da lecciones de vida al chaval, al mismo tiempo que le escucha y le ayuda a sobrellevar sus traumas.

Juntos descubren que hubo un caso en esta localidad de una persona que se inmoló muchos años antes del comienzo de los atentados del Mandarín. Descubren también que todo esto está causado por el proyecto Extremis, que te da grandes capacidades regenerativas, pero te hace explotar si tu metabolismo no puede con el virus. Este dúo de los dos personajes más interesantes de la película, se romperá muy prontito para no volver nunca más, por desgracia. Son atacados por Ellen Brandt y Eric Savin, quienes tienen el virus dentro del cuerpo. Esto les permite quemar todo lo que esté en contacto con su piel. Nuestro heroico dúo acaba con ellos rápidamente y separarán sus caminos, pues Tony Stark tiene la misión de acabar con este embrollo de una vez por todas.
¡Era un fraude!
El Mandarín sigue a lo suyo, amenazando al presidente de los Estados Unidos utilizando rehenes como un contable de una petrolera. Mientras tanto, Tony descubrirá el paradero de este “imponente villano” gracias a Harley, quien hace de su “chico de la silla” durante unos instantes. Tony vuelve a sufrir otro ataque de ansiedad que es paliado a tiempo gracias a Harley, de nuevo. Le recomienda construir algo que sustituya a la armadura, la cual no está lista aún. Tony se pone manos a la obra y arrasa un supermercado, algo curioso porque no sé de donde saca tanto dinero si se supone que no tiene absolutamente nada y se le da por muerto. Agujeros de guion aparte, Tony fabrica multitud de gadgets que le convierten en un superespía.
Esta escena está bien tirada, pues logra infiltrarse en la mansión del Mandarín gracias a trucos como bolas de Navidad explosivas. Logra llegar a los aposentos del Mandarín y se descubre el pastel. No es un terrorista ni nada parecido, es un simple actor llamado Trevor Slattery que está acompañado de dos mujeres de compañía. Un auténtico cutre y bufón. Nada que ver con El Mandarín de los cómics. Es que hasta se queda dormido mientras habla. Un meme andante que será reutilizado muchos años después en Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos, pero eso serán otras líneas que escribir. Tony acaba maniatado por los guardias, al igual que Iron Patriot, que cayó en una trampa y que Pepper Pots, a quien han insuflado el virus Extremis.

Tras un discurso aburrido e irrelevante de Killian, Tony se libera de sus ataduras llamando a su armadura ya recuperada. Al mismo tiempo, Rhodes escapa de una forma demasiado sencilla e incoherente, pues está rodeado de guardias y se marcha como si estuviese en el campo con Heidi. Otro fallito más argumental al que se le suma algo que me está dando vueltas durante toda la crítica: ¿por qué el Capitán América no ayuda en ningún momento sabiendo que el que está amenazado es el presidente de EE. UU.? Imagino que son cosas típicas de superhéroes y hay que dar por hecho que estaba ocupadísimo en a saber qué, pero resta credibilidad al MCU.
Tony y Rhodes descubren que Killian pretende secuestrar al presidente en el Air Force One utilizando la armadura de Iron Patriot. Consigue su objetivo, aunque también acaba destruido el avión, por lo que varias personas que lo tripulaban tendrán que ser rescatadas por Iron Man en una buena secuencia de acción. Todos se irán cogiendo de las manos y no se soltarán gracias a una pequeña descarga aplicada por Iron Man en sus muñecas. Es una escena divertida y muy heroica, quizás mi favorita de toda la película, aunque bien es verdad que luego descubrimos que él no estaba dentro de la armadura y la controlaba a distancia.
Un final tan olvidable como la propia película
Tenemos a Pepper y el presidente Ellis secuestrados en una gran plataforma en un puerto lleno de seguridad, por lo que solo queda saber cómo Tony y Rhodes les salvarán. El método utilizado será llamar a todas sus armaduras, que estarán controladas por J.A.R.V.I.S. Es una batalla final que me recuerda mucho a la de Iron Man 2, con Rhodes como aliado, con mucha oscuridad que no deja ver bien la acción y con un villano poco imponente.
Cuando Tony está cerca de salvar a Pepper, esta cae a las llamas en el que parece su último momento en vida. Sin embargo, gracias a sus nuevos poderes obtenidos con Extremis, se alza y consigue plantarle cara a Aldrich Killian y le derrota finalmente. Tras esto, Tony decide activar el protocolo «Borrón y cuenta nueva» que destruye todas sus armaduras, creando una bonita estampa de fuegos artificiales. Esto lo hace por Pepper, como muestra de que pasará más tiempo con ella, aunque no creo que encaje del todo con el personaje, pues me parece una medida muy radical para unas armas que pueden ser muy útiles en el futuro.

Después de toda la acción, Tony curará el virus Extremis de Pepper y se someterá a una cirujía para extraerse la metralla que tenía acumulada en el corazón. Con estas, Tony deja de ser un hombre con hierro incrustado, pero nunca dejará de ser Iron Man. Como dos escenas extra tenemos la recuperación de Happy, una gran noticia, pues le veremos en más películas y, por otro lado, está la postcréditos. En esta escena descubriremos que toda la historia estaba siéndole narrada a Bruce Banner, quien se queda dormido a mitad de la misma porque él no es esa clase de doctor. Diría que es la primera postcréditos que no enlaza con una película posterior, por lo que hasta en eso decepciona.
Conclusión
Con Iron Man 3 solo me viene una palabra a la cabeza y es decepción. Siguen sin acertar con el villano, además de ridiculizar el nombre de uno mítico como es El Mandarín. El guion, aparte de ser previsible y aburrido, tiene algunos agujeros que me sacan aún más de la historia. La acción escasea y muy poca de la misma merece la pena. Lo mejor recae en cómo Tony sobrelleva sus traumas y la relación que hace con Harley, aunque se olviden definitivamente de ella en próximas películas.
El MCU estaba en su mejor momento tras Los Vengadores y tener este bajón, que además se continuó con la segunda parte de Thor, hacía tambalearse un poco todo. De hecho, esta Fase 2 me parece la peor de todas hasta el día de hoy, aunque en próximas críticas veremos que hay algunas películas que se salvan. Es un cierre flojo a una trilogía que podría haber dado muchísimo más de sí, pues me parece la más desaprovechada de todas. El consuelo que nos queda es que las próximas apariciones del personaje sí estarán a la altura del mismo, forjando una leyenda mucho más potente de la que dejan sus propias películas.