¿Qué es La dama y el vagabundo?
La dama y el vagabundo, o, en su título original, Lady and the Tramp, constituye el quinceavo largometraje animado de Disney. Fue precedida por otros grandes clásicos como Alicia en el País de las Maravillas, Peter Pan y La cenicienta. Con la única distinción de que, al igual que en Bambi, los protagonistas son animales. Aunque, en esta película sí que aparecen humanos y tienen un rol bastante importante. A Disney debió de funcionarle bien lo de utilizar perros como reclamo y atractivo de la cinta, ya que, seis años después, concretamente en 1961, estrenaron 101 Dálmatas.
El perro suele ser definido como el mejor amigo del hombre. La dama y el vagabundo viene a demostrarnos que el hombre también es la compañía predilecta del perro. Los perros ven en sus dueños a un compañero de juegos, de fechorías y a una fuente constante de diversión. Los cachorros son más revoltosos, hiperactivos y juguetones que los adultos. Pero todos son igual de cariñosos. En la película presenciamos cómo las decisiones que toma el hombre o la mujer afectan enormemente al perro.
Esto se ve reflejado en el personaje de Reina. Especialmente con la llegada de un nuevo integrante a la familia y con las medidas que toman sus dueños. Reina se siente desplazada, reemplazada y muy triste al pensar que sus dos mejores amigos van a dejar de quererla. En contraposición, tenemos a Golfo, que no hay cosa que deteste más que un collar y unas cadenas.

La dama y el vagabundo se estrenó el 16 de junio de 1955 y cuenta con una duración de una hora y dieciséis minutos. Hubo tres directores implicados en su creación; Clyde Geronimi, que también estuvo al frente de proyectos como La cenicienta, Peter Pan y La bella durmiente, Wilfred Jackson, que colaboró en las mismas películas que Geronimi y dirigió varias secuencias de Blancanieves y los siete enanitos y Dumbo, y Hamilton Luske, que participó en la dirección de Pinocho y Fantasía y ejerció como animador. Geronimi, Jackson y Luske trabajaron en más películas de las que he mencionado. Demasiadas como para hablar de todas ellas.
Existe una segunda parte que se estrenó en 2001, bajo el nombre de La dama y el vagabundo II: Las aventuras de Golfillo (Lady and the Tramp II: Scamp’s Adventure). Sigue las aventuras de Golfo, Reina y sus cuatro hijos, tres hembras y un macho. Como de costumbre, en 2019 salió un live action de La dama y el vagabundo, que no he visto y no tengo pensado ver, dirigido por Charlie Bean.
La película original se inspiró en la novela homónima con el mismo título de Ward Greene. Se publicó en 1953, mientras que la peli se presentó en 1955. Tiene un argumento y una historia muy similar al de la película de Disney. Se trata de un cuento infantil que relata el romance entre Lady y Tramp (Reina y Golfo).
¿De dónde surgen la dama y el vagabundo?
La dama y el vagabundo se desarrolla en un pueblo de Estados Unidos. La fecha en la que transcurre su historia no nos es revelada, pero la podemos situar alrededor de finales del siglo XIX y principios de 1900 por el aspecto de los coches, los teléfonos y las calles. El lugar se basa en Marceline, pueblo en el que Walt Disney pasó gran parte de su infancia y del que guarda muy buenos recuerdos. Es un entorno rural, natural y sano. Repleto de granjas, campos, árboles, buena gente y mucho espacio para que los niños puedan ser niños.
Walt se inspiró en sus días en Marceline y en sus propias memorias para crear el ambiente en que se cocinaría la trama de La dama y el vagabundo. Su objetivo con esta cinta animada era recrear la imagen que él tenía de la América perfecta. Nos podemos imaginar que sería un entorno feliz, donde las familias estuvieran compuestas por un matrimonio que se ama, varios hijos y alguna mascota del estilo de Reina.
Lo que yo saco en claro de esta película y de las pretensiones de Disney es que era un hombre que tenía una visión muy clara de las cosas y que buscaba transmitírsela a su público mediante sus proyectos. Opino que le importaba demasiado el resultado final y, evidentemente, el dinero también, pero que disfrutaba más estando satisfecho con su creación.
Todo debe decirse, aunque a menudo no se haga. La idea original para La dama y el vagabundo no pertenece a Walt Disney, sino a Joe Grant. Grant, que falleció en 2005, fue un animador y escritor que trabajó para el estudio de Walt. Estuvo implicado en Pinocho, Fantasía, Dumbo, La bella y la bestia, Aladdin, Pocahontas y muchos más proyectos. Diseñó y dibujo a la Reina Malvada de Blancanieves y los siete enanitos con su apariencia de bruja fea y retorcida.
Joe fue el artífice de la idea para La dama y el vagabundo, ya que tenía como mascota un springer spaniel de características muy similares a las de Reina. Las únicas diferencias entre la dama y la perrita de Joe son que Reina es una cocker spaniel de un marrón de tono miel, mientras que la Lady de Joe era una springer spaniel blanca y marrón. Ambas portaban el mismo nombre; Lady.
A Joe se le ocurrió la idea, porque, al igual que sucede en la película con el matrimonio de Jim y Darling, acababa de tener una hija y el perro fue desplazado para acomodar la llegada del bebé. Estos son los miedos que tiene Reina en la cinta y que le infunden el resto de perros. Entonces, Joe Grant le presentó un boceto de Lady a Walt y a Disney le gustó.
Al principio de la historia, el vagabundo no existía. La única protagonista era Reina. Aunque, la idea de los dichosos gatos siameses sí que les rondaba la cabeza. Esta fue la razón por la que el proyecto quedó congelado durante varios años, ya que Walt consideraba que le faltaba algo. Reina era un personaje adorable y muy carismático, pero se necesitaba otro ingrediente.

Cuando, en 1945, Ward Greene publicó la historia «Happy Dan, the Cynical Dog» en la revista Cosmopolitan, a Walt se le encendió la bombilla. La historieta trataba de un perro callejero que sirvió a Disney de inspiración para inventar al personaje de Golfo. Así, llegó en bandeja de plata el toque que faltaba para que La dama y el vagabundo fuera una película completa y que Lady fuese más que una perrita familiar y achuchable.
La Segunda Guerra Mundial y su final provocaron que muchos de los proyectos del estudio se pausaran y se retrasaran hasta bien entrado el año 1950. En 1950 volvieron con La cenicienta y en 1953 con Peter Pan. Walt Disney le pidió a Ward Greene que escribiera una novela sobre La dama y el vagabundo y el borrador inicial de Joe Grant quedó desbancado, ya que se utilizaría el argumento de la novela para la creación del filme.
Joe Grant dejaría el estudio en 1949, pero regresaría en 1989 para colaborar en muchos de los grandes clásicos de Disney como Aladdin, El Rey León, Pocahontas, Mulan, Fantasia 2000 y La bella y la bestia. También trabajó en Monstruos, S.A de Pixar y se involucró en Chicken Little y Up poco antes de morir.
La trama de La dama y el vagabundo
La película empieza con una frase del humorista estadounidense Josh Billings que me gusta mucho y dice así; «En la historia del mundo solo hay una cosa que el dinero no puede comprar y esta es el movimiento de la cola de un perro«. Considero que es una cita muy sincera y acertada. Los perros son seres extremadamente sensibles que no entienden de egoísmo, chantaje o avaricia. Solo buscan cariño y alguien con quien jugar.
La dama y el vagabundo tiene lugar en un pueblo de Estados Unidos. Jaimito le regala a su esposa, Linda, un cachorro de cocker spaniel por Navidad. La perrita recibe el nombre de Reina y es acogida con mucho afecto e ilusión. Es tan pequeña que a penas puede compararse con la talla de la mano de su amo o de sus pantuflas. Reina se adapta con rapidez a su nuevo hogar y vuelve locos a sus dueños hasta que la dejan dormir en la cama matrimonial con ellos. Me causa especial gracia y ternura la escena en que Reina sube los escalones con suma dificultad y se va escurriendo por la moqueta.
Los meses pasan y Reina ya tiene su collar con placa, su caseta y sus propios huesos que enterrar. Va a visitar a sus amigos y vecinos, Jock, un terrier escocés de color negro, y Triste, un viejo sabueso que ha perdido el sentido del olfato en su mayoría. Ambos la felicitan por la adquisición del collar y se alegran por ella.

En la otra punta de la ciudad, nos encontramos con Golfo (Tramp), un perro de raza mestiza que vive en situación de calle. Golfo es un vagabundo (¡y está orgulloso de serlo!). No hay cosa que deteste más que un collar, una placa, una correa o un cuenco de comida con su nombre. A Golfo le gusta ser libre. Se pasa los días huyendo de los trabajadores de la perrera y alimentándose de las sobras de los restaurantes, sobre todo del italiano de Tony.
Golfo se despierta en la estación de tren y deambula en busca de comida y entretenimiento. Se topa con los empleados de la perrera que han enjaulado a Peggy, una perra de raza pekinesa que solía cantar en los bares, y al bulldog. Los ayuda a liberarse, mientras distrae al hombre, quien lo persigue hasta que le pierde de vista.
El vagabundo termina en el barrio adinerado de Reina escuchando a hurtadillas una conversación ajena. Resulta que la cocker spaniel está bastante preocupada, ya que nota a sus dueños muy extraños. No la hacen caso, no juegan con ella cuando les lleva la pelota y, en vez de llamarla Reina, se refieren a ella como «perro». Triste y Jock la consuelan explicándole que se debe a que Linda está esperando un bebé y que los humanos se comportan de forma rara cuando una criatura se suma a la ecuación familiar.
Golfo aporta su sabiduría callejera y le dice a Reina, textualmente, que cuando el bebé llega el perro se va. Reina perderá su privilegio de dormir junto a sus amos y pasará a vivir confinada en la caseta del jardín, ya que los recién nacidos son muy delicados y los perros son una fuente de bacterias, babas y bichos. Triste y Jock le quitan importancia al asunto y a las palabras del vagabundo. Sin embargo, el tiempo vendría a darle la razón.
Se detalla el transcurso de las estaciones. El otoño con sus hojas secas, el invierno con sus imperdonables nieves y, finalmente, la primavera con la fragancia de las flores y del amor. La nueva incorporación de la casa nace en el mes de abril. Reina no tiene ni la menor idea de qué es un bebé y no lo averigua hasta que Jaimito la alza en brazos y se lo muestra. La cocker spaniel descubre que un bebé es un ser humano en miniatura.

Contrario a las predicciones del vagabundo, todo parece ir bien. Reina no ha sido expulsada de la casa ni reemplazada por el bebé. Sin embargo, la situación se tuerce cuando el matrimonio decide tomarse un descanso e irse de vacaciones a solas. La Tía Sara vendrá a cuidar de su sobrino y de Reina, pero no lo hará sola. Traerá consigo a sus dos gatos siameses, Si y Am, que son muy traviesos y supondrán un dolor de cabeza para Reina.
La Tía Sara odia a los perros. Sus dos mascotas se dedican a sembrar el caos en la vivienda tirando la pecera, destrozando muebles y desgarrando las cortinas. Reina trata de impedírselo y se pone a ladrar. La anciana termina echándole la culpa al perro de la destrucción del hogar y se dirige a una tienda de mascotas para comprarle un bozal. Reina detesta el nuevo artefacto y obstáculo que le han colocado en el morro, así que se escapa y se desorienta.
Reina es perseguida por una jauría de perros callejeros. Golfo la reconoce y la defiende. Se lleva a Reina al zoo municipal para que su buen amigo, el castor, rompa las correas del bozal con su imponente dentadura. Le engañan haciéndole creer que el bozal es una novedosa herramienta para recoger troncos. Como el castor está construyendo un dique, se muestra bastante interesado.
Una vez que Reina es libre de nuevo, Golfo le da un paseo por su realidad en el otro lado del muro y de la ley. La conduce a su restaurante italiano predilecto, donde los buenos de Joe y Tony les sacan un plato hasta arriba de huesos. Sin embargo, al ver que su cliente habitual viene acompañado de una preciosa perrita, les ponen una mesa y les entregan la carta. Golfo y Reina escogen los espaguetis con albóndigas.

Los cocineros cantan y tocan el arcordeón para los enamorados. Al ritmo de «La Bella Notte» sucede la mítica escena en que ambos perros tratan de engullir un mismo espagueti y terminan dándose un beso. Después, dan un romántico paseo bajo la luz de la luna y se duermen a la intemperie, escoltados por un enorme cielo estrellado.
A la mañana siguiente, Golfo decide seguir mostrándole a Reina cómo divertirse. Se cuelan en un gallinero, espantan a las gallinas y corren tras ellas. El dueño sale con un arma para ahuyentarles y Reina es atrapada por un miembro de la perrera. Mientras el vagabundo intenta localizar y rescatar a su dama, Reina acaba metida en una jaula.
El resto de perros del lugar le aseguran que, al tener un collar y una placa, no deberían de tardar en ir a recogerla. Sin embargo, el destino que les aguarda a ellos es mucho más cruento, retorcido e injusto. Le hablan de un perro que siempre se libra de ser capturado y que, no solo es una especie de Houdini en versión perruna, sino que también es un seductor y un galán. Este perro no es otro que Golfo. El vagabundo tiene una fama un tanto cuestionable con las perritas y Reina se indigna al pensar que ha sido una más de muchas.
La dama es recogida por Tía Sara y encadenada a su caseta en mitad de una noche muy oscura. Jock y Triste van a visitar a su amiga con intención de animarla. Golfo aparece con un hueso para Reina a modo de disculpa, pero la cocker spaniel le pide que se marche y le dice que no quiere volver a verle. Golfo se va con las orejas y la cola gacha.
Una rata enorme se cuela en el jardín y pasa por delante de las narices de Reina, que se pone a ladrar como una loca. La rata se mete en la casa una ventana. Los ladridos de la dama alertan a la Tía Sara, que se asoma a la ventana para reñirla, y a Golfo, que decide regresar para ver qué ocurre.
Reina le explica que la rata va a hacer daño al bebé y el vagabundo, sin dudarlo ni un segundo, irrumpe en la casa. Persigue al roedor hasta matarlo y ocasionando un auténtico desastre en la habitación. La cuna del bebé se cae y este se pone a llorar, los jarrones se rompen y los muebles quedan del revés.

El llanto del bebé despierta a Tía Sara justo cuando Reina, que ha conseguido zafarse de las cadenas, se ha acercado a comprobar que el niño esté bien. Tía Sara culpa a los perros del desorden y del incidente. Encierra a Golfo en un armario y a Reina en el sótano y llama por teléfono a la perrera. Jaimito y Linda llegan a la vivienda cuando el empleado de la perrera se está llevando a Golfo atado. Liberan a Reina y ella corre para enseñarles el cadáver de la rata que había intentado herir a su hijo.
La escena de Golfo siendo capturado por fin y marchándose con dirección a la perrera me emociona particularmente, ya que mi perrito guarda una semejanza bastante fuerte con el vagabundo. En ese instante, Golfo renuncia a su tan preciada libertad por ayudar a su querida Reina. Sin embargo, Jock y Triste no se quedan de patas cruzadas. Persiguen el carro por las calles embarradas y Triste demuestra que su olfato aún se mantiene agudo. A su vez, Jaimito, Linda y Reina se montan en el vehículo para interceptar al hombre de la perrera y recuperar a Golfo.
Jock y Triste encuentran el carro primero y asustan a los caballos. La situación tiene una resolución trágica, porque Triste es atropellado y queda atrapado bajo una de las ruedas. Jock aulla de tristeza y Golfo es liberado. Yo no recordaba si Triste fallecía o no, así que ese final me impactó bastante.

Hay un salto temporal a las próximas navidades. Jaimito está intentando sacar una foto de su bebé y sus perros. Golfo lleva su tan rechazado y temido collar y Reina se encuentra más feliz que nunca y mira con orgullo a sus cuatro crías. La dama y el vagabundo han tenido cuatro preciosos cachorros; tres hembras, que son la viva imagen de su madre, y un macho, que tiene el mismo aura traviesa que su padre.
Jock y un convaleciente Triste acuden a visitar a sus amigos. Golfo, Reina y los cachorros se alegran mucho de verlos. El viejo Triste cierra la película al intentar relatar a sus jóvenes sobrinos una anécdota de su abuelo y darse cuenta de que la ha olvidado.
La moraleja de La dama y el vagabundo
Diría que esta cinta hace gala de varias metáforas y de un mensaje admirable para sus espectadores, pequeños y no tan pequeños. En general, reflexiona sobre el aspecto de mascotas abandonadas y de romance entre dos seres de clases sociales y ámbitos distintos. Lo que más me agrada es que transmite la idea de que la familia es lo más importante y con ello no solo se refiere a los humanos que componen el núcleo familiar, sino también a los animales de compañía que residen en el hogar.

Golfo es un personaje muy interesante y una gran lección en sí. No sabemos prácticamente nada sobre su pasado y su historia. Podemos deducir que en algún momento tuvo dueños, llevó un collar y fue abandonado y que por eso se muestra tan reacio a la perspectiva de que le pongan una placa con su nombre y una correa. Le encanta deambular, ser libre y definir todo lo que baña la luz, como diría Mufasa en El rey león, como sus dominios o su hogar. De ahí viene el apodo de vagabundo que da título a la película.
Tramp crece y evoluciona mucho como personaje. Sus ideas de libertad, de una vida nómada y libre de cadenas no son erradas. De hecho, me gustan bastante, ya que considero que son una crítica directa a todas esas personas que adoptan o compran una mascota por capricho y renuncian a ella cuando se les complica la vida. Tal vez esa sea la justificación de que Golfo no se asiente y decida darle una nueva oportunidad a tener dueños hasta que no encuentra a la familia adecuada.
Reina y Golfo difieren en varios puntos. Podría decirse que la dama es una perrita coqueta, refinada, educada y presumida, mientras que el vagabundo es indomable, revoltoso, descontrolado e impulsivo. Esto hace que su historia de amor sea aún más real y rica. Mi parte favorita es que aprenden el uno del otro, ya que Reina logra inculcarle que llevar un collar no tiene nada de malo y no coarta tu libertad y Golfo la enseña a divertirse, a desviarse un poco de las normas y vivir la aventura que es la vida.

Si la película hubiese seguido la trama de dos perros de un mismo barrio y estrato social que se enamoran, habría perdido muchísimo encanto. Reina alberga muchísimo carisma. Pero, en mi opinión, es Golfo quien se lleva el corazón de los espectadores. Juntos, son una mezcla heterogénea y perfecta de lo más positivo de cada espectro.
El mensaje de la familia cala hondo en el corazón. Reina quiere con locura a Jaimito y Linda, que en inglés se llaman Jim Dear y Darling, y siente una fascinación instantánea por el bebé. Golfo está solo en el mundo y acaba por encajar como un guante en el hogar de la dama. Ambos forman su propia familia. Pero, la cosa va aún más allá. Linda y Jaimito adoptan a Golfo y a todos los pequeñuelos de la dama y el vagabundo, convirtiéndose en una familia mucho más que numerosa.
A veces encuentras lo que menos esperas cuando no lo estás buscando. Eso resume a las mil maravillas la relación de Golfo y Reina. Golfo no persigue formar una familia o acomodarse en un hogar cálido y acogedor. Sin embargo, encuentra las dos cosas. Reina tampoco pretende enamorarse ni conocer el interior de una perrera y se enfrenta a ambos retos.
Curiosidades de La dama y el vagabundo
Dos aspectos que pienso que son de agradecer en el ensamblaje final de la película son que estudiaron a profundidad los comportamientos, movimientos y reacciones de distintas razas de perros para obtener una mayor sensación de realismo y que filmaron la película desde una perspectiva baja para detallar mejor el punto de vista de un perro o el ángulo de visión que tiene el animal del mundo.
La curiosidad que encuentro más interesante y divertida es que a Walt Disney no le gustaba la escena de Reina y Golfo comiendo espaguetis en una cena romántica. Él pensaba que no tenía mucho sentido que dos canes se enamorasen de ese modo. Sin embargo, el animador Frank Thomas le demostró que se equivocaba al montar la escena por su cuenta y entregársela. Walt se convenció de incluirla y menos mal que lo hizo, ya que es una de las más icónicas de la cinta.
Los animadores utilizaron como referencia sus propias expresiones y gestos para reflejarlas en los perros, ya que estos no son tan expresivos como los humanos. Los animales que protagonizan la cinta fueron llevados al estudio para una observación más clara y detallada y una adaptación más fiable.
El personaje de Tramp, que tardó bastante más que Reina en aparecer en los bocetos y en las mentes de los ilustradores, originalmente llevaba una mancha oscura en un ojo con intención de darle más apariencia de duro. Sin embargo, esta idea fue descartada.
La música fue compuesta por Oliver Wallace. Peggy Lee, que fue una actriz, cantante y compositora estadounidense y que falleció en 2002, también elaboró canciones junto con Sonny Burke. Peggy le puso voz a la perrita Peg, a los gatos siameses Si y Am y a Linda. Además, cantó varias canciones como; «La la lu», «¿Qué es un bebé?», «La canción de los gatos siameses» y «Es un vagabundo».
Otro punto digno de mención, que no es una curiosidad de la película, pero sí algo que resaltar, especialmente para los amantes de los videojuegos, son las similitudes que existen entre el juego Stars In The Trash (del cual tenemos una crítica en la web) y la estética de a película. El juego de Stars In The Trash es muy cortito y ameno. Pertenece a Valhalla Cats, un estudio murciano independiente que también es responsable de The Purring Quest.
En Stars In The Trash el protagonista es el gatito Moka y no un perro. Aún así, me recuerda mucho a la animación, colores y diseños de La dama y el vagabundo y no quería dejar de mencionarlo. Si no habéis jugado a Stars In The Trash, dadle una oportunidad, porque merece la pena.
Conclusión
Antes de concluir esta retro-crítica, quisiera matizar que La dama y el vagabundo se lleva cuatro estrellas porque me parece una película perfecta. No es que sea mejor o peor que sus antecesoras en aspecto de historia, animación o personajes. Sino que, en lo que a mis gustos personales se refiere, tiene un mensaje que me encanta, es apta para todos los públicos y cuenta con un final feliz.
Desde luego que, como El rey león, La bella durmiente, 101 dálmatas o La cenicienta, que son de mis pelis favoritas, y cualquier otro clásico de Disney, La dama y el vagabundo da la talla de sobra. Tiene todo lo que a uno se le ocurriría pedir en una película; una buena historia, personajes interesantes y evolutivos a los que se les coge mucho cariño (en especial a Golfo y a Triste después del susto que nos da), un final feliz bien ejecutado y con lógica y un mensaje que da pie a la reflexión.
En cuanto a películas cuyos protagonistas son animales, como Dumbo, Bambi y otras que van más adelante en el tiempo, esta me parece de las mejores. Diría que me gusta más que Bambi, Dumbo y 101 dálmatas, pero menos que El rey león. Aunque cada clásico nos ofrece una premisa diferente, con otros tipos de animales y una enseñanza distinta, todas laten en un mismo corazón.
Lo único que tienen en común 101 dálmatas y La dama y el vagabundo es que sus protagonistas son perros y el hincapié que se hace en el tema de la familia. La verdad es que pienso que El rey león de 1994 es insuperable y, probablemente, el mejor clásico de Disney hasta la fecha. La dama y el vagabundo no se queda atrás. Como película es una reliquia y como recuerdo es un pequeño tesoro de la infancia que, gracias a la amplitud del catálogo de Disney, podemos revivir en cualquier momento.
Lo Mejor:
- ✅ La ambientación romantizada de la América de principios de los noventa.
- ✅ El romance entre dos perros de clases sociales completamente distintas.
- ✅ La emoción que provoca en el espectador y el destacamiento de la importancia de la familia.
Lo Peor:
- ❌ La falta de contexto del pasado de Golfo.
- ❌ El poco protagonismo de Jock y Triste.
- ❌ La película se hace muy corta para todo lo que busca contar.