Un precioso baile entre honor y fantasma
Sucker Punch Productions es un estudio al que tengo mucho aprecio. Fueron los creadores de la saga Sly Cooper allá por 2002, con una trilogía en Playstation 2 a la que siempre tendré un gran cariño. Perdí la cuenta de las veces que completé Sly 2 y 3. Eran juegos que te cautivaban con unos personajes, escenarios, misiones e historia que te ponían una sonrisa en la boca en cada minuto jugado.
Más tarde pude disfrutar del primero y del cuarto en Psvita, los cuales me gustaron mucho, aunque nunca llegarona a alcanzar a los dos anteriores, no sé si por nostalgia o porque realmente su historia y escenarios fueron mejores. Más tarde hicieron los Infamous en PS3 y PS4, de los cuales solo jugué a Second Son años después de su salida y no me consiguió impactar lo que a otros, con un mundo abierto repetitivo y unas mecánicas que se agotaban rápido. Eso sí, se veía realmente bien y los efectos de partículas eran espectaculares.
Dejando atrás la saga Infamous, Sucker Punch decidió crear un título más ambicioso aún, un mundo abierto en el japón feudal. Esto es una idea que en 2020, fecha de salida del juego original, no estaba realmente explotada, con lo atractiva que es y las posibilidades jugables que ofrece. Teníamos Sekiro, pero este tira más al combate, con niveles más cerrados y con mucha fantasía, al igual que los Nioh. Este es uno de los muchos motivos por los que este juego ha destacado tanto en los últimos años.
La versión original de Ghost of Tsushima fue lanzada en PS4 y yo tuve la oportunidad de jugarla hasta mediados del acto 2, momento en el que me pasé a jugar en PC y dejé olvidada aquella partida hasta día de hoy. Por fin tenemos en nuestras manos la versión para ordenadores en su edición Director’s Cut, la cual trae una gran expansión que luego detallaremos. Aparte de esta versión, está contemplada la salida de una película con Chad Stahelski, director de John Wick, la cual me genera bastante curiosidad.
La historia del juego tiene como eje central la dualidad interna de Jin Sakai, el protagonista de la historia. En ella tendrá que decidir si seguir el código de honor de Samurái, que ha aprendido de su padre y tío, o seguir el camino del fantasma, utilizando otros medios como el ataque sigiloso por la espalda y el veneno para acabar con sus enemigos y perder el menor número de aliados posibles. Este cruce de ideales lo tendrá con su tío, el señor Shimura, ya que es un samurái muy estricto con el código. Esto hará que pierda la gran batalla del prólogo por ir con un ataque directo contra las tropas mongolas.
La trama se va desarrollando a través de grandes misiones principales, que se dividen en tres actos. El último de ellos es el más corto e iremos subiendo hacia al norte a medida que avancemos en la trama principal. Aparte de las principales tendremos varios relatos secundarios. En ellos se incluyen los de personaje, generales y míticos. Estos últimos los que más me han gustado, debido a que se tratan de historias legendarias de grandes espadachines, arqueros o samuráis que tienen una interesante historia detrás y desbloquean nuevas habilidades o piezas de equipo muy valiosas.
La mejor parte del juego viene en el mundo. Pero no me refiero a las actividades secundarias que acaban volviéndose repetitivas. Entre ellas existen seguir a un zorro a su madriguera, baños termales que aumentan la salud permanentemente, santuarios que desbloquean nuevos talismanes o brotes de bambú que habrá que cortar siguiendo una serie de botones del mando. Me refiero a lo espectacularmente precioso que es. Todos esos paseos a caballo por los extensos campos de flores, grandes bosques con hojas cayendo y flotando alrededor tuya o extensas llanuras de trigo con el amanecer de fondo. Esas estampas que hacen que no sueltes el modo foto para conservar esas imágenes siempre en la retina.
Otro aspecto que lo diferencia del mundo abierto genérico es la manera de desplazarse por el mapa. En este caso no tienes todos los marcadores desbloqueados nada más comenzar. Aquí te los encuentras caminando y ahí se desbloquean. Esto hace que sea mucho menos agobiante y den ganas de ir haciendo toda actividad que te encuentres. Ya que además se hacen en cuestión de un minuto muchas de ellas. Para llegar a un objetivo que tengas marcado en el mapa, tendrás que deslizar hacia arriba la pantalla táctil del DualSense, lo que creará unas oleadas de viento que te indicarán hacia donde ir. Es un método realmente bueno para evitar marcadores innecesarios y dejar la pantalla limpia, dejándote apreciar su maravilloso mundo sin manchas en medio.
El combate me ha parecido bastante mejor que la media general de este tipo de juegos. Tendremos nuestra Katana con la que hacer Parry, bloqueos y cambiar entre cuatro posturas diferentes para adecuarse al enemigo que tengamos en frente. Además, tendremos el arco y otro tipo de objetos arrojables como Kunais o bombas de humo. Es muy gratificante que te rodeen varios enemigos y tu contrarrestar todos sus ataques con esquivas, parrys y contraataques. Esto crea una experiencia gratificante y que no cansa durante las muchas horas que pasaremos enfrentándonos a mongoles.
Si lo tuyo no es el combate directo y prefieres ir en sigilo aquí tendrás varias herramientas para ello. Como buen fantasma tendrás un tantō que servirá para ejecutar de forma silenciosa a los enemigos. También contarás con una visión especial con la que ver a todos los enemigos a través de las paredes en un amplio rango. Esto te permite trazar una estrategia de aniquilación en las sombras. Me ha parecido una forma de jugar funcional, aunque no la he explotado mucho, ya que me gusta más la acción directa.
El personaje se podrá ir mejorando tanto en equipo, subiendo el daño a la Katana y al tantō y mejorando la armadura que más te guste, o activando habilidades pasivas ganando puntos de técnica cada vez que subes de nivel. Toda esta progresión puede hacer que tu personaje obtenga mucho poder y aun jugando en difícil acabe siendo un paseo si exploras mucho el mundo. Aun así habrá algún enfrentamiento más complicado en duelos uno contra uno, los cuales dan de los mejores momentos con Katana en mano.
Como he dicho antes, esta edición cuenta con una gran expansión que salió en 2021, llamada Iki Island, la cual trae nueva historia, minijuegos, tipos de enemigos y mucho más. Me ha parecido realmente refrescante respecto al juego original, me gusta el mapa más concentrado y menos extenso, con más actividades que hacer por metro cuadrado y, siendo la mayoría nuevas, dan un plus a la exploración.
Además, trata temas oníricos y es más fantasiosa que el título base y los escenarios siguen siendo igual de bonitos, o más. Este tipo de expansiones que está haciendo Sony con sus mundos abiertos me parecen muy interesantes y siempre son divertidas, ya lo fueron Frozen Wilds y Burning Shores con Horizon y hasta los DLC de Spider-Man estuvieron muy bien. Al final experiencias más concentradas se diluyen menos y no por hacer más es mejor, algo de lo que debería tomar nota la industria en general.
En cuanto al rendimiento en PC, he de decir que Nixxes ha vuelto a hacer un gran trabajo. Cuenta con multitud de opciones gráficas, DLSS y hasta Frame Gen de AMD. Este último funciona con Nvidia de manera perfecta y da una gran fluidez hasta en los momentos más exigentes. Por contra, tiene algunos bugs, como uno en el que se cortan los efectos sonoros por un tiempo (esto solo me ha pasado en el DLC). También cuenta con algunas unas bajadas de rendimiento si juegas más de una hora de seguido. Nixxes está sacando parches poco a poco, así que se espera que todos estos problemas acaben solucionándose.
En conclusión, Ghost of Tsushima es la aventura definitiva en esta ambientación, con una gran historia y personajes muy bien escritos. Tiene un combate divertido y un mundo que querrás explorar entero solo para guardar sus estampas en tu memoria. Muy bien lo van a tener que hacer los siguientes que se atrevan con el Japón feudal para destronar al actual Shogun.
De
