La mejor serie en lo que va de año
Todo una sorpresa. Esta es la frase con la que he acabado al ver numerosas series del catálogo de originales de Apple TV+. En este caso, iba con las expectativas un punto por encima, pues el boca a boca ha ido surtiendo efecto, porque si es por el marketing de la plataforma, todas sus series se quedarían estancadas para siempre. The Studio es el último éxito, al menos a nivel de críticas e intuyo que de audiencia no habrá ido mal, pues ha sido renovada para una segunda temporada.
Son 10 capítulos que rondan la media hora y que dan ganas de vérselos de una tirada. Es una comedia muy ágil que no deja de sorprender con cada episodio, funcionando todos como pequeñas películas autoconclusivas. La premisa nos lleva a Hollywood, más concretamente a uno de los estudios más grandes, al menos en la ficción, Continental Studios. Es aquí donde seguiremos a Matt Remick (Seth Rogen), el proclamado nuevo director, en la difícil tarea que es compaginar múltiples proyectos al mismo tiempo que busca hacer cine de verdad y no películas sin alma.
Si hay alguien que lleva la batuta en el show, ese es Seth Rogen. No solo la protagoniza, sino que es el creador, director y productor ejecutivo. Un todoterreno. Eso sí, si por algo se le ha conocido de siempre es por comediante. Además, dobla multitud de películas de animación, como Mufasa: el rey león (2024), La fiesta de las salchichas (2016) o Super Mario Bros.: La película (2023). Su relación con Apple TV+ viene de otra comedia que protagonizó llamada Platónico (2023).
Del cast recurrente, pues hay varios actores y directores famosos que hacen de ellos mismos, pero entran y salen, me quedo con Ike Barinholt, que me ha parecido que hace al personaje más gracioso de la serie. Aunque no hay que desmerecer al resto, pues tanto Chase Sui Wonders, Kathryn Hahn (Agatha en Agatha, ¿quién si no?), el mítico Bryan Cranston o la siempre brillante Catherine O’Hara están a un altísimo nivel.
Una serie para cinéfilos
Todos sabemos los problemas por los que pasa la actualidad del cine, y más concretamente de Hollywood. La obcecación por los remakes y la pérdida de originalidad, las sagas interminables de películas clónicas, la búsqueda del beneficio económico gastando más en marketing que en la propia película, el evitar ser lo más mínimamente polémico, contentando a todas las razas, etnias, religiones, seres humanos o seres vivos del planeta, etc. Pues bien, todos estos, y más, están representados en The Studio.
La premisa que se nos presenta en el primer episodio, el más largo de la temporada con 44 minutos de duración, es la de un cambio en la dirección de Continental Studios. Se trata de uno de los estudios más grandes de Hollywood que trabaja con los mejores actores y directores del momento. En cuanto Matt Remick, uno de los ejecutivos, se entera de que la directora actual, Patty Leigh (Catherine O’Hara) ha sido despedida por el CEO Griffin Mill (Bryan Cranston) no puede contener la emoción por postularse como el próximo director ejecutivo.

Aquí es donde se ve cómo de caníbal es la industria cinematográfica, pues la alegría que siente al saber que una amiga es despedida, pero que le puede favorecer, es de tener poca humanidad. Pues bien, el puesto es suyo, pero no sin antes bajarse los pantalones ante el CEO, mintiéndole en la cara y aceptando la realidad del cine actual. A él le gusta el buen cine, los grandes clásicos que han hecho grande al medio y odia justo lo que le ordenan: buscar beneficio por encima de cualquier cosa.
De hecho, su primer proyecto es hacer una película de Kool-Aid, la marca de mezcla de polvo para bebidas. El primer conflicto y sobre el que orbita el resto del capítulo es qué director escoger para una película de animación sobre una jarra de refresco con ojos. Por un lado, él sigue en su idea de hacer cine trascendental, por lo que opta por Martin Scorsese. Mientras tanto, otros del estudio eligen a alguien dedicado al cine de humor absurdo como Nicholas Stoller, al que le sentaría mejor una película sobre Kool-Aid.
Es aquí donde creo que puede existir un conflicto para el espectador que no conozca demasiado de la industria del cine, pues me parece necesario saber quienes son ambos directores y por qué son tan diferentes para que te haga gracia. Por otro lado, si estás metido, es un auténtico lujo ver a estas personalidades del cine actuar de ellos mismos, teniendo siempre a alguien nuevo en cada episodio.
Crítica sobre el cine haciendo buen cine
Esto es solo la premisa del primer capítulo, pues cada uno se comporta de una forma totalmente independiente al resto. De esta forma, vemos cómo el estudio abarca cada vez más proyectos de todo tipo, evolucionando hasta dos episodios finales interconectados que hacen de cierre inmejorable para la serie.
Una de las facetas que más me ha gustado es su ritmo. Es muy frenética. Hasta el punto de que todo va en favor de esto, empezando por la forma de conectar varios planos secuencia en todos y cada uno de los capítulos. Porque sí, los cortes existen únicamente para cambiar de escena. Esto, sumado a una banda sonora que mete presión a la trama y unos diálogos tan mordaces como rápidos, la serie no deja un respiro en ningún momento.

Y es que me parece que esta serie no solo respira buen cine por los increíbles actores y directores que aparecen en forma de cameo, o por rodarse en pleno Hollywood, ni siquiera por la propia temática de seguir a un estudio de cine. Es un ejemplo de buen cine por cómo está rodada, por todas las actuaciones tanto de principales como de secundarios y por un guion tan inteligente como accesible.
Una comedia de las que sí tienen gracia
Estoy harto de las series que se autodenominan comedias y tienen el mismo sentido del humor que el olor que desprende una nevera con leche derramada en su interior. Sí, el humor es subjetivo y cada uno tiene el suyo, pero esta sí se esfuerza para sacar, como poco, una risa al espectador.
Esto es algo que sabe llevar a las mil maravillas el cómico Seth Rogen. Es probable que su personaje te caiga mal de primeras, siempre queriendo agradar y metiendo la pata en dos de cada tres intervenciones. Pero es que no he podido evitar reír a carcajadas tanto con él, como con su segundo al mando, Sal Saperstein (Ike Barinholtz). Este sí es un personaje que cae bien a la gente porque es natural, dice lo que piensa y tiene un magnetismo innato. Eso sí, a la mínima que puede no duda en meterse de todo menos algo saludable.

El segundo capítulo de la temporada, titulado “El plano secuencia” es un ejemplo perfecto de lo que es la serie, además de ser el mejor de todos. La acción transcurre durante la grabación de un importante plano secuencia para una película protagonizada por Greta Lee, Vidas pasadas (2023) y dirigida por Sarah Polley. Pues bien, la directora no quiere ni que Matt se acerque al rodaje porque sabe que es más pesado que un elefante.
Es tan apasionado por el cine, que no deja de entrometerse, de sugerir cambios en el guion, de hablar con los actores, de murmurar mientras se rueda… Es un liante de campeonato al que encima no se le puede decir nada porque es el “jefe”. Ahora bien, no creo que lo haga con mala intención, de hecho, él siente que hace lo correcto en pos de la película. Claro, todo esto empeora a cada minuto que pasa porque el plano secuencia necesita de un sol al que cada vez le queda menos tiempo para desaparecer.

Pues como este capítulo, son prácticamente todos. Auténticas liadas que poco a poco se van yendo de control. Ver a Zoë Kravitz colocada por comer bizcochos que ha preparado el propio Matt o la desaparición de un rollo de película en la que Matt se viste de auténtico detective y tiene como primer sospechoso a Zac Efron, cambiando incluso el tono de la serie. Son momentos absurdos uno detrás de otro, pero que te llegas a creer que puedan pasar en Hollywood.
Matt no es el único personaje que se ve sumergido en esta vorágine de estropear todo lo que toca, sino que sus compañeros ejecutivos no son mejores que él. Por ejemplo, en el capítulo 5, “La Guerra” hay un enfrentamiento directo entre Sal y Quinn por ver quién se queda con un mejor puesto dentro de la empresa. Una situación que se vuelve cada vez más disparatada hasta provocar un accidente en el set de Netflix con un burrito. En definitiva, llegas a cada capítulo sin tener la más mínima idea de lo que van a presenciar tus ojos.
Conclusión
The Studio es otra de las grandes sorpresas que nos ha dado el catálogo de Apple TV+. Aunque esto empieza a dejar de ser noticia cuando, por méritos propios, se está convirtiendo en una de las plataformas de Streaming con más calidad en sus producciones. La serie nos lleva a las entrañas de Hollywood a través de Continental Studios, uno de los estudios cinematográficos más importantes del mundo. Ahí seguiremos a Matt Remick (Seth Rogen) el nuevo director ejecutivo responsable de seleccionar y dirigir los próximos proyectos que llegarán a la gran pantalla.
Estamos ante una comedia sobre la propia industria del cine, haciendo una crítica mordaz, pero con mucho sentido del humor a todas las malas prácticas que cada vez inundan más Hollywood. Remakes innecesarios, películas que son en realidad un anuncio alargado, la extenuante búsqueda de dar visibilidad a todas las etnias en cualquier película o la búsqueda de rédito económico por encima de la calidad de las películas. Y es que mientras que el CEO del estudio busca hacer pelis, a Matt le gustaría hacer cine. Es por esto que salen a la luz conflictos como qué director escoger para una película de Kool-Aid entre Martin Scorsese o a Nicholas Stoller.
La serie respira cine desde que entras en el capítulo hasta que se acaba. Hay multitud de cameos y directores famosos como Zac Efron, Zoë Kravitz, el propio Scorsese o Anthony Mackie. Es un no parar. Y es que para disfrutar por completo la serie hay que saber un mínimo tanto del cine actual como de la industria. Es ahí donde te atrapa por completo.
Seth Rogen está muy divertido en el papel de jefe bienqueda y demasiado entrometido pero que hace todo de buena fe. Es un personaje que no deja de meter la pata, aunque no está solo. Su equipo ejecutivo no es mejor que él, destrozando sets de grabación de Netflix por lanzar un burrito o liándola con el cast de una película al cambiarlo por completo solo por dar diversidad. Son 10 capítulos de alrededor de 30 minutos de duración muy frenéticos, tanto en sus rápidos diálogos, banda sonora que no hace más que meter más sensación de inmediatez y por rodar todas las escenas en plano secuencia.
Es una crítica sobre el cine al mismo tiempo que hace buen cine. Un imprescindible del catálogo de Apple TV+ para aquellos que aman el séptimo arte y al mismo tiempo quieren reírse de sus miserias sin perderle el respeto. Es, por el momento, la mejor serie de 2025 y tiene confirmada una segunda temporada que ojalá mantenga el nivel de esta primera. Si con esto no os he dado ganas de verla, que sepáis que Zack Snyder aparece solo para autoparodiar sus “Snyder Cut”.
Lo Mejor:
- ✅ Las constantes referencias y cameos de la industria del cine.
- ✅ Una comedia de las que sí hacen gracia.
- ✅ El frenetismo de cada capítulo gracias a las actuaciones, guion, rodaje en plano secuencia y música vertiginosa.
Lo Peor:
- ❌ Si no estás muy puesto en la industria del cine, tanto por dentro como por fuera, te perderás multitud de chistes.