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Portada de La Chica de Nieve 2, el Juego del Alma

Crítica de La Chica de Nieve 2: El Juego del Alma – Un regreso brillante con un final decepcionante

La chica de nieve es una producción de Netflix, cuya primera temporada vio la luz en 2023. La segunda temporada, El juego del alma, se ha estrenado en 2025 en la plataforma. Se trata de un thriller con drama, misterio, suspense y toca temas sensibles como la violación o el abuso sexual. Los episodios rondan unos cincuenta minutos o una hora de duración. La serie es escrita por Jesús Mesas Silva y Javier Andrés Roig, dirigida por David Ulloa y Laura Alvea y producida por Atípica Films.

Se basa en las novelas de Javier Castillo que, hasta la fecha, son tres. Se titulan «La chica de nieve«, «La chica de nieve 2: El juego del alma» y «La grieta del silencio«. En esta última se enfocará la tercera temporada, si es que llega a ver la luz. El contenido de la serie no es fiel al cien por cien al de los libros, pero no puedo opinar sobre ellos, ya que no me los he leído. En esta crítica vamos a hablar exclusivamente de la serie de Netflix. Haremos una breve síntesis de la temporada uno para ponernos en contexto y luego nos abalanzaremos sobre el puzle que es El juego del alma.

La crítica está plagada de spoilers. Si no habéis visto la serie, os recomiendo salir, echarle un vistazo y volver después. Si no estáis seguros de darle una oportunidad o de si os gustará, hacedlo sin dudar. En general, es una serie entretenida, corta y fácil de ver y eso siempre suma cuando estás buscando algo que no te lleve cinco meses acabar.

El origen del éxito

Al inicio de la primera temporada conocemos a Miren Rojo, interpretada por Milena Smit, que también apareció en “El hoyo 2”. Miren es una joven polivalente y testaruda que está realizando prácticas de periodismo en el diario Sur en Málaga. Aunque aún no es oficialmente periodista, Miren posee un talento, instinto y olfato envidiables para el terreno de la investigación. Uno de sus mayores defectos es que tiende a obsesionarse con los casos que investiga al grado de poner en riesgo su propia vida. Esto queda más que evidenciado en El juego del alma, segunda temporada de La chica de nieve. En la primera temporada se ve que Miren se involucra demasiado en sus investigaciones y dedica mucho tiempo y esfuerzo a resolver las incógnitas. Sin embargo, no creo que llegue a los mismos extremos que en El juego del alma.

Miren es alguien que no permite que su pasado la condicione. A pesar de todo lo que ha sufrido, no se pone la etiqueta de víctima en la frente, sino la de superviviente. Un par de años atrás, mientras acudía a una fiesta en una discoteca de Málaga, alguien le echó alguna sustancia en la bebida y la drogó para después violarla en la playa. El caso de la violación de Miren Rojo jamás se resolvió. La policía no llegó a atrapar al responsable. Contrario a lo que muchos creerían, Miren no se deja destruir por sus traumas y heridas. Utiliza el dolor, la rabia y la impotencia para ayudar a otras personas que también han sido víctimas de alguna injusticia.

La chica de nieve comienza en 2010 con la desaparición de Amaya Martín. Amaya es una niña que asistió a la cabalgata de Reyes con sus padres y que desapareció entre el gentío. Miren se involucra mucho en el caso y lo investiga junto con su compañero, amigo y mentor, Eduardo. José Coronado, actor español muy conocido que cuenta con una filmografía que se asemeja a un testamento, da vida al experimentado periodista Eduardo. El hecho de que José Coronado se encuentre en el elenco de La chica de nieve y El juego del alma es una razón de peso para ver la serie, ya que es un actor de diez.

La pequeña Amaya acompañada de sus padres en la Cabalgata de los Reyes Magos de la primera temporada de La chica de nieve.
La pequeña Amaya acompañada de sus padres en la Cabalgata de los Reyes Magos de la primera temporada de La chica de nieve. /Netflix.

Miren y Eduardo realizan una investigación paralela a la de la policía y cubren el caso. La investigación se queda congelada hasta 2016, año en que Miren recibe una cinta de vídeo en la que se puede ver a Amaya Martín con vida. La periodista se obsesiona con descubrir el paradero de Amaya y con salvarla, mientras que Eduardo no se involucra tanto. Al final, es Miren quien consigue dar con Amaya, sana y salva, antes que la policía y logra que unos padres desconsolados recuperen a su hija perdida. Este es el catalizador del éxito que Miren ostenta en la segunda temporada de La chica de nieve. Se convierte en una periodista de renombre y en autora de un libro autobiográfico muy famoso. Así, nos reencontramos con ella en El juego del alma.

Un caso frío

La segunda temporada arranca con el asesinato de Alison Hernández (Francisca Aronsson). Una joven de diecisiete años que estudiaba en el colegio de élite de Los Arcos. El cadáver de Alison es hallado crucificado en un edificio vacío. La escena es terrible. Al mismo tiempo, Miren Rojo se dispone a dar un discurso de agradecimiento, leer un pasaje de su libro y firmar copias en una librería. Una persona anónima deja un sobre dirigido a Miren con las palabras; “¿Quieres jugar?”, escritas en el reverso. En su interior, se oculta una fotografía con un nombre y una fecha. Laura Valdivia, 2012.

Laura fue otra chica perdida a la que jamás se encontró. La policía investigó su desaparición, pero asumieron que se trataba de una fuga voluntaria cuando encontraron su teléfono móvil en una papelera de la estación. Laura dejó huérfano del todo a su hermano pequeño, de nombre Ignacio Valvivia (Hugo Welzel), que quedó al cuidado de sus tíos, Cristóbal (Vicente Romero) y Mercedes (Mari Paz Sayago). Ambos hermanos perdieron a sus padres en un trágico incendio. Laura logró rescatar a duras penas a Nacho, que sufrió quemaduras bastante severas que le dejarían marcas de por vida.

El joven Nacho Valdivia en presencia de sus tíos, Mercedes y Cristóbal en El juego del alma.
El joven Nacho Valdivia en presencia de sus tíos, Mercedes y Cristóbal. /Netflix.

Lógicamente, Miren pica el anzuelo y se pone a realizar averiguaciones y a rebuscar sobre el caso de Laura Valdivia. De forma paralela, regresa de su excedencia al diario Sur y retoma su trabajo, donde se topa con una sorpresa que no le agrada demasiado. El director del periódico, Paco (Paco Ochoa), ha contratado a otro periodista que tiene una carrera impecable y una fama bastante controversial. Jaime Bernal (Miki Esparbé) ahora ocupa el escritorio que solía ser de Miren. Paco quiere que ambos cooperen e indaguen en el asesinato de Alison Hernández para componer un reportaje.

A Miren le gusta trabajar en solitario, y así lo manifiesta, pero no le queda otra opción que aceptar a su nuevo compañero de profesión. Jaime y Miren no se conocían personalmente. Sin embargo, sí que tenían antecedentes el uno del otro. Miren sabe que Jaime trabajaba en Madrid y que tuvo que marcharse de allí por diferencias y problemas con los responsables de la redacción. Además, Jaime proviene de una familia adinerada y su padre es muy reconocido en el mundo de los negocios. También estudió en el colegio de Los Arcos, lo que le convierte en el aliado perfecto para el caso. Jaime ha seguido de cerca los hallazgos de Miren y es consciente de que tiene delante a una periodista de raza.

Tras la resolución de la desaparición de Amaya Martín, Miren se enfocó en redactar su libro y compartir con el mundo su experiencia. Dedicó una de las habitaciones de su apartamento a almacenar y recopilar información sobre desapariciones, secuestros, casos sin resolver y asesinatos. La llamó el almacén de las niñas perdidas. Laura Valdivia es el cebo perfecto para Miren, porque lo mejor que le puedes proporcionar a un investigador nato obsesionado con las causas perdidas es un caso sin resolver, un caso frío.

Los Arcos

Miren indaga con Jaime en el asesinato de Alison Hernández. Trazan un perfil aproximado de cómo era Alison y entrevistan a sus familiares, amigos y compañeros de clase. Descubren que Alison era una buena chica, estudiosa y muy religiosa. Vivía con su abuela, Juana, interpretada por la excelente actriz peruana Norma Martínez, que trabaja como limpiadora en Los Arcos y también es muy adepta de la religión. Los periodistas hablan con ella en repetidas ocasiones y se encuentran con una mujer desconsolada, que se siente culpable por haber traído a su nieta a España con la idea de darle una vida mejor y que no sabe cómo explicar la muerte de Alison a sus padres. La descripción que Juana ofrece de Alison coincide con las aportaciones de sus compañeros de clase y con las declaraciones del director de Los Arcos, Garrido (Luis Callejo).

Jaime y Miren entrevistando a Garrido, director de Los Arcos, en El juego del alma.
Jaime y Miren entrevistando a Garrido, director de Los Arcos. /Netflix.

El personaje de Garrido es un poco particular. El director mantiene una estrecha relación con sus alumnos. Los recibe en su despacho cuando es necesario, escucha sus problemas y guía sus inquietudes divinas hacia lo que él considera el buen camino. Hay división de opiniones sobre Garrido. Algunos, como Cristóbal o la abuela de Alison, creen que es un hombre intachable, de una trayectoria impecable y una fe inquebrantable. Otros, como Nacho Valdivia, piensan que es un charlatán, un imbécil y un tipo raro en general. Se menciona que hay alumnas que se sienten incómodas en su presencia y que evitan quedarse a solas con él. La intención detrás de esto es que percibamos a Garrido como un depredador y funciona. No solo gracias a lo bien escrito que está el personaje, sino a la acertada interpretación de Luis Callejo.

Jaime se aprovecha del hecho de ser un antiguo alumno para acceder al fuerte armado que es Los Arcos, entrevistarse a solas con el director y conversar con algunos de sus excompañeros. Miren le ayuda a seguir la línea de investigación de Alison Hernández, pero se centra más en el caso Valdivia. Miren, al contrario que Jaime y el resto de involucrados en la investigación, cree que los casos de Alison y Laura están conectados y va tirando del hilo. Se entrevista con Garrido, con la abuela de Alison, los tíos de Laura y con Nacho Valdivia. Con este último forja una especie de amistad o conexión.

Cuando Laura Valdivia desapareció, Nacho no era más que un niño. Creció y se crio con sus tíos, a los que se podría definir como fanáticos religiosos. Da la impresión de ser un chico centrado, trabajador, inteligente y maduro para su edad. Miren y él ya se conocían, ya que ella cubrió en su día el caso de Laura Valdivia y le prometió al pequeño Nacho que la encontraría. En el presente, Nacho se considera un juguete roto. La desaparición de su hermana dejó un vacío en su vida que no pudo llenar con ninguna otra persona.

Miren confía lo suficiente en él como para hablarle de la violación que sufrió y del temor resultante de aquel trauma a que las personas se aproximen demasiado a ella. Explica que esa es una de las razones por las que no soporta a su madre. Sabe que la quiere y que se preocupa por ella, y por eso prefiere tenerla lo más lejos posible. Personalmente, opino que Miren tiene un poco de ese complejo de héroe que lleva a los personajes a autosabotearse y sacrificarse para salvar a otros, ya que nadie pudo salvarlos a ellos. Sumado a esto, ocurre una desgracia en la vida de Miren que la conduce a caer en una espiral de depresión y autodestrucción. Su mejor, y me atrevería a decir que único, amigo, Eduardo, fallece de forma repentina mientras está dando clase en la universidad.

Las últimas palabras de Eduardo a Miren describen muy bien el sentido de la segunda temporada de La chica de nieve. Dicen lo siguiente; «El dolor es un arma de doble filo. Pueden convertirte en una buena persona o en todo lo contrario.» Acompañan a la perfección lo que será la investigación y la evolución de Miren Rojo como personaje.

Alison Hernández

El caso de Alison Hernández avanza a pasos de hormiga. Los agentes de policía que ya aparecieron en la temporada uno investigando la desaparición de Amaya están al frente del caso. Chaparro (Marco Cáceres) y Belén Millán (Aixa Villagrán) investigan codo con codo el entorno de Alison. El descubrimiento principal que cambia las tornas se produce en la autopsia del cadáver. Alison estuvo embarazada y abortó. Esto lleva a Belén y a Chaparro hasta la clínica el la que Alison se practicó el aborto y a una organización religiosa que se manifiesta en contra de arrebatar vidas inocentes. Uno de los integrantes de la asociación es Cristóbal, el tío de Laura. La secretaria de la clínica declara que ese hombre esperó y abordó a Alison en una de sus visitas al centro.

Los agentes de policía Belén Millán y Chaparro, compañeros de profesión, codo con codo.
Los agentes Belén Millán y Chaparro, compañeros de profesión. /Netflix.

Mientras la policía da palos de ciego, Miren avanza en sus averiguaciones. Desentierra el juego del alma, aunque no sabe lo que es, y descubre que Alison participó en él. Junto con Jaime Bernal van trazando una línea argumental que explique qué le ocurrió a Alison y qué conexión hay entre su asesinato y la desaparición de Laura. Miren está casi segura de que Laura Valdivia también jugó al juego del alma. El caso de Alison da un giro importante cuando Juana se encuentra la Biblia ensangrentada de su nieta en el despacho del director y avisa a la policía. Garrido declara que alguien está intentando inculparle y ensuciar su nombre. Aunque el hombre parece sospechoso y, tal vez, fuera de todo menos inocente en su juventud, es inocente.

Un aspecto negativo de esta segunda temporada es que Miren va demasiado lejos y se centra mucho más en un caso que en otro. No es disparatado que, durante los seis capítulos con los que cuenta El juego del alma, te cuestiones las decisiones que toma su protagonista en múltiples ocasiones. Mientras que el caso de Alison es el foco principal de la trama, Miren dedica más tiempo, esfuerzo y recursos al de Laura. Yo diría que un ochenta por ciento de la temporada trata de Laura Valdivia y el veinte por ciento restante de Alison Hernández. Lo cual, no está mal. Pero, opino que deberían estar divididos en su justa medida. Considero que, como a Miren le fascinan los casos fríos y desestimados, deja que la policía se ocupe de lo de Alison y ella se enfoca en lo que sabe que nadie más va a investigar.

Miren Rojo con su enorme tablero de investigación en su apartamento.
Miren Rojo frente a su gran trablero de investigación. /Netflix.

El juego del alma

La parte central de la temporada y el núcleo de los problemas, los crímenes y las desapariciones parece reconducir al juego del alma. Dicho juego fue ideado por Andrés Garrido y Alberto Mendoza, que se hacían llamar los Cuervos de Dios, y consistía en poner a prueba la fe de los estudiantes que quisieran postularse al juego. Similar al sistema de una secta en el que, si demuestras tu devoción y compromiso con la causa, vas ascendiendo de posición y categoría con el tiempo. El juego del alma tiene la misma esencia.

Jaime Bernal entrevista a una exprofesora de Los Arcos, de nombre Emilia Pedraza. La mujer le habla de la amistad que existía entre Andrés Garrido, actual director de Los Arcos, y Alberto Mendoza, un empresario muy rico y reputado. Según Emilia, Alberto no era un mal chico, pero se dejó influenciar y llevar por el mal camino por Andrés. Alberto y Andrés fundaron un grupo religioso, llamado los Cuervos de Dios, para discutir y conversar sobre pasajes de la Biblia después de clase. Crearon el juego del alma como un método de seguridad, una red de protección que les asegurase que ningún no creyente se adhiriese a su grupo.

Para formar parte de los Cuervos de Dios, los aspirantes debían afrontar una serie de pruebas. Se sobreentiende que eran muy peligrosas y arriesgadas. En 1983, una de las pruebas se torció y murió una alumna de Los Arcos. Alicia Martos falleció por culpa de Andrés Garrido y de su fanatismo. Sin embargo, el caso jamás llegó a investigarse ni a salir en los medios. Según Pedraza, el asunto se tapó con dinero, ya que en el colegio había muchas familias ricas e influyentes.

Laura Valdivia

Laura Valdivia era alumna de Los Arcos, otra chica que desapareció por arte de magia. Tenía una vida normal. Era huérfana y vivía con sus tíos, Cristóbal y Mercedes, y su hermano pequeño, Nacho. Laura, al igual que todos los miembros de su familia y compañeros de escuela, era muy religiosa. Mantenía una relación amorosa con Tomás Mendoza (Ignacio Montes), hijo de Alberto Mendoza, y ambos parecían muy enamorados. Aunque, según el testimonio de Nacho Valdivia, Tomás se enfadaba con frecuencia y mostraba unos celos enfermizos.

Más tarde, el testimonio de Emilia Pedraza es corroborado por el propio Andrés Garrido. Tras su detención por ser sospechoso en el caso de Alison Hernández y su puesta en libertad, Garrido mantiene una conversación con Jaime. Confirma que fue él junto con Alberto Mendoza quien inventó el juego del alma, pero que lleva más de cuarenta años sin involucrarse en él. No tiene conocimiento de que haya ningún estudiante practicándolo en la actualidad. Admite su responsabilidad en la muerte de Alicia Martos y expresa que ese hecho le ha perseguido desde entonces.

Como Garrido no tiene nada que perder, ya que la junta le va a cesar en su cargo de director, arroja luz sobre el caso Valdivia. Conocía bien a Laura, porque era su tutor y ella confiaba mucho en él. Se reunían periódicamente en su despacho y Laura le hablaba de su familia y de Tomás. Hasta que, un día, le contó que se había enamorado de otra persona, de un hombre mayor. Laura había empezado a verse con Alberto Mendoza, el padre de Tomás, y la cosa parecía bastante seria. Iban a menudo a un lugar al que ella se refería como la Casa Verde. Garrido sostiene que la muerte de Alison Hernández pudo ser por causa del juego del alma, pero que la desaparición de Laura Valdivia no tiene nada que ver con el juego. Así, se rompe la teoría de que los dos casos están conectados.

Jaime y Miren avanzando en la investigación juntos.
Jaime y Miren investigando juntos. /Netflix.

Jaime se reúne con Tomás Mendoza y le comparte la información que ha recopilado. A regañadientes, porque se le rompe por completo la imagen que tenía de su padre, Tomás le envía la ubicación de la Casa Verde. El periodista se sube al coche y se desplaza hacia la finca. Antes de entrar, telefonea a la policía y les cuenta lo que ha descubierto. Se encuentra con un empleado y le pregunta si sabe algo de Laura Valdivia. Alberto Mendoza se presenta en la casa y apunta a la cabeza con una escopeta a Jaime. Mientras el periodista negocia con el empresario y trata de ganar tiempo, los agentes de policía llegan a la escena. Alberto Mendoza se coloca el cañón de la escopeta bajo el mentón y, sin dudarlo dos veces, dispara.

Mendoza opta por quitarse la vida, porque es consciente de que, si enfrentase las consecuencias de sus actos, le aguardaría un largo juicio y una celda fría y solitaria. Podrían acusarle del asesinato de Laura o de su secuestro e, incluso, de algún delito peor debido a que ella era menor de edad cuando desapareció. Alberto Mendoza no solo es una persona lamentable y un hombre cobarde que se escuda tras la religión para justificar sus pecados, también es un padre pésimo. Durante los años posteriores al caso Valdivia, Alberto se empeñó en hacerle creer a Tomás que estaba enloqueciendo y obsesionándose con imaginaciones suyas y delirios. Cuando, en realidad, se veía en secreto con la novia de su hijo. Con todas las letras y sin tapujos, Alberto Mendoza y Laura Valdivia me producen asco.

En un final muy afín y en la misma tonada que el de La chica de nieve, Jaime descubre una casita escondida en un rincón de la finca, que parece habitada. Hay muebles, enseres, ropa y juguetes de niño. Allí viven Laura Valdivia y el hijo que tiene en común con Alberto Mendoza. Laura nunca estuvo desaparecida, perdida ni muerta. Se marchó por voluntad propia y se mantuvo oculta, porque no quería regresar a su vida anterior. En la cantidad de años en que la incógnita de su caso flotó sobre la policía y su familia, jamás se molestó en contactar con su hermano pequeño. Laura era todo lo que le quedaba a la versión infantil de Nacho, que ya había tenido que lidiar con la pérdida de sus padres. Sin embargo, ella no tuvo el corazón suficiente como para compadecerse de él.

La obsesión de Miren

He dejado este tramo para el final, porque es el que más rabia me genera y el que menos me gusta. Considero que el contenido de la segunda temporada es mejor que el de La chica de nieve. El juego del alma me ha mantenido enganchada, intrigada e interesada hasta el capítulo final. Pero, contrariamente a lo que me sucedió en la temporada pasada en la que sí me impactó el desenlace, en cuanto he presenciado las revelaciones del final de El juego del alma me he desilusionado por completo. Habrá quienes piensen que el cierre va acorde con los misterios de la trama, que concluye de una manera lógica e imprevisible. La palabra que se me viene a mi a la mente es, injusta.

Vamos a recapitular un poco. Hemos definido a Miren Rojo como cabezota, impulsiva y alguien capaz de arriesgar su propia integridad física para rescatar a otros. En esta temporada Miren luce todas esas características, pero también muestra ingenuidad, precipitación, ceguera, torpeza y una obsesión imbatible con el caso de Laura. No tengo ningún problema con que Miren se empeñe en desentrañar la desaparición de Laura Valdivia y en llevar a cabo el trabajo que no hacen los policías. Esto ya ocurrió en La chica de nieve. Mi queja es que Miren se ciega a tal punto, que pierde de vista la investigación.

Primero empieza a recibir sobres anónimos con material sobre Alison Hernández, luego alguien le pone el cebo del caso Valdivia y, como un conejo con una zanahoria delante, Miren pica. La mente maestra tras la nueva versión del juego del alma le propone que juegue para liberar su alma y Miren pide obtener información de Laura a cambio. Así, Miren se involucra en un juego que sabe que es muy peligroso y que se ha llevado la vida de otras adolescentes. Opino que la cámara oculta, la intención tras este hecho es que Eduardo ya no sigue con vida, porque si él hubiera estado presente jamás habría permitido que Miren llegase a tales extremos. Eduardo era la única persona a la que Miren consentía acercarse, a la que no expulsaba cuando se aproximaba demasiado a ella y a su dolor y él lo sabía.

Miren y Eduardo, haciendo gala de su complicidad y conexión, en la primera temporada de La chica de nieve.
Miren y Eduardo, haciendo gala de su complicidad y conexión, en la primera temporada de La chica de nieve. /Netflix.

Creo que la pérdida de Eduardo es el soplido que derriba el castillo de naipes, es decir, la causa de que Miren pierda por completo la visión, la razón y la preservación de su seguridad. Como él ya no está para frenarla, ella puede someterse al peligro y arriesgarse. Lo lleva muy lejos, porque, aunque Miren es inteligente, astuta, fuerte e independiente, no es la mujer de acero. Me da la sensación de que nos quieren dar a entender que, como sabemos que la protagonista no va a morir, puede enfrentarse a situaciones que matarían a cualquiera y salir airosa. Me recuerda a una de esas películas de acción, por ejemplo «John Wick«, en las que el protagonista lucha contra cien enemigos a la vez y los vence con un révolver y un cuchillo de cocina. Pero, claro, no me vendas que Miren Rojo es como John Wick.

Miren entra de lleno en el juego del alma. Realiza la primera prueba que es abrirse en la muñeca unos cortes que simulan una cruz. Autolesión que también presentaba Alison Hernández. El segundo rito de iniciación que es enfrentarse a su peor miedo. En el caso de Alison fue saltar por delante de un tren que estaba a punto de pasar. Para Miren es acudir sola a la discoteca en que la drogaron y abusaron sexualmente de ella. Sin tener mucha idea de qué se encontrará, Miren se presenta y acaba siguiendo directrices que la conducen hasta un baño. Ingiere una pastilla blanca que había dentro del cubículo y yo me pregunto; «¿En qué momento de tu vida decides que eso es una buena idea?». Es una decisión francamente estúpida, sobre todo para alguien como Miren que ya ha sufrido traumas similares.

La segunda prueba deja a Miren intacta, pero sin recuerdo alguno de lo que sucedió tras consumir esa pastilla. Entonces comete su tercer error, que también cometemos los espectadores, que es confiar en Nacho Valdivia. Esta parte me parece lógica, debido a que ambos han pasado por calvarios distintos. Sabiendo cuál es la personalidad de Miren, entiendo que se sincere con Nacho en lugar de con Jaime. Pero, y aquí viene la parte que más me molesta, Nacho resulta ser el Cuervo de Dios y, por consiguiente, el cerebro actual tras el juego del alma.

Miren y Nacho Valdivia paseando por la playa y conversando en El juego del alma.
Miren y Nacho Valdivia paseando por la playa. /Netflix.

Las motivaciones de Nacho Valdivia son dos y a cada cual más absurda. Primero, está obsesionado con Miren y con su dolor, en el que se ve reflejado. Segundo, está enfadado con Miren, porque cuando era un niño ella le prometió que encontraría a su hermana y no lo hizo. Nacho, junto con Borja Pineda (Álvaro Díaz), que fue el único superviviente de sus pruebas del dichoso jueguecito del alma y se convirtió en su secuaz, es el responsable de la muerte de Alison Hernández. Intentan hacer con Miren lo mismo que le hicieron a Alison. La llevan a un edificio vacío y la cuelgan de un crucifijo improvisado. Nacho está seguro de que Miren va a aguantar y a superar la prueba. El argumento para asesinar a Alison es que estaba sufriendo mucho y que quisieron poner fin a su agonía.

Al final, Borja acaba muerto y Nacho y Miren peleándose a muerte en la playa, escena que recuerda a la traumática violación que sufrió Miren. Nacho apuñala a Miren. Ella consigue arrebatarle el arma y le acuchilla en repetidas ocasiones. Nacho Valdivia muere por desangrado por las heridas y Miren se debate entre la consciencia y la inconsciencia. Los agentes Belén Millán y Chaparro acuden a su rescate justo a tiempo. Laura Valdivia se digna a salir de su búnker en la Casa Verde y visita la tumba de su hermano en el cementerio. Se encuentra con Jaime y le dice que necesita ver a Miren para disculparse, pero aparentemente Miren se ha borrado del mapa.

En las dos temporadas de La chica de nieve, Miren ha demostrado ser Miren Rojo contra el mundo.
En las dos temporadas de La chica de nieve, Miren ha demostrado ser Miren Rojo contra el mundo. /Netflix.

Nacho Valdivia me parece un villano pésimo. Ojo, no por Hugo Welzel que hace un muy buen papel, sino por el personaje. Su conversión en la mente maestra tras el juego del alma se me antoja el desaprovechamiento absoluto de un personaje que se merecía mucho más. Nacho era un chico centrado, estudioso, con un buen futuro por delante y bastante maduro para su edad. Utilizarle para reinaugurar el juego del alma y vengarse de Miren, porque le prometió cuando tenía seis años que encontraría a su hermana y no lo hizo, me parece un sinsentido. Estoy cansada de que los malos sean siempre los que han sufrido un trauma y en el caso de Nacho me molesta más aún. Nos habían presentado a un muy buen personaje y lo arrojan por la borda sin más.

Otro factor que me incordia es que Eduardo muere porque sí. Nacho le confiesa a Miren que fue el responsable de la muerte de Eduardo con el objetivo de hacerla sentir lo que es perder a alguien. Es comprensible que al final decidan matar a Nacho, ya que, después de todos los crímenes que ha cometido, solo puede acabar de dos maneras; muerto o en la cárcel. El morir lo hace aún más retorcido. No sabrá jamás que su hermana estuvo viva todo ese tiempo y recluida por voluntad propia y Laura no podrá pedirle perdón. Así que, hemos perdido a dos buenos personajes con una sola bala.

¿Tercera temporada?

El éxito y el desenlace de la segunda temporada, prácticamente confirman que existirá una tercera. La trama del juego del alma queda zanjada, al igual que la de La chica de nieve de la temporada uno. Al concluir la temporada dos, se produce una redada policial y hacen alusión a Slide. Slide, que significa tobogán en inglés, es una organización o banda que se dedica a almacenar, distribuir y lucrarse de vídeos de abuso sexual. La violación de Miren fue una de ellas. La grabaron y después lo publicaron, aunque jamás se atrapó a los responsables. En sus propias investigaciones, Miren, ha dado con Slide.

Ese aspecto y el final de la segunda temporada, me hacen pensar que, en la tercera temporada, Miren va a dar caza a los cabecillas y a las personas importantes de Slide hasta desmantelar la organización y no dejar ni los cimientos. Sabemos que Miren es un personaje con un gran sentido de la justicia. No tanto como el Capitán América, pero casi. Me alegraría mucho que, de una vez por todas, haga justicia consigo misma.

Por lo visto, la tercera entrega de Javier Castillo, autor de las novelas que adapta la producción de Netflix, se titula «La grieta del silencio» y se publicó en 2024. Este libro parece ser el final de las aventuras de su protagonista hasta la fecha, aunque no hay nada escrito en piedra. Si Netflix se decide a filmar una tercera temporada, que lo hará, será adaptando la tercera novela. Seguramente, esa tercera temporada será la última de La chica de nieve o debería serlo si resuelven la trama de Slide, ya que el arco de personaje de Miren quedaría completo y sería un cierre bastante apropiado.

Conclusión

La chica de nieve no fue de mis series favoritas. Me gustó y se me hizo interesante como contenido para consumirlo una vez, pero no dos. La actuación de Milena Smit en la primera temporada tampoco me convenció. Noté todo muy estructurado, ortopédico y falso, como si el personaje estuviese leyendo las frases de una pantalla invisible. Sin embargo, después de ver el papel de Smit en «El hoyo 2» me quedaron claras dos cosas; que, tal vez, yo la había juzgado mal o que en La chica de nieve no se veía todo su potencial. En El juego del alma, Milena Smit ha brillado como nunca y me ha encantado su interpretación.

El juego del alma me ha enganchado y fascinado más que la temporada uno, aunque el final me ha decepcionado de forma estrepitosa. Esta temporada sí que accedería a verla dos veces o las que se terciasen. Creo que el misterio está mejor elaborado, es más convincente y que los personajes me han calado más que los de la primera, en la que la mayoría me pasaron desapercibidos. Miren toma decisiones ciertamente cuestionables, pero no deja de ser un muy buen personaje. La única punta que se le puede sacar es el final y la muerte de Eduardo. El resto cumple y mantiene al espectador fijo en la pantalla.

Personalmente, me hace gracia la mofa que hacen de la policía. Llevamos dos temporadas en las que los agentes han sido incapaces de resolver ningún caso y han estado dando palos de ciego por toda la trama. Ha tenido que venir una periodista obsesionada con las desapariciones de menores y los crímenes no resueltos a hacer su trabajo. Además, en El juego del alma queda demostrado que los efectivos policiales son insuficientes y que han hecho la vista gorda con más de una línea de investigación o testimonio, porque tenían mucho ajetreo en la comisaría.

Espero que, en la tercera temporada, Miren se reconcilie con sus demonios internos y consiga alcanzar la paz. Es un personaje que se merece tener un final agradable y no acabar muriendo. También espero que Miki Esparbé vuelva como Jaime Bernal, porque me han encandilado su actuación y su personaje. En un par de años descubriremos en qué fregados se ha metido Miren tras la resolución del caso Valdivia y el enterramiento del juego del alma.

Lo Mejor:

  • ✅ La trama es mucho más interesante que en la primera temporada.
  • ✅ Los nuevos personajes aportan una frescura y novedad muy necesaria y bien recibida.
  • ✅ El elenco actoral hace un trabajo de diez.

Lo Peor:

  • ❌ El final es una decepción ambulante.
  • ❌ El desaprovechamiento o la demolición de determinados personajes que podrían haber aportado mucho más.
  • ❌ La sobreexplotación de la heroicidad de la protagonista, llegando a ser inverosímil.

Autor

  • Avatar de Marina - Wanheda de Los 100

    Mi abuelo me compartió el amor por la escritura. Sus manos ancianas me enseñaron que para escribir hacen falta dos cosas; corazón y verdad. Ya lo dijo Stephen King: "escribe sobre lo que sabes que es cierto". Así, aprendí que la inspiración es el mayor regalo y maldición de un escritor. Hay dos cosas que vería y leería en bucle para el resto de mi vida y son; Harry Potter y Los 100.

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